Temas bravos para el 2009

martes, 30 de diciembre de 2008

Apenas un día para que termine el 2008 y, lógicamente, se impone un balance de lo que fue este año y –más importante- alguna estimación sobre el próximo, que todo indica se viene bravo. Muchos temas críticos y poco espacio, así que veamos aquellos que, en mi opinión, de cajón habrá que monitorear durante el 2009.

Pobreza: la economía siguió creciendo el 2008, lo que debió contribuir a reducir la pobreza, pero recordemos que los precios de muchos productos básicos –como alimentos- y servicios se dispararon: acorde al INEI, hasta noviembre la inflación acumulada en tubérculos fue nada menos que 39%, en leguminosas 20% y en aceites 18%. Como se sabe, la inflación afecta más a los más pobres, y aunque aún no hay cifras para el 2008, ya organismos internacionales como la CEPAL y la FAO advierten que la pobreza en Latinoamérica viene creciendo. ¿Y en el Perú?

Con la desaceleración económica que se nos viene, habrá que hilar muy fino. Aquí urge revisar el funcionamiento de los programas sociales –particularmente “Juntos”- para asegurar su efectividad. Y antes que andar creando nuevos programas, hay que fortalecer los existentes, especialmente el Vaso de Leche y los Comedores Populares, que cuentan con un nivel de cobertura inigualado: tan sólo el Vaso de Leche atiende a 5 millones de personas.

Política agraria: hemos perdido 2 valiosos años con la tristemente famosa “Sierra Exportadora” y esa quimera de que basta y sobra con la exportación para sacar adelante a millón y medio de familias campesinas. Ahora vamos por el segundo round con “Sierra Productiva”. Ojala esta vez se entienda que nuestra agricultura esta ligada al mercado interno, que su mayor potencialidad esta en la producción de alimentos (granos, tubérculos), que la solución no pasa por resucitar al gamonalismo, que la capacitación del productor es esencial, que se requiere masiva inversión en infraestructura rural. ¿Santa Rosita, algún día tendremos una política agraria coherente y perseverante?

Balanza comercial: entre el alza de precios de las importaciones y la caída de precios de las exportaciones, nuestra balanza comercial se fue al piso el 2008. Las perspectivas para el 2009 no son mucho mejores porque aunque los precios de los productos importados ahora están cayendo, lo mismo esta pasando con los precios de los exportados. ADEX ya esta pronosticando una caída de más del 10% en el valor de nuestras exportaciones para el próximo año.

¿Qué hacer? Una primera medida –así asuste a muchos- tendría que ser dejar que el sol se devalúe, sincerar el tipo de cambio, para estimular la competitividad de las exportaciones y mitigar importaciones. Por cierto, también ya es hora de revisar las rebajitas de aranceles de Carranza, esas picardías de último minuto que mayormente beneficiaron a los oligopolios importadores.

Ingresos fiscales: la luna de miel con los tributos mineros se acabo, al menos para el 2009. Como de costumbre, no se aprovechó el tiempo de las vacas gordas para asumir una verdadera reforma tributaria y ahora la situación del fisco está bien, pero bien complicada; sino véanlo a “modulado” Valdivieso peleándose a cuchillo por su tajada de las gratificaciones de trabajadores y empleados.

Ojala de aquí al 2011 se emprenda la tantas veces pospuesta reforma que permita elevar la presión tributaria a por lo menos el 18% del PBI, meta a la que literalmente todos los partidos y gremios se comprometieron mediante el Acuerdo Nacional, años atrás (y que por supuesto, ahora nadie quiere recordar). Guste o no guste, necesitamos fortalecer la tributación si queremos tener un balance presupuestal sostenible, no sólo para el 2009 sino para más adelante. ¿O qué prefieren? ¿Otra vez maquinita como en los años 80? ¿Endeudarnos a diestra y siniestra? No sean malos.

Propuesta de Programa anti-crisis

lunes, 22 de diciembre de 2008


1. Diagnóstico
La crisis internacional es la más severa en décadas. No estamos blindados, la crisis afectará fuertemente al Perú, aunque hemos acumulado reservas internacionales, la deuda pública se ha reducido y tiene mejor perfil, y del sistema financiero es buena, el gobierno nos ha puesto en una situación vulnerable de desequilibrio externo (por la rebaja de aranceles y retraso cambiario), débil base tributaria (al no aplicar una reforma tributaria), alta pobreza y desigualdad (poco y mal gasto social e inexistencia de políticas redistributivas), y debilidad general del estado (al no haberse avanzado en la reforma del Estado).

La crisis internacional ya está afectando al Perú. Los precios de los metales se han reducido fuertemente y las empresas mineras están postergando o cortando inversiones y despidiendo trabajadores. Las empresas textiles han perdido mercados externos e interno, y han despedido miles de trabajadores. Las empresas y los pequeños productores de agroexportación han visto los precios de sus productos caer y no pueden colocar toda su producción. Los precios agropecuarios en el mercado interno empiezan a caer, afectando a los productores. Las tasas de interés han subido, encareciendo el crédito y aumentando las cuotas de pago de cientos de miles de prestatarios. 6 mil millones de dólares de RIN ya se han perdido del BCR, por los capitales que salen del país. La Bolsa de Valores ha caído en 60%, y los fondos de pensiones en 30%, afectando a miles de pensionistas y a cientos de miles de afiliados.

El paquete anti-crisis del gobierno es tardío, mentiroso, inequitativo, insuficiente y arriesgado. Es tardío porque demoró meses valiosos en presentarlo. Es mentiroso porque de los 10 mil millones de soles anunciados, al menos el 40% ya estaba programado presupuestalmente. Es inequitativo porque se concentra en inversiones públicas orientadas a grandes empresas y en mejorar las condiciones de este sector, prestando poca o nula atención a la agricultura y las mypes donde trabajan la mayoría de peruanos, no atender el empleo y los salarios, y mantener un gasto social reducido. Es insuficiente porque, dado el retraso y la demoras previsibles en las inversiones, posiblemente no contenga la crisis, y deja sin atender muchos sectores productivos. Es arriesgado porque agravará el desequilibrio externo, no planteando más alternativas al respecto que el uso de las reservas internacionales, confiando en que a nivel mundial la crisis se solucionará con rapidez y con eso se reestablecerán las condiciones de precio y mercado para nuestras exportaciones, lo que no es para nada seguro.


2. Objetivos de un Plan popular Anti-Crisis
I. Mantener un crecimiento del 5% anual en 2009 y 2010.
II. Lograr un déficit en cuenta corriente de no más de 1% del PBI y una pérdida de reservas de no más de 5 mil millones de dólares adicionales.
III. Mantener los niveles de empleo y salarios y defender los ingresos campesinos y de pequeños productores agropecuarios.
IV. Evitar un aumento en las cifras de pobreza y mejorar las redes de protección social, la educación y la salud.
V. Evitar que los conflictos sociales se multipliquen y agudicen, poniendo en riesgo la gobernabilidad y la inversión.


3. Programa macroeconómico
Política Fiscal

A. Aumentar el gasto público en infraestructura, pequeñas obras con empleo temporal y gasto social del orden del 2% del PBI (US$ 2,500 millones) en el 2009. De esta manera se mantendría la demanda interna, se promovería el desarrollo y se protegería a los más pobres. Mantener la demanda interna es fundamental para que las empresas puedan seguir vendiendo y de esa manera dar empleo, y para mantener el mercado para las mypes y agricultores. Este gasto público adicional deberá aplicarse principalmente de manera descentralizada, mediante los gobiernos regionales y los municipios en un 80%, con atención a compensar las regiones más afectadas por la crisis y por la pérdida del canon.

B. Rebalancear los ingresos tributarios en un sentido redistributivo y reactivador, reduciendo los impuestos y aportes al fondo de estabilización de los combustibles (con lo que se reducen los precios de los combustibles), y aumentando los ingresos provenientes de aranceles (reestableciendo los vigentes a julio 2006 y postergando la aplicación del TLC con Estados Unidos y China) y sobretasas anti-dumping. Establecer también un impuesto extraordinario al patrimonio de las empresas mineras, como forma de captar ingresos de este sector que obtuvo ingresos extraordinarios los años anteriores. La reducción de impuestos y precios de los combustibles devolverá ingresos a las familias y a las empresas, aumentando la demanda y la competitividad, y ayudando a abatir la inflación. El aumento de aranceles servirá para proteger el mercado interno para la industria y agricultura nacionales. Esto, junto a los impuestos extraordinarios, permitirá amenguar la fuerte reducción en los ingresos tributarios que provocará la crisis.

Política monetaria y cambiaria
C. Mantener la política orientada a evitar una reducción del crédito proveyendo de liquidez a los bancos. Si resultara necesario un apoyo de capital (patrimonio) de los bancos, otorgarlo a condición de una participación estatal en su accionariado y directorio. Establecer programas especiales para dar crédito al agro y las mypes, y para refinanciar a quienes lo necesiten, buscando una reducción de los intereses a estos sectores. Establecer un porgrama especial para ampliar los créditos hipotecarios a sectores de bajos y medios ingresos, para reconvertir los créditos existentes de dólares a soles, y para evitar un alza de tasas de interés en este sector.

D. Mantener el régimen de flotación sucia del tipo de cambio, pero tener una política de mayor resguardo de las Reservas Internacionales, por lo que de ser necesario se deberá permitir un aumento paulatino y moderada del tipo de cambio, aumentando así la competitividad de la producción nacional y apoyando el equilibrio en el sector externo.

4. Empleo y salarios
Defender el empleo y los salarios es una política de justicia social, debido que en los últimos años las utilidades empresariales subieron fuertemente sin que mejorara la situación de los trabajadores. Pero es también una medida anti-crisis, ya que si el empleo y los salarios caen, eso reducirá aún más el mercado interno, y con ello las ventas empresariales, de microempresas y de agricultores.

A. La principal medida de protección del empleo y los salarios es mantener la demanda, con el mayor gasto público y defendiendo el mercado interno.

B. Debe iniciarse en el muy corto plazo un programa de empleo temporal en pequeñas obras públicas, tipo “A Trabajar”. El programa debe concentrarse en las regiones más afectadas por la crisis, como las ciudades de la costa donde se concentra la agroexportación. Las pequeñas obras deben ser intensivas en mano de obra, pudiendo incluir el mantenimiento, rehabilitación y construcción de pequeñas irrigaciones, caminos rurales, colegios y postas de salud, edificios públicos, parques y jardines, atención a niños y grupos vulnerables, entre otros.

C. El empleo público debe mantenerse y ampliarse en las áreas sociales, en especial debe reforzarse la educación en todos sus niveles, la salud pública, los wawasis, los centros de emergencia mujer, con horarios extras de atención cubiertos por nuevos contratados.

D. Un programa especial de protección del empleo puede incluir la suscripción de acuerdos tripartitos por rama, con empresas y trabajadores en sectores afectados por la crisis, mediante los cuales por un plazo de un año el estado pague las contribuciones a la seguridad social correspondientes hasta el salario mínimo, a condición de que no se reduzca el empleo, los salarios ni los beneficios laborales.

E. El Ministerio de Trabajo deberá activamente fiscalizar el cumplimiento de las obligaciones laborales de las empresas, impidiendo despidos injustificados. Para ello, deberá contratar más inspectores y trabajar en estrecha vinculación a los sindicatos y centrlaes sindicales.

F. Durante dos años, las AFPs deberán suspender su cobro de comisiones, lo que elevará los sueldos y salarios en 1,8%. Los cobros realizados en los 15 años anteriores cubren largamente los costos de atención en este periodo.

G. Derogar el DL 1086 que permite a las empresas medianas dejar de pagar 2 sueldos anuales en beneficios laborales a sus trabajadores.

5. Agricultura
A. Defender el mercado interno, permitiendo así que los productores agropecuarios tengan sus mercados y sus precios de venta no caigan tanto, es la principal medida anti-crisis en el agro. Para ello, el aumento del gasto fiscal y la defensa de los salarios son básicas. Junto a ello, la reducción de precio de los combustibles disminuirá los fletes y por tanto los márgenes de comercialización entre la chacra y los mercados urbanos. Medidas específicas para el agro deben ser el reestablecer franjas de precios y sobretasas de salvaguarda ante las importaciones subsidiadas en EEUU y en Europa, para lo cual el TLC debe suspenderse.

B. La úrea y otros insumos agropecuarios han mantenido altos precios internos a pesar de la caída de precios internacionales. El gobierno debe regular este mercado, forzando a la reducción de precios.

C. Los agricultores están particularmente afectados por la crisis debido a que los monopolios e intermediarios abusivos la aprovechan para sacar ganancias extraordinarias: “a río revuelto, ganancia de pescadores”. Ante ello, debe tomarse medidas anti-monopolio, particularmente en productos como el algodón y la lana de alpaca, y promoverse la asociatividad de los productores para que puedan comercializar directamente y/o tener mejores condiciones de negociación con los intermediarios. El estado deberá promover ferias agropecuarias en las principales ciudades y actuar directamente en el mercado de ser necesario.

D. La crisis puede llevar a muchos agricultores a la quiebra, con el riesgo de que pierdan sus tierras ante los bancos. Frente a ello, los agricultores necesitan facilidades para obtener y refinanciar créditos. Se debe reforzar el Agrobanco y establecer líneas de crédito a la banca comercial y las cajas rurales para que puedan mantener y ampliar sus créditos a tasas preferenciales. Una línea especial debe plantearse para apoyar a aquellos agricultores que, haciendo caso al gobierno, se ha pasado a productos como el espárrago cuyo precio se ha derrumbado.

E. En esta situación de gran dificultad y tensión, el gobierno debe retroceder y derogar los DLs que amenazan a las comunidades campesinas con la pérdida de sus tierras, agua y recursos en manos de empresas mineras y grandes corporaciones. Los DLs que centralizan la gestión del agua quitándosela a los agricultores también debe ser derogada.

6. Micro y pequeñas empresas
Las micro y pequeñas empresas deben merecer especial atención porque son las que dan la mayor parte del empleo urbano, y porque pueden ser las más afectadas por el encarecimiento del crédito y la pérdida de mercados externos e internos.

A. Compras estatales. El gobierno ha anunciado un programa de compras estatales, el mismo que debe incluir productos como uniformes, calzado escolar, mobiliario escolar y otros. Esto es positivo, pero es indispensable que al respecto se suspenda el TLC con EEUU que establece que en programas de esta magnitud las empresas norteamericanas pueden competir como si fueran peruanas.

B. Defensa del mercado interno. La invasión de textiles y calzado de China e India a precios de dumping debe ser frenada de inmediato. No debe esperarse a complejos estudios de precios, como ha planteado el gobierno; el daño a la industria nacional es evidente y justifica medidas temporales de salvaguarda mientras se realizan los estudios.

C. Créditos. El paquete del gobierno solo contempla créditos para mypes exportadores, cuando es evidente que se necesita también apoyo a las mypes orientadas al mercado interno.


7. Protección Social y políticas sociales

Un programa de protección social es indispensable ante la crisis.

A. Programa de empleo temporal (ver acápite 4)

B. El Seguro Integral de salud debe ser ampliado, para que en camino hacia el Aseguramiento universal cubra en un corto plazo al menos el 65% de la carga de enfermedad de las familias peruanas, incluyendo los problemas de los más vulnerables como adultos mayores y personas con discapacidad junto a mujeres y niños. El programa actual del gobierno, de llegar el 2009 solo a 3 departamentos cubriendo el 45% de las enfermedades, es insuficiente. ESSALUD debe ampliar rápidamente su atención a microempresas y ampliar los meses de cobertura a quienes pierden su empleo.

C. Los programas sociales alimentarios deben reforzarse. Los programas de desayunos y almuerzos escolares deben ser mejorados y universalizados, para promover la asistencia de los niños al colegio. Los programas del vaso de leche y otros para niños menores, deben vincularse a los centros de salud para asegurar que los niños tengan sus controles y atención de salud adecuada.

D. Un buen anuncio ha sido el lanzamiento del programa de Sierra Productiva, que debe hacerse a la brevedad.

E. Es un buen momento para iniciar un programa de pensiones asistenciales y reforzar Juntos.

Paquete anti-crisis, el canon y el agro

domingo, 21 de diciembre de 2008

Uno de los efectos mayores de la crisis internacional está siendo la reducción del canon petrolero, que sustenta las inversiones públicas de gobiernos regionales y municipios en Piura y Tumbes, así como en Loreto y Ucayali.
Como se sabe, el canon petrolero es un porcentaje del valor de producción y por eso está directamente vinculado al precio internacional del petróleo. Como el precio del petróleo ha caído a nivel internacional de los US$ 140 el barril hasta menos de US$ 50, el valor de la producción se reduce en la misma proporción, y con ello el canon petrolero.
Es cierto que el barril de petróleo solo estuvo en US$ 140 poco tiempo. Pero durante muchos meses ha estado encima de los US$ 100 el barril, y ahora parece que se quedará debajo de US$ 50 por un buen tiempo, y se habla de que puede bajar hasta US$ 30. La reducción del canon puede ser, por eso, muy fuerte, y dejar sin presupuesto a muchas de las obras programadas con este financiamiento.
Al público seguramente le llamará la atención que, si la reducción del precio del petróleo provoca una disminución del canon, ¿por qué no produce también una caída en el precio del diesel y la gasolina? Muy sencillo: porque el gobierno ha decidido que ese precio interno no baje, a pesar de la caída en el precio internacional del petróleo, para hacer que la diferencia entre el precio internacional y lo que pagamos los peruanos ingrese en la caja fiscal, es decir, a los bolsillos del gobierno.
Que ese dinero vaya a un bolsillo separado, llamado "fondo de estabilización de los combustibles", hace tanta diferencia como cuando usted, amigo lector, decide poner algún sencillo en un bolsillo separado: sirve para administrarse mejor, pero no cambia para nada el hecho de que el dinero es suyo y aún puede usarlo en lo que quiera.
Por eso, del mismo modo que el gobierno está usando ese dinero para ponerlo en ese bolsillo suyo llamado "fondo de estabilización", podría el gobierno destinar ese dinero o parte de él para compensar los menores ingresos de las regiones que reciben canon petrolero. O podría simplemente reducir el precio interno de los combustibles. Ambas medidas ayudarían a defender la actividad económica de la crisis internacional.
El paquete anti-crisis
Frente a la crisis, el Presidente García ha anunciado un paquete de medidas anti-crisis. ¿Nos resguardará de la crisis? Evitará los despidos, el empobrecimiento de los agricultores, la pérdida de posibilidades para las micro y pequeñas empresas? Ayudará a las familias pobres a capear el temporal?
El discurso de García con el paquete anti-crisis implica un reconocimiento de que no estábamos "blindados", como lo repitiera tantas veces. Más vale tarde que nunca, aunque el tiempo perdido en responder a la crisis internacional tiene un alto costo, haciendo que algunos de los golpes que nos dará esta crisis sean irremediables.
El centro del paquete son los 10,000 millones de soles de impulso fiscal, que resultaría necesario para compensar la caída de exportaciones e inversiones. Pero buena parte de eso ya estaba programado. Por ejemplo, los 10,000 millones incluyen 2,200 millones de soles de Foniprel, que ya estaban previstos. Y no hay una línea sobre apoyo al presupuesto para inversiones de gobiernos regionales y municipalidades. Tampoco ninguna rebaja en el precio interno de los combustibles.
Por otro lado, el paquete tiene muy poco componente redistributivo y anti-pobreza, y por el contrario con alto énfasis en el gran capital y la inversión privada.
En efecto, hay pocos respecto de programas sociales, empleo y agricultura, nada sobre educación y salud. Tal vez 300 millones de soles extra para nutrición, cuando ya el presupuesto recorta 400 millones de soles a los municipios para programas sociales. Apenas 100 millones de soles de "apoyo a trabajadores en áreas afectadas". Se anuncia el programa Sierra Productiva, pero sin presupuesto ¡ Se destina menos a estos sectores, que a las viviendas de US$ 100,000 para los sectores de altos ingresos, que recibirían 900 millones de soles!. Y claro, se les permite a las mineras y otras empresas pagar impuestos con obras que no serán fiscalizadas, mientras ya no pagarán el "óbolo minero".
Los pobres del campo
Uno de los sectores en los cuales la crisis internacional probablemente se sienta con más fuerza es entre los trabajadores agrícolas de productos no tradicionales de exportación, ubicados sobretodo en los valles de la costa. La reducción de la demanda y del precio internacional de espárragos, frutas, páprika y otros productos está siendo respondida por las empresas con el despido (o finalización de contratos sin renovación) de cientos de trabajadores. Por su parte, el mayor desempleo que esto genera va a generar una caída en el jornal agrícola. De esta manera, cientos de familias van a verse empujadas a una mayor pobreza.
Para aquellos que optaron por vender o alquilar por largos plazos sus tierras, esta situación puede ser particularmente difícil, ya que carecen de lo que tradicionalmente fue un pequeñísimo "colchón de seguridad" ante estas situaciones de crisis. Hoy, quienes vendieron ya no tendrán esos pequeños ingresos de la chacra que les ayudaban, y dependen completamente de que alguien los contrate. Pero incluso para quienes mantienen sus pequeñas áreas de cultivo, la crisis internacional está haciendo que los precios agropecuarios se reduzcan, y ante la inacción del gobierno, esto que los va a empobrecer.
Por eso, el gobierno debiera estar particularmente atento a esta problemática social. Junto a medidas de protección de los precios agropecuarios con sobretasas a las importaciones, debiera poner en marcha ¡ya! un programa de empleo temporal para la construcción, rehabilitación y mantenimiento de pequeñas obras de infraestructura, como canales de riego, caminos rurales, colegios, postas de salud, etc. El desarrollo de obras de riesgo y habilitación de suelos que permitan ampliar las áreas de producción es otra alternativa. De esta manera, dando un empleo a quienes lo pierden, pero que genere algo útil y la sociedad, se daría una alternativa a quienes estarán más golpeados por la crisis.
Si esto no se hace, la poca atención a los despidos y empobrecimiento de los agricultores y microempresas que traerá la crisis, será sin duda una de las razones para que 2009 sea recordado como el año en que el segundo gobierno de García consolidó el rechazo popular.
Publicado en el Suplemento Semana del Diario El Tiempo

Ante la crisis: más gasto social

jueves, 18 de diciembre de 2008

Está claro que el paquete tiene muy poco componente redistributivo y anti-pobreza, y por el contrario con alto énfasis en el gran capital y la inversión privada. Se anunciaron 300 millones de soles extra para nutrición, pero el presupuesto 2009 recorta 400 millones de soles a los municipios para programas sociales. Mientras tanto, se les permite a las mineras y otras empresas pagar impuestos con obras que no serán fiscalizadas, mientras ya no pagarán el “óbolo minero”.

Seguir desatendiendo lo social en medio de la crisis es un grave error. Si en los últimos años de crecimiento económico la educación y la salud no han mejorado y los niños, los ancianos y las personas con discapacidad han estado desatendidos, por lo menos deben ser protegidos durante la crisis. Si muchas familias pobres no se beneficiaron durante los años de “vacas gordas”, pues que no sufran ahora las consecuencias en los tiempos de “vacas flacas”. Si ya la economía, por los ciclos provocados por el mercado, dejará a cientos de miles sin empleo y reducirá los magros precios que los campesinos reciben por sus productos, pues que tengan un alivio con mejor educación, salud y programas sociales.

En una situación de crisis, aumentar el gasto social tiene también una lógica macroeconómica. Es claro que cualquier paquete anti-crisis tiene que aumentar el gasto público. Así lo están haciendo Estados Unidos, Europa, China y muchos otros países. Sólo así se podrá compensar la caída en la demanda agregada, que se está produciendo por las menores compras de nuestras productos en el exterior y por la disminución y el encarecimiento del crédito.

El gasto social tiene la ventaja de que puede aumentarse con rapidez, de un mes a otro. Incluso programas que den empleo temporal construyendo pequeñas irrigaciones o rehabilitando caminos rurales pueden establecerse en pocos meses, lo que no sucede con las grandes obras de infraestructura. Estas son muy necesarias, pero recordemos lo que pasó con el llamado “shock de inversiones” con el que se estrenó la política económica del actual gobierno: 18 meses después todavía no terminaba de despegar. Y en tiempos de crisis, sólo unas semanas de retraso pueden tener graves consecuencias.

La crisis demanda un aumento del gasto público, pero hay que insistir en mejorar la calidad de este gasto. El mayor gasto social debe orientarse a mejorar la eficiencia y la eficacia. Más gasto sobretodo donde más se necesita, en las zonas rurales más pobres y en las zonas urbanas donde haya mayor pérdida de empleos. Gasto orientado a resolver los problemas críticos de la educación y la salud, contratando personal con bonificaciones especiales para comunidades rurales. Presupuesto para un aseguramiento universal efectivo en salud. Gasto para programas que aprovechen y potencien la red social de los comedores populares, vaso de leche y organizaciones comunitarias.

La crisis posiblemente golpee en mayor medida a algunas ciudades de la costa, que han crecido fuertemente en los últimos años en base a la agroexportación y la construcción. Un monitoreo continuo de las condiciones sociales en el país y una respuesta rápida con programas de empleo temporal en pequeñas obras de infraestructura, debería establecerse como un sistema permanente ante emergencias sociales.
www.actualidadeconomica-peru.com/anteriores/ae_2008/dic2008/editorial_dic_2008.pdf -

Paquete anticrisis: crítica y alternativas

lunes, 15 de diciembre de 2008

El Presidente García ha anunciado un paquete de medidas anti-crisis. ¿Nos resguardará de la crisis? Evitará los despidos, el empobrecimiento de los agricultores, la pérdida de posibilidades para las micro y pequeñas empresas? Ayudará a las familias pobres a capear el temporal?

El discurso de García con el paquete anti-crisis implica un reconocimiento de que no estábamos “blindados”, como lo repitiera tantas veces. Más vale tarde que nunca, aunque el tiempo perdido en responder a la crisis internacional tiene un alto costo, haciendo que algunos de los golpes que nos dará esta crisis sean irremediables.

El centro del paquete son los 10,000 millones de soles de impulso fiscal, que resultaría necesario para compensar la caída de exportaciones e inversiones. Pero buena parte de eso ya estaba programado. Por ejemplo, los 10,000 millones incluyen 2,200 millones de soles de Foniprel, que ya estaban previstos.

Hay que recordar que, según el Presupuesto 2009 aprobado, el Gasto de Inversión era de solo S/. 16,2 mil millones, frente a un Presupuesto 2008 Modificado (con Créditos Suplementarios) de S/. 26.5 mil millones. En esta línea, aun si hubieran S/. 10 mil millones adicionales, éstos sólo nos pondrían en un nivel de inversión pública igual que el 2008.

Finalmente, cabe la duda si ese impulso fiscal, principalmente vía inversiones, llegará a tiempo. La experiencia del “shock de inversiones” fue aleccionadora respecto de cómo demora aumentar la inversión pública, aunque tal vez la máquina pública ya está más aceitada y acelerar proyectos en marcha sea más fácil que iniciar nuevos proyectos.

En suma, grandes dudas sobre este tema. ¿Hay impulso fiscal? Pienso que sí, aunque mucho menos de lo anunciado ¿Llegará a tiempo? Dudo que sea significativo antes de fines del 2009, cuando ya sería demasiado tarde.

Ahora bien, si hay dudas, hay también certezas. Está claro que el paquete tiene muy poco componente redistributivo y anti-pobreza, y por el contrario con alto énfasis en el gran capital y la inversión privada.

Respecto de lo primero, hay pocos respecto de programas sociales, empleo y agricultura, nada sobre educación y salud. Tal vez 300 millones de soles extra para nutrición, cuando ya el presupuesto recorta 400 millones de soles a los municipios para programas sociales. Apenas 100 millones de soles de “apoyo a trabajadores en áreas afectadas”. Se anuncia el programa Sierra Productiva, pero sin presupuesto ¡ Se destina menos a estos sectores, que a las viviendas de US$ 100,000 para los sectores de altos ingresos, que recibirían 900 millones de soles!. Y claro, se les permite a las mineras y otras empresas pagar impuestos con obras que no serán fiscalizadas, mientras ya no pagarán el “óbolo minero”.

La poca atención a los despidos y empobrecimiento de los agricultores y microempresas que traerá la crisis, será sin duda una de las razones para que 2009 sea recordado como el año en que el segundo gobierno de García consolidó el rechazo popular.

Primero lo primero
Vale la pena insistir en que la política económica debe tener como objetivo mejorar la vida de la gente. Si en los últimos años de crecimiento económico la educación y la salud no han mejorado y los niños, los ancianos y las personas con discapacidad han estado desatendidos, por lo menos deben ser protegidos durante la crisis. Si muchas familias pobres no se beneficiaron durante los años de “vacas gordas”, pues que no sufran ahora las consecuencias en los tiempos de “vacas flacas”. Si ya la economía, por los ciclos provocados por el mercado, dejará a cientos de miles sin empleo y reducirá los magros precios que los campesinos reciben por sus productos, pues que tengan un alivio con mejor educación, salud y programas sociales.

En una situación de crisis, aumentar el gasto social tiene también una lógica macroeconómica. Es claro que cualquier paquete anti-crisis tiene que aumentar el gasto público. Así lo están haciendo Estados Unidos, Europa, China y muchos otros países. Sólo así se podrá compensar la caída en la demanda agregada, que se está produciendo por las menores compras de nuestras productos en el exterior y por la disminución y el encarecimiento del crédito.

Pero especial énfasis tiene que ponerse en defender el empleo y los salarios, las micro y pequeñas empresas y la agricultura. En relación a los trabajadores, la medida principal es evitar la recesión. Junto con ello, el gobierno puede dar un apoyo especial al empleo y los salarios, estableciendo pactos con sectores productivos para que mantengan el empleo y los salarios, no hayan despidos ni recortes en beneficios laborales, lo que puede tener como contrapartida que el Tesoro Público asuma parte de las contribuciones a la seguridad social, tanto de salud como de pensiones.

El gobierno debe asegurar que el crédito llegue, y en mejores condiciones, a agricultores y mypes, y evitar que se les remate tierras o maquinarias por causa de la crisis. Programas de compras estatales, de alimentos para programas sociales que deben ser ampliados, y de uniformes y calzado escolar, mobiliario y otros, deben servir para mantener el mercado a estos sectores. El gobierno también debe intervenir para abaratar los insumos, por ejemplo con la úrea, que mantiene un alto precio en el Perú a pesar de haber caído mucho a nivel internacional. La reducción de precio de los combustibles también puede ayudar, tanto a productores como a consumidores.

La crisis posiblemente golpee en mayor medida a algunas ciudades de la costa, que han crecido fuertemente en los últimos años en base a la agroexportación y la construcción. Un monitoreo continuo de las condiciones sociales en el país y una respuesta rápida con programas de empleo temporal en pequeñas obras de infraestructura, debería establecerse como un sistema permanente ante emergencias sociales.

El ver a unos cuantos concentrar los beneficios económicos del crecimiento, sin que se beneficie la mayoría, ya ha causado fuertes tensiones en la sociedad peruana. Que ahora, por la crisis, empeoren las condiciones de estas mayorías, puede resultar insoportable. Un programa reactivador es necesario, pero éste no puede consistir en que se destinen los recursos fiscales principalmente a grandes empresas constructoras asegurándoles altos beneficios, con el pretexto de las “Alianzas Público-Privadas”. El énfasis de un programa anti-crisis tiene que estar en mayor gasto social para mejorar la educación y la salud y proteger a los más vulnerables, y en defender el empleo, los salarios y los ingresos de la mayoría de peruanos que viven del autoempleo.

Paquete anti-crisis: Dudas y certezas

sábado, 13 de diciembre de 2008

El Presidente García ha anunciado un paquete de medidas anti-crisis. ¿Nos resguardará de la crisis? Evitará los despidos, el empobrecimiento de los agricultores, la pérdida de posibilidades para las micro y pequeñas empresas? Ayudará a las familias pobres a capear el temporal?

El discurso de García con el paquete anti-crisis implica un reconocimiento de que no estábamos “blindados”, como lo repitiera tantas veces. Más vale tarde que nunca, aunque el tiempo perdido en responder a la crisis internacional tiene un alto costo, haciendo que algunos de los golpes que nos dará esta crisis sean irremediables.

El centro del paquete son los 10,000 millones de soles de impulso fiscal, que resultaría necesario para compensar la caída de exportaciones e inversiones. Pero buena parte de eso ya estaba programado. Por ejemplo, los 10,000 millones incluyen 2,200 millones de soles de Foniprel, que ya estaban previstos.

Hay que recordar que, según el Presupuesto 2009 aprobado, el Gasto de Inversión era de solo S/. 16,2 mil millones, frente a un Presupuesto 2008 Modificado (con Créditos Suplementarios) de S/. 26.5 mil millones. En esta línea, aun si hubieran S/. 10 mil millones adicionales, éstos sólo nos pondrían en un nivel de inversión pública igual que el 2008.

Finalmente, cabe la duda si ese impulso fiscal, principalmente vía inversiones, llegará a tiempo. La experiencia del “shock de inversiones” fue aleccionadora respecto de cómo demora aumentar la inversión pública, aunque tal vez la máquina pública ya está más aceitada y acelerar proyectos en marcha sea más fácil que iniciar nuevos proyectos.

En suma, grandes dudas sobre este tema. ¿Hay impulso fiscal? Pienso que sí, aunque mucho menos de lo anunciado ¿Llegará a tiempo? Dudo que sea significativo antes de fines del 2009, cuando ya sería demasiado tarde.

Ahora bien, si hay dudas, hay también certezas. Está claro que el paquete tiene muy poco componente redistributivo y anti-pobreza, y por el contrario con alto énfasis en el gran capital y la inversión privada.

Respecto de lo primero, hay pocos respecto de programas sociales, empleo y agricultura, nada sobre educación y salud. Tal vez 300 millones de soles extra para nutrición, cuando ya el presupuesto recorta 400 millones de soles a los municipios para programas sociales. Apenas 100 millones de soles de “apoyo a trabajadores en áreas afectadas”. Se anuncia el programa Sierra Productiva, pero sin presupuesto ¡ Se destina menos a estos sectores, que a las viviendas de US$ 100,000 para los sectores de altos ingresos, que recibirían 900 millones de soles!. Y claro, se les permite a las mineras y otras empresas pagar impuestos con obras que no serán fiscalizadas, mientras ya no pagarán el “óbolo minero”.

La poca atención a los despidos y empobrecimiento de los agricultores y microempresas que traerá la crisis, será sin duda una de las razones para que 2009 sea recordado como el año en que el segundo gobierno de García consolidó el rechazo popular.

Perú 2009: Keynes y los espíritus animales

sábado, 6 de diciembre de 2008

John Maynard Keynes decía que eran los “espíritus animales” de los inversionistas, que reaccionan a veces con euforia y a veces con pesimismo, los causantes de los ciclos económicos y las recesiones. Hoy, que Keynes ha regresado con tanta fuerza, debemos enfrentar otros espíritus animales.

Hasta el momento, el espíritu de Alan García frente a la crisis internacional ha sido como el que simboliza el avestruz: mete la cabeza bajo tierra y cree que ya no hay crisis. Hará grandes discursos, pero se rehúsa a reconocer la realidad e insiste en que se trata de una “crisis de crecimiento”. Es también una avestruz agresiva: como no le gusta la realidad, amenaza a los mensajeros que traen las malas noticias con expulsarlos en una balsa.

García ha insistido en que la mejor respuesta ante la crisis es cerrar los ojos y gritar fuerte que tenemos fe, como quien sigue a un carismático orador evangelista (él), y así atraeremos capitales, seremos felices y comeremos perdices.

Pero lo cierto es que los pronósticos son cada vez peores. No cabe duda que esta crisis es una de las más graves en un siglo. La recesión ya está oficialmente declarada en Estados Unidos, Europa y Japón, y cientos de miles pierden su empleo. El crecimiento de EEUU para el próximo año se estima en -1%. Rescatar al Citibank costó 45 mil millones de dólares más el respaldo a créditos dudosos por otros 200 mil millones. Ford, GM y Chrysler no sobreviven sin otros 34 mil millones.

En el Perú ya los bancos y consultoras empresariales, siempre optimistas, han bajado sus pronósticos de crecimiento para el 2009 en 3 puntos porcentuales, y dicen que puede ser peor. No se puede seguir como el avestruz. Parece que García ya se dio cuenta y prepara un discurso con medidas anti-crisis.

Por su parte, el ministro Valdivieso conoce el riesgo de la crisis; lo dijo públicamente antes de la agudización de la crisis internacional en setiembre pasado. No es como el avestruz. Pero como ex - funcionario del FMI, se comporta como lo ha hecho por décadas y aplica la misma receta de siempre del FMI: recorte del gasto público. Pero cuando la economía entra en recesión, reducir el gasto público disminuye aún más la demanda, agravando la crisis.

KEYNES DE REGRESO….

En ese contexto, ha ganado un amplio consenso la necesidad de aplicar una política keynesiana de estímulo a la demanda. Todos recordamos que hablar de políticas keynesianas, que implican una masiva intervención estatal en la economía para atenuar los ciclos del capitalismo, era hasta hace unos años una mala palabra para nuestros neoliberales criollos. Después de todo, su ideología es de “libre mercado”, e insistían en que nada que hiciera el estado en la economía puede ser bueno.

Felizmente, han aprendido. Entre la recesión provocada por la inacción del BCR en la crisis de 1999, la terca insistencia de algunos profesores keynesianos en sus clases universitarias y lo que hoy hacen Estados Unidos, Europa y China ante la crisis, han cambiado de opinión. La Confiep, Jaime de Althaus, Aldo Mariátegui y Gonzalo Prialé hoy claman por una rápida y masiva intervención del estado para reorientar una economía que, si la dejamos al “libre mercado”, se va en picada. Que agradable sorpresa.

Pero hay dos problemas críticos que estos nuevos “keynesianos de derecha” no llegan a comprender. Ellos correctamente insisten en una política keynesiana de estímulo a la demanda, pero quieren profundizar el camino que hemos seguido estos años, el de un neoliberalismo con altos privilegios a las grandes empresas y apertura externa con TLCs.

En otras palabras, pregonan el libre mercado excepto en tiempos de crisis, cuando lo que proponen es ayudar a los bancos y darles más fondos a las grandes empresas para “estimular su inversión”. Su propuesta es, entonces, que el estado financie una serie de grandes inversiones de infraestructura, pero bajo un esquema en el que estas inversiones se dan en concesión a las empresas privadas pero con subsidio del estado.

La idea de una combinación público-privada en infraestructura no es mala per se, pero como de costumbre las grandes em´presas en este sector quieren ganar a río revuelto: altas ganancias para la empresa privada, mientras el estado subsidia fuerte y asume los riesgos. Además, esas inversiones son lentas cuando lo que se necesita es una respuesta rápida, y políticas para atraer capitales cuando éstos se están concentrando en los países desarrollados son poco efectivas.

…PERO CON GASTO SOCIAL Y EQUILIBRIO EXTERNO

Por el contrario, pensamos que en una época de crisis debe ponerse énfasis en el gasto público directo y con contenido social. Este puede incluir construcción de infraestructura, pero directamente financiada por el Estado, resguardando el interés público y privilegiando aquella que es intensiva en empleo, como las pequeñas obras comunales, el agua potable y el mantenimiento de colegios, centros de salud y caminos rurales.

Otro componente importante de un gasto público en épocas de crisis deben ser los gastos en sectores sociales. En los países desarrollados éstos se centran en el seguro de desempleo, pero por estas latitudes pueden implicar programas de empleo temporal, más gasto en educación y salud, refuerzo de esquemas pensionarios o ampliación de programas nutricionales. La política keynesiana con la que Franklin Roosevelt enfrentó la recesión de los años 30s y estableció el llamado “New Deal” tuvo muy fuerte este contenido social.

El segundo problema crítico que se olvidan de considerar en esta crisis muchos neoliberales convertidos al keynesianismo, es el problema externo. Nuestras importaciones se han duplicado en los dos años de gobierno aprista, impulsadas por la rebaja de aranceles – un TLC adelantado- y el retraso cambiario. La caída de precios de nuestras materias primas – el cobre ha pasado de 3,50 dólares la libra a menos de 1,50 – y la menor demanda de nuestras exportaciones no tradicionales como los textiles, hacen insostenible importar 2,500 millones de dólares mensuales.

Hemos perdido en tres meses US$ 5,000 millones de reservas internacionales, y con ese desequilibrio externo, no aguantamos un año. ¿Es que ya olvidamos el desastre que fue la economía en el primer gobierno de Alan García, cuando las RIN se agotaron y la devaluación e inflación se dispararon?

Reestablecer aranceles, defendernos del dumping y las importaciones subsidiadas, reducir las importaciones de bienes de lujo, promover nuestras exportaciones no tradicionales más agresivamente y devaluar con cautela, son medidas indispensables que no deben demorar en tomarse. De lo contrario, las medidas anti-crisis de hoy pueden significar simplemente patear los problemas a un futuro no muy lejano, donde éstos llegarán acrecentados.

¿Por qué no hay un TLC entre Estados Unidos y China?

viernes, 28 de noviembre de 2008

Termina el Foro APEC en Lima, con el gobierno y sus aliados empresariales utilizando esta reunión para respaldar los Tratados de Libre Comercio del Perú con Estados Unidos y con China. Se nos dice que aprendamos de estas economías pujantes y fuertes, y de estos líderes que vienen a promover el “libre comercio”.

Pero, si los Tratados de Libre Comercio son tan buenos, ¿cómo es que no hay, no se está negociando ni está propuesto un TLC entre China y Estados Unidos?

Fácil: es que ninguno de esos países practica nada parecido al libre comercio.

Estados Unidos mantiene subsidios agrícolas por cientos de miles de millones de dólares: eso no es libre comercio. Incluso la Organización Mundial de Comercio ha fallado contra los subsidios del gobierno norteamericano al algodón, declarándolos violatorios a los tratados internacionales. A pesar de ello, en el TLC Estados Unidos ha mantenido sus subsidios y ha exigido que sus productos subsidiados ingresen al Perú sin que se les apliquen sobretasas u otros mecanismos de defensa del mercado.

China, por su parte, tiene una economía bajo fuerte control estatal, su moneda está subvaluada y sus bancos otorgan financiamiento barato. Eso tampoco es “libre comercio”. Esta competencia desleal china, por cierto, ya ha causado graves daños a nuestra industria textil y de confecciones, siendo la principal causa de la pérdida de 80 mil empleos en la industria limeña, según registra el INEI para el tercer trimestre e este año. Tras el TLC con China, el Perú tendrá mayores dificultades para defender su industria nacional de estas importaciones subvaluadas.

China y Estados Unidos no practican el “libre comercio”. Tienen un comercio regulado, defendiendo con celo a sus empresas. En el caso del Perú, ¿qué intereses se defienden cuándo se permite que aumenten las importaciones agropecuarias y textiles hasta en 300%, quitándole mercado, ingresos y empleo a los peruanos?

Además, en el TLC, Estados Unidos ha exigido, y obtenido, varias cláusulas que tampoco tienen nada que ver con el “libre comercio”. Por ejemplo, amplían las patentes, que no representan sino formas de establecer un monopolio legal. Y un monopolio es precisamente lo contrario al “libre comercio”. Los EE.UU. insisten también en que sus inversionistas tengan ventajas especiales, superiores a las de los propios peruanos, de tal manera que el gobierno no pueda obligarlos a transferir tecnología, y si queremos cobrarles más impuestos, ellos puedan reclamar en tribunales internacionales. Esto tampoco tiene nada que ver con el “libre comercio”.

China (igual que India, Brasil y la mayor parte de países en desarrollo, incluidos muchos países asiáticos presentes en el Foro APEC), no acepta estas cláusulas norteamericanas para ampliar las patentes y dar privilegios a sus inversionistas. Es que China busca apropiarse de la tecnología al menos corto posible, y para eso otorga menores patentes y obliga a los inversionistas extranjeros a transferir su tecnología a las empresas chinas. Es por eso que ahora pueden vender sus carros en el mundo. Por su parte, frente a la competencia de la ropa china, los Estados Unidos (igual que Europa y otros países) han establecido cuotas y límites a esas importaciones.
En la defensa y promoción de su producción y sus empleos, China y Estados Unidos pueden brindarnos enseñanzas valiosas. Sólo hay que ver lo que ellos hacen, que es muy distinto a lo que van promoviendo e imponiendo por el mundo.

Tres notas cortas sobre la crisis internacional

domingo, 16 de noviembre de 2008

1. Efectos sobre el Perú: todavía no sabemos, pero no es broma.
Muchos se preguntan cuáles serán los efectos sobre la crisis peruana. Pero si estamos a mitad del terremoto, ¿cómo vamos a saber cuánto son los daños? Espérense que pase el terremoto, que haya unos días para pasar revista a la situación y allí podremos saber.

Pero de que habrá efectos y no serán pequeños, los habrá. No le crean al gobierno: hace unas semanas decían que no pasaba nada. Sus consejeros son los mismos que han provocado esta crisis. ¿O acaso alguien oyó al FMI prevenir esto?

Claramente habrá caída de precios de los metales (salvo el oro) y las materias primas, menor demanda por exportaciones no tradicionales, salida de capitales y menos inversiones extranjeras. Eso traerá consigo menor inflación importada, presiones al alza del tipo de cambio, reducción del crédito y caída en la recaudación tributaria. La respuesta típica del FMI será más recorte del gasto público. El crecimiento se reducirá, pero no sabemos cuánto. La inflación tiende a bajar por los precios internacionales y el recorte del crédito interno, pero su resultado final dependerá de si hay devaluación y de qué tamaño sea esta (el BCR la está deteniendo “quemando” reservas).

La pregunta clave de todo esto es ¿cuánto? La respuesta: No sabemos.

2. La política peruana post-crisis
En la política peruana, la última ofensiva del gobierno fue la de los Decretos Legislativos. Fue parcialmente frenada por la movilización selvática, y vienen más resistencias a ese último paquete neoliberal. Si a ello sumamos que ahora el gasto del gobierno va a detenerse, es claro que el gobierno va a estar a la defensiva.

Varias iniciativas del gobierno van a pararse. Carreteras y proyectos dejarán de hacerse (por ejemplo, el del Alto Piura que Alan García prometió en Chulucanas un año atrás). El MEF quiere controlar todo el gasto que puede, e intentará meterse con gobiernos regionales y municipios también. Y, en esta política, no hay espacio para enfrentar problemas como el Tacna-Moquegua sacando el MEF plata de su bolsillo.

Los conflictos van a multiplicarse. Por un lado, tras dos años de decirnos que la economía va muy bien pero sentir que no chorrea, la gente viene reclamando cada vez más. Los médicos no van a parar su huelga porque Wall Street cayó. Tampoco Moquegua o Tacna. Va a demorar (varios meses, seguramente más de un año) hasta que la población empiece a entender que la coyuntura cambió.

En ese contexto, tendremos un gobierno a la defensiva frente a múltiples conflictos locales y regionales agravándose.

3. ¿Cayó el neoliberalismo mundial? Una opinión escéptica
Varios analistas, nacionales e internacionales, creen que se acabó el neoliberalismo. Me manifiesto escéptico.

Es indudable que habrá mayor regulación bancaria y financiera. Pero la pregunta es si eso implica necesariamente más empresas públicas, más barreras arancelarias y menos TLCs, mejor protección a los sindicatos y los derechos laborales, sistemas tributarios más justos, estados con mayor presencia social. Particularmente creo que no necesariamente.

La crisis del 30 trajo consigo todo eso: es verdad. Pero creo que hay al menos dos cambios sustanciales en las últimas décadas que hacen una diferencia con el 30. La primera, es la inexistencia de países socialistas y de partidos de ideología socialista / comunista fuertes en occidente. Había otra correlación de fuerzas; vean sino como ambos candidatos en EEUU se juntan y todo Europa responde básicamente salvando bancos, pero sin hacer nada respecto de medidas sociales o de modificación más global de las relaciones Estado – mercado en los sectores productivos.

La segunda, es el desarrollo de políticas anticíclicas, hoy poco útiles ante la magnitud y características de esta crisis, pero que pueden funcionar con una regulación financiera adecuada. Incluso el paquete fiscal gringo, de meses atrás, era vía reducción de tributos y no vía aumento de gasto social. En otras palabras, creo que tras esta crisis habrá más regulación financiera, más

TLCs: en el peor momento

La crisis internacional ha estallado cuando el TLC con Estados Unidos está cerca de entrar en vigencia y el gobierno insiste en firmar un TLC con China, mientras al Acuerdo con la Unión Europea todavía está en medio de un difícil proceso de negociación con los países andinos.

En este contexto, los TLC con Estados Unidos y con China son un riesgo importante para nuestros productores. Un agricultor de algodón, por ejemplo, que logró vender a casi US$ 140 dólares el quintal la campaña pasada, hoy enfrenta precios que han bajado a la mitad, mientras las tasas de interés suben. Pero si el TLC con Estados Unidos entra en vigencia, el algodón perderá el 9% de aranceles que hoy defiende un poquito el precio interno. En similar posición están los productores de maíz, trigo y otros productos, con precios internacionales cayendo, EEUU manteniendo sus gigantescos subsidios al agro y el TLC impidiendo que el Estado peruano establezca sobretasas a la importación para igualar un poco la cancha.

El TLC con China, por su parte, aún antes de firmarse ya está afectando a los industriales textiles y de calzado peruano. Es que al inicio de las negociaciones, el gobierno cedió y declaró la economía china una “economía de mercado” (una mentira del tamaño de una casa), lo que dificulta que en el marco de la OMC se establezcan medidas antidumping de defensa ante la competencia desleal. Y la crisis también está golpeando china, que hoy tiene muchas dificultades para colocar sus productos en Estados Unidos y Europa, y está inundando el mundo con ropa, calzado y productos industriales a precios de remate. Ya la industria limeña, según el propio INEI; ha perdido 80 mil empleos el tercer trimestre de este año. Encima, China protege bien su mercado interno, y no quiere facilitar la entrada de nuestras exportaciones agropecuarias a su territorio.

El equilibrio externo
Tenemos además un problema macroeconómico. La crisis internacional nos agarra en un mal momento, debido al desequilibrio externo. Las importaciones han aumentado de US$ 1,200 millones mensuales a finales del gobierno anterior, a más de US$ 2,500 millones mensuales. Ese enorme gasto de divisas ha podido ser solventado debido a que los precios de nuestras exportaciones han estado muy altos, pero aún así el déficit externo (en cuenta corriente) ha sido de 4,3% del PBI en el primer semestre de este año. Si los precios de nuestras materias primas caen en 30% (y están en plena caída), nuestras exportaciones tradicionales van a retroceder en US$ 7 mil 500 millones el próximo año. Las declaraciones de la ministra Mercedes Araoz afirmando que el 2009 exportaremos 33,000 millones de dólares igual que el 2008 (Gestión 24/10/08), están totalmente equivocadas.

Al mismo tiempo, los exportadores no tradicionales – de ropa, de espárragos y de los demás productos- van a ver sus mercados reducidos porque los consumidores norteamericanos y europeos estarán desempleados y ajustados por sus deudas. Ya las exportaciones de ropa a Estados Unidos se han reducido en 10%, y se calcula que el próximo año se reducirán otros US$ 150 millones de dólares. Incluso otros mercados, como los latinoamericanos y asiáticos, se van a ver afectados por la crisis: por ejemplo, Venezuela no podrá seguir comprándonos ropa como ahora, con el precio del petróleo tan bajo.

Mientras tanto, las remesas van a reducirse, los capitales que antes venían ahora van de salida, y las inversiones van a ir más lento. En resumen, todas las condiciones para una seria crisis externa, que ya se está reflejando en el alza del precio del dólar, pero que podría ser todavía mucho mayor.

El Presupuesto Público
En realidad, ya desde el año pasado, con la gestión del ex-ministro Carranza, el gobierno prácticamente adelantó muchos de los negativos efectos del TLC sobre la economía peruana al reducir sustancialmente los aranceles a muchos productos. De esta manera, se facilitaron las importaciones, quitándole mercado a los productos peruanos, sin que eso tuviera ningún efecto sobre la inflación como pretendía el gobierno.

Estas rebajas arancelarias han significado, según la jefa de la SUNAT, 3 mil millones de soles menos de recaudación arancelaria. Como ha indicado Humberto Campodónico, el mayor efecto negativo se produce en la rebaja de aranceles a los bienes de consumo duradero. En efecto, con el DS 158 2007 EF, se redujo de 12 a 9% el arancel a las máquinas tragamonedas (??), las grabadoras, cámaras fotográficas, muebles, colchones y aparatos de dormitorio, joyas de oro, plata y otros metales preciosos, cuchillería, entre otros. Por tanto, la solución se cae de madura: hay que revertir la rebaja de aranceles de Carranza (que solo beneficia a los extranjeros, a los importadores y a los sectores A y B)”.

Alternativas
El gran riesgo que enfrentamos, es que está situación lleve a una continua pérdida de reservas internacionales y una disparada del dólar, llevando a la economía peruana a una profunda recesión.

Este es el momento de defender a la industria y al agro nacional. Reestablecer aranceles y dictar medidas contra la competencia desleal – Estados Unidos subsidia su agro y China su industria – permitiría reducir las importaciones, favoreciendo el equilibrio externo. Por otro lado, esto favorecería a los productores nacionales, dándoles mejores condiciones de competencia en momentos de crisis y protegiendo los empleos nacionales. Los TLCs nos impedirían tomar estas medidas que son indispensables para enfrentar la crisis; menor postergar su entrada en vigencia y pensar mejor qué tratados nos convienen ahora que la economía mundial entra en una fase de profundos cambios.

¿Esto nos dificultaría exportar a Estados Unidos? No, porque ya ese país ha prorrogado por cuarta vez el ATPDEA, que nos permite vender nuestros productos en ese país sin pagar impuestos a la importación. De hecho, hasta el momento el gobierno norteamericano no ha dado pase al TLC porque no hemos cumplido condiciones como la protección del bosque amazónico.

Revisar el sistema de AFPs

lunes, 10 de noviembre de 2008

Los afiliados a las AFPs en los últimos doce meses hemos perdido 43% de nuestro fondo. Este es el caso de quienes estamos en el Fondo 3, según los datos oficiales. Lo que hace un año valía 100, hoy apenas vale 57. Quien había llegado a juntar 100 mil soles para su vejez, perdió 43 mil soles. Es el momento de revisar el sistema de pensiones.

El haber jugado las pensiones a una ruleta financiera altamente riesgosa, no es el único problema causado por la privatización del sistema de pensiones. Hay otros problemas igual de serios. El primero: 85% de los trabajadores peruanos no contribuye a un sistema de pensiones, con lo que no tendrá una pensión. Es decir, apenas uno de cada 6 trabajadores tiene su jubilación protegida económicamente. El segundo: establecer las AFPs ha causado que el fisco tenga que destinar 3 mil millones de soles anuales a sustentar las pensiones de los actuales jubilados, que de otra manera serían sustentados por los trabajadores activos, quienes podrían obtener pensiones 30% superiores a las que tienen ahora.

Varios países de Latinoamérica, incluso con sistemas de pensiones privados, han establecido mejores sistemas y reformas importantes. En Uruguay, se mantiene un sistema público obligatorio y las AFPs solo son complementarias, y hay una AFP estatal que regula en el mercado las comisiones, registrando la mitad de los afiliados. En Chile, una reciente reforma ha reforzado sustancialmente las pensiones públicas, asegurando una pensión mínima a todos los chilenos y aumentando – con parte del Tesoro – las pensiones a los sectores de bajos ingresos. Otros países, como Argentina, han optado por una solución radical: desaparecer el sistema privado de pensiones y regresar a un sistema público.

En el Perú, un cambio es necesario. Este cambio debe estar orientado a hacer realidad el derecho universal a la seguridad social, a reestablecer la solidaridad en el sistema de pensiones y a instalar un equilibrio adecuado entre lo público y lo privado, entre el Estado y el mercado, en esta área.

Los cambios básicos implican establecer una pensión mínima universal, reducir los riesgos de los afiliados al sistema privado estableciendo mayores garantías sobre sus fondos y las pensiones, y otorgar un mayor rol del Estado en resguardo de los intereses de los trabajadores. La regulación pública debe ser reforzada, pero también debe hacerse más transparente y participativa: la información actualmente brindada por la Superintendencia es altamente insuficiente, y se necesita que haya un ente de gobierno del sistema de pensiones dirigido por un Directorio plural con participación de los afiliados.

Ahora todos (o casi) somos keynesianos

sábado, 8 de noviembre de 2008

La enorme mayoría de los economistas peruanos frente a la crisis internacional propone la necesidad de actuar en forma contracíclica. Es muy lógico. Pero recordemos que frente a la crisis de 1999, los neoliberales, encabezados por Fritz Dubois y el IPE, decían que lo mejor era que el estado no hiciera nada. Y efectivamente, eso fue lo que hizo el Banco Central de Reserva: nada. Como además el liberalismo extremo había permitido que los bancos actuaran irresponsablemente, la salida de capitales se convirtió en una crisis bancaria. A su vez, el Ministerio de Economía, presionado por el FMI, recortó el gasto público. De esa manera nos hundieron en una recesión que duró varios años, atravesando el gobierno de transición y afectando la primera mitad del gobierno de Toledo. Se redujo el empleo, la pobreza aumentó, el gasto social sufrió: la caída económica tuvo grandes costos sociales.

Ante la crisis actual, casi a nadie se le ocurre que el gobierno debiera quedarse de brazos cruzados. Incluso los economistas de derecha hablan de una política contracíclica. Claro que no dijeron nada en los meses anteriores, cuando hubo una política pro-cíclica: en plena expansión económica el BCR abrió el caño de los préstamos externos de corto plazo a la banca, generando un boom crediticio altamente riesgoso, al mismo tiempo que también se daba un fuerte impulso fiscal sustentado en ingresos tributarios extraordinarios. Pero que bueno que ahora hayan entrado en sensatez y están planteando una política macroeconómica orientada a amenguar la crisis. Pena que el Ministerio de Economía y Finanzas, encargado a un funcionario del FMI, no tenga esto del todo claro aún, aunque parece que va en camino. Las ideas de Keynes avanzan, y la ventaja que ello puede traer en términos de menos crisis y menos sufrimiento para las familias, es enorme.

Sólo que Keynes estudió los países desarrollados, y no a quienes estamos en el subdesarrollo. Una diferencia crucial entre ambos grupos de países fue advertida por las corrientes económicas llamadas “estructuralistas”: la dependencia externa. Si hay algún elemento distintivo fundamental en nuestro equilibrio macroeconómico, es que el equilibrio externo, nuestra capacidad de importar y la evolución del tipo de cambio (el precio del dólar), son centrales en una economía como la peruana. 5 de 6 crisis económicas habidas en el Perú en los últimos 50 años han sido causadas por desequilibrios externos.

Quienes desde la derecha neoliberal hoy plantean políticas anticíclicas, olvidan este elemento fundamental. Esta crisis internacional no tiene solamente un efecto financiero, rápido y fuerte, manifestado en la salida de capitales y la caída de la bolsa. Tiene también un grave efecto sobre nuestro equilibrio externo, por la abrupta caída de los precios de las materias primas que exportamos. Y como las importaciones han crecido enormemente por la apertura externa, estamos en una posición vulnerable.

Es por eso que el Perú no está “blindado” frente a la crisis. Para las mayorías nacionales, para los pobres del Perú, esta crisis puede ser una tragedia. Si había un goteo, con la crisis este pararía. Peor aún, sus economías familiares pueden también irse para abajo. Esto es algo que hay que evitar a como de lugar. Una política anticrisis, que preserve el gasto público y en especial aumente las inversiones en infraestructura y el gasto social, y que al mismo tiempo reestablezca el equilibrio externo reduciendo las importaciones mediante impuestos selectivos a los productos de lujo y mayor protección arancelaria a la industria y agricultura nacionales que generan empleo, es fundamental.

Regresó Keynes, ¿regresa el estructuralismo?

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Un consenso claro ha emergido entre los economistas peruanos frente a la crisis internacional: la necesidad de actuar en forma contracíclica. Recordemos que frente a la crisis de 1999, los economistas neoliberales, encabezados por Fritz Dubois y el IPE, decían que lo mejor era que el estado no hiciera nada. Y efectivamente, eso fue lo que hizo el Banco Central de Reserva: nada. Permitió así que una salida de capitales se convirtiera en una sequía crediticia aguda con crisis bancaria. A su vez, el Ministerio de Economía, presionado por el FMI, recortó el gasto público. De esa manera nos hundieron en una recesión que duró varios años, atravesando el gobierno de transición y afectando la primera mitad del gobierno de Toledo. Se redujo el empleo, la pobreza aumentó, el gasto social sufrió: la caída económica tuvo grandes costos sociales.

Ante la crisis actual, casi a nadie se le ocurre que el gobierno debiera quedarse de brazos cruzados. Incluso los economistas de derecha hablan de una política contracíclica. Claro que no dijeron nada en los meses anteriores, cuando hubo una política pro-cíclica: en plena expansión económica el BCR abrió el caño de los préstamos externos de corto plazo a la banca, generando un boom crediticio altamente riesgoso, al mismo tiempo que también se daba un fuerte impulso fiscal sustentado en ingresos tributarios extraordinarios. Pero que bueno que ahora hayan entrado en sensatez y están planteando una política macroeconómica orientada a amenguar la crisis. Pena que el Ministerio de Economía y Finanzas, encargado a un funcionario del FMI, no tenga esto del todo claro aún, aunque parece que va en camino. Las ideas de Keynes avanzan, y la enorme ventaja que ello puede traer en términos de menos crisis y menos sufrimiento para las familias, es enorme.

Sólo que Keynes estudió los países desarrollados, y no a quienes estamos en el subdesarrollo. Una diferencia crucial entre ambos grupos de países fue advertida por las corrientes económicas llamadas “estructuralistas”: la dependencia externa. Si hay algún elemento distintivo fundamental en nuestro equilibrio macroeconómico, es que el equilibrio externo, nuestra capacidad de importar y la evolución del tipo de cambio (el precio del dólar), son centrales en una economía como la peruana. Un estudio de Oscar Dancourt y Waldo Mendoza hace unos años encontró que 5 de 6 crisis económicas habidas en el Perú desde los 50s habían sido causadas por desequilibrios externos.

Quienes desde la derecha neoliberal hoy plantean políticas anticíclicas, olvidan este elemento fundamental. Piensan que la crisis podrá no afectar mucho a nuestro país, porque tenemos bastantes reservas internacionales para sostener el crédito y la circulación monetaria. Pero esta crisis internacional no tiene solamente un efecto financiero, rápido y fuerte, manifestado en la salida de capitales y la caída de la bolsa. Tiene también un fuerte efecto sobre nuestro equilibro externo, por la abrupta caída de los precios de las materias primas que exportamos, incluyendo los espárragos. Y como las importaciones han crecido enormemente por la apertura externa, estamos en una posición vulnerable.

Es por eso que el Perú no está “blindado” frente a la crisis. Para loas mayorías nacionales, para los pobres del Perú, esta crisis puede ser una tragedia. Hay quienes creen que como el crecimiento anterior no chorreaba, si no crecemos pues será lo mismo. Están equivocados totalmente. En primer lugar, porque había un goteo, que la crisis pararía. En segundo lugar, porque con la crisis, sus economías familiares pueden también irse para abajo.

Esto es algo que hay que evitar a como de lugar.

Fotocheck: la crisis internacional y el Perú

miércoles, 29 de octubre de 2008


Está fuertaza. En el lado financiero, la desconfianza es total. No es para menos, ya que miles de millones de bonos hipotecarios triple A resultaron valer nada: una especie de CLAE multiplicado por un millón. La quiebra de instituciones financieras no ha terminado y el crédito está paralizado. Los bancos del centro (EEUU) absorben capitales de la periferia (países en desarrollo) para poder sostenerse.

Socialismo de los ricos. La estatización de Fannie Mae y Freddie Mac es la más grande de la historia, apropiándose el gobierno EEUU de activos por 6´´000,000´000,000 de dólares. Siguen más intervenciones. La cantidad de dinero que está metiendo el gobierno EE.UU para rescatar a sus financieras es impresionante.

La crisis no es sólo financiera. Las economías gringa y europea ya están en recesión, que se va agudizar y no será corta. La paralización de crédito y la crisis inmobiliaria han detenido la construcción y el conjunto de la economía. Los impactos recesivos de la crisis financiera están en plena fase de expansión.

Primer golpe en Perú. El BCR ha vendido 1,500 millones de dólares en diez días para evitar un alza del tipo de cambio. ¿Se trata de especulación interna o salida de capitales? Está por verse si este movimiento implicará un recorte del crédito interno y la magnitud de éste. También está por verse como reaccionará el BCR y cuanto golpeará nuestro crecimiento.

Segundo golpe en Perú. Los precios de los metales han caído fuertemente antes de esta última agudización de la crisis, y caerán más. El cobre que llegó a estar a 4 dólares la libra, ahora está en 3.25. ¿Cuánto más caerán los metales? Sólo el oro sube en vez de bajar, porque sirve como refugio de valor ante la desconfianza en los bancos.

Menos gasto público. La caída de precios internacionales se reflejará en menos impuesto a la renta (30%) y menos canon regional y municipal. Valdivieso tiene pretexto para recortar el gasto público, aunque igual podría responder con más impuestos a los más ricos. Consejo a los gobiernos regionales y locales con canon: mejor guarden pan para mayo y no se apuren en gastar.

Tercer golpe en Perú. La demanda por exportaciones no tradicionales va a bajar. El TLC entrará en vigencia en el peor momento: cuando EEUU no quiere comprar sino vender. Paradoja anti-García: venderemos más textiles a la Venezuela de Chávez que a los EEUU!

Precio de los alimentos y petróleo abajo. La tendencia a la baja de estos precios ayuda al gobierno en la lucha antiinflacionaria. Gracioso del Castillo: cuando los precios internacionales suben, la inflación es externa; cuando los precios internacionales bajan, la inflación cae gracias al gobierno.

Con la guardia baja. Es verdad que tenemos muchas Reservas Internacionales, lo que nos ayuda. Pero la hiper-acelerada con apertura del gobierno ha llevado a un déficit externo que venía creciendo muy rápidamente. Por su imprudencia podemos irnos de narices.

¿Una nueva economía mundial? No, no es el fin del neoliberalismo. Es como la crisis de los Savings & Loans cuando Reagan. Solo es el fin de una burbuja financiera gigantesca, que requerirá una regulación financiera básica para estos intermediarios de bonos y titulizaciones que trabajaban sin supervisión prudencial. La siguiente década todavía veremos TLCs, movimientos de capitales y FMI.

La crisis internacional y el Perú

sábado, 25 de octubre de 2008

Hay en estos momentos una crisis financiera internacional muy fuerte. La desconfianza en los bancos de inversión es total. No es para menos, ya que miles de millones de bonos hipotecarios triple A resultaron valer nada: una especie de CLAE multiplicado por un millón. La quiebra de instituciones financieras no ha terminado y el crédito está paralizado.

La alternativa que ha presentado Bush es el Socialismo de los ricos. Es decir, esa política por la cual cuando hay ganancias, se las quedan los grandes capitalistas, cuando hay pérdidas, las cubren los contribuyentes. La cantidad de dinero que está metiendo el gobierno EE.UU para rescatar a sus financieras es impresionante: con los 700 mil millones que propone adicionar ahora, superará los 1,5 millones de millones de dólares, o sea cómo cien veces toda la deuda pública externa peruana o doscientas veces todo el gasto social que hace el Estado anualmente.

Las economías gringa y europea ya están en recesión, la que se va agudizar y no será corta, debido a la paralización de crédito y la crisis inmobiliaria. Los impactos recesivos de la crisis financiera están en plena fase de expansión, y van a golpear también a las economías de China e India.

Un primer golpe sobre el Perú han sido los 1,500 millones de dólares que el BCR ha vendido en diez días para evitar un alza del tipo de cambio. Es muy probable que esto implique un corte del crédito debido a que en el último año éste se ha sustentado en préstamos del exterior.

Un segundo golpe en Perú se sentirá a través de los precios de los metales. Estos ya han caído fuertemente antes de esta última agudización de la crisis, y caerán más. El cobre que llegó a estar a 4 dólares la libra, ahora está cerca de 3. ¿Cuánto más caerán los precios de los metales? No se sabe con exactitud. Sólo el oro sube en vez de bajar, porque sirve como refugio de valor ante la desconfianza en los bancos.

La caída de precios internacionales de los metales se reflejará en menos impuesto a la renta (30%) y menos canon minero. Al mismo tiempo, el ministro Valdivieso recorta el gasto público, aunque igual se podría responder con más impuestos a los más ricos. Un consejo a los gobiernos regionales y locales con canon: mejor guarden pan para mayo y no se apuren en gastar.

Un tercer golpe para el Perú es que la demanda por exportaciones no tradicionales, como confecciones, espárragos o alcachofas, va a bajar. El TLC entrará en vigencia en el peor momento: cuando EEUU no quiere comprar sino vender.

Pero no todo es malo: los precios de los alimentos y del petróleo se vienen abajo, ayudando al gobierno en la lucha antiinflacionaria. También tenemos muchas Reservas Internacionales, lo que nos ayuda. Pero el gobierno ha tenido una política de hiper-acelerada económica, con mayor apertura a las importaciones, que ha llevado a un déficit externo creciendo muy rápidamente. Por su imprudencia podemos irnos de narices.

La política del gobierno ha sido como la de un chofer de ómnibus interprovincial que, justo cuando se acerca al Pasamayo, empieza a acelerar y a recalentar sus frenos. Ahora ya estamos en el Pasamayo. Ojalá no nos estrelle.

Ajuste estilo FMI

martes, 21 de octubre de 2008

Tenemos un nuevo ministro de economía, que aplica una nueva política. Bueno, nueva, que digamos nueva, no. Distinta a la de Carranza, sin duda. Pero la política de ajuste macroeconómico que está empezando a aplicar el ministro Luis Valdivieso es de lo más viejo y probado que hay.
Hace 30 años, cuando yo aún ni era estudiante de economía, la entonces funcionaria del FMI que venía al Perú a imponer sus políticas, Linda Koenig, planteaba las mismas políticas de ajuste. Hoy, “otra vuelta la burra al trigo”, como decía mi mamá.

Los funcionarios del FMI funcionan como doctores que tienen una sola receta: ajuste neoliberal. Ellos no creen que - igual que la gente- cada país tiene características propias y puede tener distintos problemas. Por eso, para los del FMI no hace falta auscultar el paciente: basta copiar siempre la misma receta. Ya Joseph Stiglitz reveló años atrás el bochornoso incidente en el cual una misión del FMI fue descubierta haciendo “copy-paste” del informe de un país para presentarlo a otro.

El FMI es hoy un organismo en crisis y desprestigiado por el total fracaso de sus políticas, en especial por la crisis que provocó en Argentina el 2000. Valdivieso es además un funcionario que no ha tenido ningún análisis o estudio de la economía peruana en 30 años. ¿Sin saber lo que pasa en el Perú, qué otra cosa iba a hacer Valdivieso sino repetir la misma vieja y desprestigiada política del ajuste neoliberal del FMI?

SI, HAY PROBLEMAS A LA VISTA
Pero aún quien propone siempre las mismas recetas, tendrá algunos aciertos. Como un reloj parado, que da la hora exacta dos veces al día. En este caso, Valdivieso tiene razón en la necesidad de reducir el ritmo de crecimiento de la demanda. Un par de datos lo muestran.
El más resaltado ha sido la inflación: cuando la demanda crece más que la oferta, los precios tienden a subir. La inflación ha saltado a 7%, si consideramos como se debe los precios de todo el país y no sólo de Lima. Más del doble de la meta tope del BCR. Y si bien la inflación importada ha sido alta, los productos nacionales también han subido, y siguen en alza a pesar de que los precios internacionales empiezan a caer.

El otro indicador es el de las importaciones. En este caso, si la demanda aumenta más que la producción nacional, se compra más del exterior. En el primer semestre de este año las importaciones han aumentado la friolera de 59%, cinco veces más que nuestra producción (PBI), y se proyecta que en el año alcancen US$ 27 mil millones de dólares.

Nuestro equilibrio con el exterior no está aún en estado crítico, gracias a exportaciones sustentadas en precios de los metales excepcionalmente altos. Pero si combinamos el acelerado crecimiento de las importaciones con la caída de precios de los metales que se ha iniciado el mes pasado, los problemas están a la vista.

Valdivieso también tiene razón en resaltar la responsabilidad en el sobrecalentamiento económico del Banco Central de Reserva, que favoreció un enorme crecimiento del crédito (de ocho mil millones de dólares en el último año) y no ha sabido controlarlo hasta la fecha. Las respuestas de Julio Velarde, Presidente del BCR, echándole toda la culpa a la inflación externa y proponiendo que combatamos la inflación sembrando verduras en las azoteas, son realmente ridículas.

Ojalá Valdivieso, o al menos Lourdes Flores, jefa del partido al que pertenece Velarde, puedan hacerlo entrar en razón y lo convenzan de regular un poco a los banqueros, en aras de defender la estabilidad macroeconómica. ¿O no hemos aprendido las lecciones de la reciente crisis norteamericana, provocada precisamente por haber dejado a los financistas sin control? ¿Hasta cuándo vamos a dejar que los bancos hagan lo que quieran, para que luego paguemos todos los peruanos los platos rotos?

EXCESO DE DEMANDA ¿DE QUIENES?
Desde luego, decir que los peruanos estamos consumiendo demasiado, en un país con más de 40% de pobreza, o que hay mucho gasto público cuando los hospitales se caen a pedazos y los caminos rurales son un desastre, parece absurdo. Es que, efectivamente, ni el gasto de la enorme mayoría de peruanos ni el gasto público son excesivos. Todo lo contrario, son deficitarios en relación a las necesidades.

Pero sí ha habido un crecimiento excesivamente rápido del gasto a nivel macroeconómico, es decir, de la suma de todos los peruanos. Lo que sucede es que, aunque la gran mayoría de los peruanos consume muy poco y el estado tiene bajos niveles de gasto e inversión social, por otro lado hay un grupo de peruanos y de empresas trasnacionales que concentran los ingresos y que gastan demasiado.

Recordemos que en la economía, no vale el “una persona un voto”. Lo que cuenta son los soles. Más soles tienes, más vales y más impacto tienes en la economía. Así, los 11 millones de peruanos pobres, que según las cifras oficiales en tres años han aumentado su consumo en 75 céntimos diarios, suman 3 mil millones de soles adicionales. Esto no es ni el 1% del PBI, mientras en ese periodo el PBI ha crecido 25%. Es decir, los pobres no han recibido ni la veinteava parte del crecimiento. Podemos asegurar que no es por ellos que el consumo ha crecido mucho.

Por otro lado, los dueños de una veintena de empresas mineras aumentaron sus ingresos en 25 mil millones de soles: 8 veces más. También AFPs, bancos y grandes empresas en general han tenido utilidades récord. Está a la vista que hay en Lima una clase alta que se ha enriquecido. ¿Quiénes entonces son entonces los que están gastando demasiado?

DISTINTAS RECETAS
La receta del ajuste neoliberal de Valdivieso es, sobre todo, ajustar al gasto público: menos gasto en educación y en inversiones regionales. Nada de ajustar a “los de arriba”, nada de cobrar más impuestos a los que concentran la riqueza. ¡Si hasta mantiene cientos de millones de soles en subsidios de combustibles a las empresas mineras!

Si se optara por una opción que redujera los ingresos de los de arriba, se podría al mismo tiempo reducir el acelerado crecimiento de la demanda macroeconómica, y mantener e incluso ampliar el gasto social y en inversión regional. De esa manera, además, se podría ir mejorando las posibilidades de crecimiento económico en el mediano plazo, con mejor infraestructura y una población más educada y saludable.

Pero ya sabemos que para Alan García, a bancos, trasnacionales y mineras no se les puede tocar ni con el pétalo de una rosa. Por eso es que tenemos al FMI de ministro de economía.
Publicado en CNR

FONIPREL: nuevo centralismo para el ajuste

domingo, 19 de octubre de 2008

Para justificar su recorte de 545 millones de soles de inversiones del presupuesto ordinario 2009 a los gobiernos regionales, el Ministro Luis Valdivieso y el Premier Jorge del Castillo han dicho que les darán recursos a las regiones mediante un nuevo mecanismo, llamado FONIPREL. Ellos dicen que es mejor porque el Fondo de Promoción a la Inversión Pública Regional y Local es un fondo concursable. La verdad es que solo es un nuevo centralismo, orientado en esta etapa a recortar el presupuesto otorgado a las regiones y reforzar el control político del alanismo.

Si queremos entender un fondo concursable como el FONIPREL, la clave está en cómo se concursa. El 60% del puntaje del concurso depende de que el proyecto sea calificado como “bueno” o “malo”, sin criterios objetivos de por medio. Quienes califican son los mismos funcionarios del Ministerio de Economía y Finanzas que dirigen el criticado SNIP – Sistema Nacional de Inversión Pública, ya prácticamente destrozado por el gobierno aprista.

¿Alguien puede creer que un grupo de funcionarios del Ministerio de Economía tiene la capacidad de saber si es mejor poner agua potable en el distrito de Santo Domingo, provincia de Morropón, Piura, que construir un colegio en Anta, Cusco? ¿O que esos funcionarios sentados en Lima pueden saber si construir un puente en un caserío de Aguaytía es necesario y si la forma de construirlo es la mejor? Es evidente que NO, contundentemente NO.

El SNIP, con todos sus problemas, tiene cierta lógica. Es un sistema, hay normas y criterios que lo ordenan y opera mediante oficinas descentralizadas o desconcentradas para la mayoría de proyectos pequeños y medianos. Pero, ¿tiene lógica plantear que la evaluación de proyectos de inversión, cientos o miles de ellos, los hagan íntegramente unos funcionarios del Ministerio de Economía, sentados en Lima? Como diría un antiguo jefe mío, “eso no tiene ni pies ni cabeza”.

El FONIPREL es tan absurdo, que no permite que se presenten proyectos de promoción y prevención de la salud ni proyectos relacionados a mejorar la gestión del medio ambiente. ¡Que sabrá el Ministerio de Economía de Desarrollo!

¿Cuál es, entonces, el verdadero sentido del FONIPREL? ¿Para qué quitan presupuesto ordinario a las regiones y se lo dan a esta nueva entidad? El FONIPREL le da al Ministerio de Economía mayor facilidad para recortar el presupuesto de gobiernos regionales y locales, echando mano del viejo pretexto de que los proyectos que presentan son malos y no tienen capacidad. Claro que será el Ministerio de Economía el “tremendo juez” que decidirá que proyecto es bueno y cuál es malo para los 1,900 distritos, 190 provincias y 26 regiones del país.

El FONIPREL tiene otro objetivo: presidente regional o alcalde que critique al gobierno, le cortarán los fondos. Adiós a la limitada autonomía existente. O si no, ¿por qué el gobierno no permite que sean las propias asociaciones de gobiernos regionales y municipios los que dirijan el FONIPREL?

Alan García dijo alguna vez que en política no hay que ser ingenuos. El FONIPREL es un engañamuchachos que busca esconder una nueva arremetida centralista.

Otra lucha contra la inflación es posible

Entre setiembre del 2007 y agosto del 2008, los precios han subido en Cusco en 12,5%, en Moyobamba 11,4%, en Huaraz 11,3%; en Chiclayo 10,3%, en Piura 8,4% y en Lima 6,3%. La inflación nacional ha saltado a 7%, si consideramos -como se debe- los precios de todo el país y no sólo los de Lima. Esa cifra duplica la meta tope de inflación fijada por el BCR.

Los más afectados por esta alza de precios han sido los trabajadores, cuyos sueldos y salarios siguen congelados; las familias pobres, que dedican la mayor parte de su presupuesto a alimentos que son los productos que más han subido; y las regiones del interior del país, donde la inflación ha sido mayor.

LAS CAUSAS DE LA INFLACION
La inflación es sobre todo un fenómeno macroeconómico. El problema no es el pollo; el alza de precios es generalizada, aunque algunos productos suban más que otros. Y las causas no son solamente externas, como dice el gobierno tratando de lavarse las manos, también la política económica actual es causante de la inflación.

La explicación más básica de una inflación como la que tenemos en el Perú de hoy, es que la demanda ha aumentado más que la oferta. Al mismo tiempo que hay mayor demanda por los diversos productos, la oferta no ha crecido al mismo ritmo, porque el gobierno no ha promocionado la agricultura.

Desde luego, decir que los peruanos estamos consumiendo demasiado, en un país con más de 40% de pobreza, o que hay mucho gasto público cuando los hospitales se caen a pedazos y los caminos rurales son un desastre, parece absurdo. Es que, efectivamente, ni el gasto de la enorme mayoría de peruanos ni el gasto público son excesivos. Todo lo contrario, son deficitarios en relación a las necesidades.

Lo que sucede es que, aunque la gran mayoría de los peruanos consume muy poco y el estado tiene bajos niveles de gasto e inversión social, por otro lado hay un grupo de peruanos y de empresas trasnacionales que concentran los ingresos y que gastan demasiado. Esto está generando la inflación.

Recordemos que en la economía, no vale el “una persona un voto”. Lo que cuenta son los soles. Más soles tienes, más vales y más impacto tienes en la economía. Así, los 11 millones de peruanos pobres, que según las cifras oficiales en tres años han aumentado su consumo en 75 céntimos diarios, suman 3 mil millones de soles adicionales. Esto no es ni el 1% del PBI, mientras en ese periodo el PBI ha crecido 25%. Es decir, los pobres no han recibido ni la veinteava parte del crecimiento. Podemos asegurar que no es por ellos que el consumo ha crecido mucho.

Por otro lado, los dueños de una veintena de empresas mineras aumentaron sus ingresos en 25 mil millones de soles: 8 veces más. También AFPs, bancos y grandes empresas en general han tenido utilidades récord.

DISTINTAS RECETAS
Frente a la inflación, la receta del ministro Valdivieso, siguiendo los tradicionales moldes del FMI es reducir el gasto público: menos gasto en educación, programas sociales e inversiones regionales. Nada de ajustar a “los de arriba”, nada de cobrar más impuestos a los que concentran la riqueza. ¡Si hasta mantiene cientos de millones de soles en subsidios de combustibles a las empresas mineras!

Dado el fuerte impacto de la inflación sobre los bolsillos populares, es necesario un plan alternativo al que está implementando el gobierno. Si se optara por una opción que redujera los ingresos de los de arriba, se podría al mismo tiempo reducir el acelerado crecimiento de la demanda macroeconómica que provoca inflación, y mantener e incluso ampliar el gasto social y en inversión regional. De esa manera, además, se podría ir mejorando las posibilidades de crecimiento económico en el mediano plazo, con mejor infraestructura y una población más educada y saludable.

Muchas otras políticas deben cambiarse en el Perú; las aquí propuestas solo contemplan aquellas relacionadas al objetivo de controlar la inflación.

En el terreno de la regulación de la moneda y el crédito, convendría reducir el acelerado crecimiento del crédito, mediante las siguientes medidas:
o Elevar los encajes a los préstamos que los bancos obtienen del exterior.
o Elevar las tasas de interés del BCR, hoy negativas en términos reales.
o Regular de manera más estricta los créditos de consumo (tarjetas de crédito, etc).

Por el lado del presupuesto público, se puede elevar el superávit fiscal para reducir la demanda agregada, pero sin los recortes al gasto social que va a hacer el gobierno, mediante:
o Un impuesto a las sobreganancias mineras y a las ganancias en bolsa de valores.
o Elevación de impuesto a la renta a los sectores de altos ingresos.
o Elevación de impuestos a productos de lujo (carros de lujo, yates, etc).
o Eliminación del subsidio a los combustibles que reciben las empresas mineras.
o Aumentar el gasto social, en infraestructura y en inversiones descentralizadas, financiado con estos ingresos adicionales, dentro de la mayor meta de superávit.

Esto debiera complementarse con políticas para sostener el crecimiento económico y reducir las presiones inflacionarias en el mediano plazo, como:
o Priorizar las inversiones públicas en infraestructura (carreteras y puertos).
o Asegurar un abastecimiento de energía (gas y electricidad) a precios competitivos.
o Priorizar las políticas de promoción agropecuaria, en particular hacia los pequeños productores y comunidades campesinas y nativas.
o Establecer una protección arancelaria adecuada para la industria nacional.

Finalmente, deben plantearse políticas sociales para defender a los pobres de la inflación y generar capital humano que sostenga un crecimiento futuro, tales como:

o Aumento del presupuesto de los programas sociales, para cubrir el alza de los precios y la ayuda adicional que debe darse a las familias.
o Avanzar hacia el aseguramiento universal en salud, para que las familias pobres no tengan que pagar cuando tienen un problema de salud.
o Aumento del salario mínimo.
o Reajuste de salarios mediante el restablecimiento de los derechos a la sindicalización y la negociación colectiva, negados en la práctica al permitirse los despidos de dirigentes y las services.

Con estas medidas se puede controlar la inflación, mantener el crecimiento y mejorar las condiciones de vida de los pobres. Es sólo cuestión de una decisión política de gobernar para las mayorías y no para el FMI.

Receta anti-crisis

viernes, 10 de octubre de 2008

El nuevo gabinete que se estrenará la próxima semana estará marcado por la crisis económica. Si bien empieza en medio de una crisis política causada por la corrupción, lo que tendrá efectos más fuertes y duraderos es la crisis financiera internacional.

A estas alturas, es evidente que fue un grave error el que cometió el Presidente García hace dos semanas cuando dijo, siguiendo como de costumbre a la mayoría de economistas de derecha, de que el país estaba “blindado frente a la crisis”. En el último mes, la bolsa de valores ha caído en % (sumando - % en el año), el BCR ha tenido que vender más de 3,000 millones de dólares e inyectar …al sistema financiero, el dólar ha subido hasta 3.10 y los afiliados a las AFPs- Fondo 3 han perdido % de su dinero. Y sólo estamos viendo el comienzo.

En el momento actual, la crisis financiera internacional puede entenderse como que estamos en medio de un terremoto: no sabemos si lo peor ya pasó o está por venir, ni sabemos si se acaba dentro de poco o demorará mucho, ni mucho menos sabemos cuántas casas y edificios se caerán. Mucho menos sabemos cómo será la posterior reconstrucción. Lo que sí sabemos es que no se trata de un temblorcito, de un susto sin mayores consecuencias: éste es un terremoto y de los fuertes.

Pero sí sabemos que hemos visto solamente los primeros impactos, los más rápidos y violentos, de la crisis, que son los financieros. A nivel internacional es claro que cuando menos por un par de años, el crecimiento económico se va detener, los precios de las materias primas van a estar bajos, los inversionistas van a estar nerviosos y poco dispuestos a arriesgar en países subdesarrollados, y la banca internacional y los Estados Unidos ya no tendrán el poderío de antes.

La responsabilidad del gobierno
En el Perú, esta crisis también se parece a un huracán, esos fuertísimos vientos y lluvias que asolan de vez en cuando partes del hemisferio norte. Las ciudades y regiones que cada cierto tiempo sufren huracanes tienen ventaja sobre quienes sufrimos terremotos: los huracanes se anuncian. A veces se van a otro lado, a veces son más fuertes o más débiles de lo pensado, pero hay alertas que permiten prepararse para su llegada.

Esta crisis internacional fue así. Recuerden que fue el año pasado que salieron a luz los primeros problemas y que la Fed, el banco central norteamericano, tomó las primeras medidas de respuesta. Pero aquí Luis Carranza (ex-ministro de economía y hoy consejero presidencial), Julio Velarde (Presidente del BCR) y Alan García insistieron en que no pasaba nada, y aplicaron políticas que nos han puesto en situación vulnerable.

La reducción de aranceles llevó a un crecimiento de las importaciones superior al 50% y aun déficit con el exterior (cuenta corriente) de 4% del PBI, que se registra a pesar de los altísimos precios de las materias primas. A su vez, Julio Velarde favoreció la entrada de capitales golondrinos, cuando desreguló a los bancos los que sacaron préstamos de corto plazo del exterior por 3 mil millones de dólares, que seguramente saldrán del país en los próximos meses.

Golpea duro. Especulacion AFPs.

Crisis internacional: en medio de un terremoto

La actual crisis financiera internacional es como un terremoto: sabemos que estamos en medio de él, pero no sabemos si está por terminar o si vendrá un remezón peor. Tampoco sabemos cuántas casas y edificios se caerán. Menos todavía podemos saber cómo se reconstruirá la ciudad después del sismo.

Pero de lo que no cabe duda es que estamos en medio de un terremoto. No es un temblorcito. No es algo que pasa sin más consecuencias que un ligero susto. No, es un terremoto y de los grandes.
Los expertos coinciden en que desde el crack de 1929, hace casi 80 años, el mundo no había vivido una crisis financiera de esta magnitud.Lo primero que sorprende, entonces, es que el Presidente de la República no se manifiesta al respecto. Sí, es verdad que está en medio de otro terremoto, causado por la revelación de una fuerte corrupción en su gobierno. El mismo Alan García se ha reunido con algunos de los corruptos más de una vez. Pero aún en esas condiciones es increíble que sobre la crisis internacional, dos semanas después de que esta se revelaran con toda su fuerza, y diez días después de que dijera la barbaridad de que esto no nos iba a afectar para nada, el Presidente García no diga ni pío sobre el tema y prefiera hacer declaraciones orientadas a mantener la impunidad en torno a la muerte de cuatro campesinos en Ayacucho y una señora embarazada a manos de una patrulla militar.
El terremoto internacional tiene muchas diferencias, pero algunos parecidos con la crisis de corrupción de Perú: personajes inescrupulosos, abuso total de los dineros del público, un estado permisivo y cómplice, desregulación y privatización. También algunas consecuencias de estas dos crisis son parecidas, como la confianza de la gente, que en ambos casos prácticamente ha desaparecido. La diferencia en este caso es que, en la crisis financiera, la gente tiene una salida, que es retirar su dinero de los bancos y financieras, aunque sea tras haber perdido 30% o 40% del mismo. En cambio, ante la pérdida de confianza en el gobierno poco es lo que podemos hacer de manera individual, y la búsqueda de opciones colectivas, es más lenta y difícil.

Recién estamos viendo las primeras consecuencias de la crisis internacional sobre nosotros: alza del dólar con sus duros efectos sobre quienes tienen deudas en esa moneda y caída de la bolsa de valores que afecta también a los afiliados a las AFPs. Otros efectos los veremos en los próximos meses, dependiendo de la reacción del gobierno. La caída del precio del cobre y otras materias primas reducirá los ingresos fiscales, pero el gasto público en educación, salud y carreteras sólo se afectará si predomina la clásica visión fondomonetarista del ajuste. El crédito posiblemente se haga más difícil de obtener y suban las tasas de interés, por lo que pagar deudas en la medida de lo posible es una medida prudente. El crecimiento económico se detendrá, y con ello el empleo. Pero recuerden que estamos en medio de un terremoto. No se puede saber cuánta más crisis tenemos por delante ni cómo se resolverán las cosas al final.