Más sobre las sobreganancias mineras

lunes, 29 de marzo de 2010

Publicado en Coordinadora Nacional de Radio el 27/03/2010

La semana pasada escribí recordando que los precios internacionales de los metales han regresado a niveles estratosféricos. Calculé que en 5 años las sobreganancias de una sola empresa, Southern Copper, sobrepasan los 4,300 millones de dólares.

Nueva información: Germán Larrea, dueño de Grupo México propietario de Southern Copper, ha pasado a tener una fortuna personal de 9,700 millones de dólares, él solito. Ha pasado a ser el número 72 entre los multimillonarios del mundo. Él solo podría financiar casas para más de millón y medio de familias peruanas, con el sistema de techo propio!

Escribí la semana pasada que ya era tiempo de que un gobierno comprometido con el bienestar de los peruanos cobre a esas empresas los impuestos y regalías justos, y los utilice honestamente en asegurar derechos sociales y promover un desarrollo económico que incluya a todos.

Cobrar los impuestos no es suficiente. Hay que usar bien ese dinero, sin corrupción. ¿Si actualmente muchos gobiernos, nacional, regionales y locales, están embarrados hasta el cuello y no gastan ese dinero, será eso posible? Hay que recordar que el primer foco de corrupción es precisamente el de trasnacionales que no quieren pagar lo justo. Lo sucedido en Ancash, donde el Presidente regional y muchos alcaldes terminan defendiendo a una empresa que va a dejar de pagarles 150 millones de dólares de canon, es revelador.

Pero superado ese problema, todavía está el reto de que nuestro estado use bien esos dineros. Se debe ser eficiente en dar buena educación, construir las carreteras y puertos que nos faltan, mejorar la salud para todos y tener un sistema de seguridad de cobertura universal. Además, el estado debe promover una economía que no esté tan concentrada en pocas manos, basada en recursos naturales agotables y dañina del medio ambiente, como la que tenemos ahora. El Estado debe ser eficiente en financiar el desarrollo de la agricultura, el turismo y las pequeñas empresas, crear tecnología propia, industrializarnos, buscar nuevas fuentes de energías renovables, cuidar nuestra biodiversidad, adecuarnos al cambio climático, promover nuestras culturas y afirmar la democracia.

Si no hemos resuelto logrado que nuestro estado tenga una acción eficiente para enfrentar todos esos retos, ¿para qué insistir en que las mineras paguen impuestos a las sobreganancias? Primero, porque es lo justo. Segundo, porque así combatimos la corrupción de quienes las apañan. Tercero, porque si no podemos usar bien esa plata ahora, siempre será mejor que la tengamos guardada nosotros a que se la lleven las trasnacionales. Cuarto: aún con todos los problemas que existen hoy, más presupuesto en educación, salud, carreteras y agua, puede mejorar mucho la calidad de vida de millones de peruanas.

El Perú tiene muchos retos. Una de las dificultades para superarlos, y solo una, es el dinero. Pero es una tremenda barrera.

El dinero no hace la felicidad. Pero como ayuda. Un impuesto a las sobreganancias mineras puede ser una gran, gigantesca, ayuda.

Enlace:
http://www.cnr.org.pe/nueva_web/pluma-y-oido.shtml?x=8668

Sobreganancias mineras de regreso con fuerza

miércoles, 24 de marzo de 2010

Publicado en Coordinadora Nacional de Radio el 20/03/2010

Los precios internacionales de los metales han regresado a niveles estratosféricos. El cobre, que durante muchos años estuvo alrededor de 75 centavos la libra, subió entre el 2005 y el 2008 hasta alcanzar los 3 dólares 50 la libra, es decir, 5 veces más que su precio histórico. Cayó un poco el año pasado con la crisis internacional, pero el precio del cobre ha regresado a niveles cercanos a los 3 dólares 50.

Otros metales tienen igualmente precios elevadísimos. El oro, que es el otro producto que junto al cobre encabeza nuestras exportaciones mineras, ha pasado de un precio histórico de 300 dólares la onza troy, a cerca de 1,200 dólares la onza troy, el cuádruple.

La empresa Southern Copper, que explota los yacimientos de Toquepala y Cuajone en el sur del país, ha tenido ganancias netas de 5,300 millones de dólares en los últimos 5 años, incluyendo el año pasado cuando los precios fueron un poco más bajos.

¿Se justifican estas ganancias por haber realizado una enorme inversión? Es acaso que esas enormes ganancias son proporcionales al tamaño de su inversión? No. La tasa de rentabilidad de Southern en esos 5 años ha sido de 320%; es decir, en solo 5 años ha recuperado más de 3 veces su inversión. Una buena tasa de ganancia, una rentabilidad razonable, a nivel internacional es un 12% anual. Si la Southern hubiese obtenido esta tasa de ganancia, sus utilidades habrían sido en esos 5 años algo menos de 1,000 millones. Su sobreganancia es de 4,300 millones de dólares.

A veces es difícil entender el tamaño de estas cifras. Un obrero peruano con el salario mínimo, gana poco más de 2 mil dólares al año, 10 mil en 5 años. Una sola empresa, Southern, tiene ganancias iguales a lo que ganan medio millón de trabajadores, una sola trasnacional gana lo que reciben 500 mil peruanos.

Sólo las sobreganancias de esa empresa, alcanzarían para financiar un seguro de salud integral, completo, para todos los peruanos. O alcanzaría para que todos los peruanos mayores de 65 años, reciban 170 soles mensuales, todos los meses del año.

Southern no es un caso excepcional. Antamina, otra empresa del cobre, tiene sobreganancias similares o mayores, y aun así elude pagar otros 300 millones de dólares de impuestos, acogiéndose a una ley de Fujimori de descuento de impuestos a la que nunca pudimos ni podemos acceder el resto de los peruanos que tenemos un pequeño negocio, una industria o una empresa de turismo o agropecuaria.

Ya es tiempo de que un gobierno comprometido con el bienestar de los peruanos cobre a esas empresas los impuestos y regalías que nos corresponden como propietarios de esos recursos, y los utilice honestamente en asegurar derechos sociales y promover un desarrollo económico que incluya a todos. Es lo justo.

Enlace:
http://www.cnr.org.pe/nueva_web/pluma-y-oido.shtml?x=8626

Los retos del desarrollo en el Perú

lunes, 15 de marzo de 2010

Publicado en Coordinadora Nacional de Radio el 13/03/2010

Si hubiera que resumir en una frase los problemas del Perú, podríamos decir que son la exclusión social, la inexistencia de un Estado-nación basado en una democracia sólida y duradera y una economía dependiente y primario-exportadora impedida de tener una dinámica sostenida de desarrollo. Estos tres factores, el social, el político y el económico se refuerzan entre sí manteniendo al país en el atraso, la explotación y la pobreza.

Nuestra sociedad es excluyente. La clase dominante desprecia las culturas nativas, discrimina a quienes no son blancos y a las mujeres, que no son tratados como iguales. Hay una fuerte desigualdad y estratificación social. El resultado de esa fractura histórica es la debilidad de un sentimiento nacional: buena parte de la clase alta se siente más cerca de Miami que al Perú; las grandes mayorías sienten que el país no les pertenece porque quienes lo dominan lo hacen a sus espaldas y en su contra. Ello ha generado un sentimiento de desconfianza y de desprecio hacia lo público.

Este resultado social en buena parte se debe a lo que sucede en las esferas política y económica. En lo político, tenemos un estado que no asegura casi ningún derecho social de manera universal y que no atiende ningún servicio ni trámite en quechua (un tercio de la población tiene como lengua materna alguna lengua autóctona, el 90% de ellos el quechua).

Por otro lado, la estructura económica no ha integrado al país, sino que ha generado algunas islas de progreso capitalista en un mar de pequeña producción de subsistencia, campesina y urbana. El neoliberalismo nos ha llevado de regreso al modelo primario-exportador, que -como en los 50s- genera enclaves de grandes empresas mineras poco generadores de empleo y poco relacionados al resto de la estructura productiva, que además están mayoritariamente bajo control de capitales extranjeros. El estado debería aprovechar las riquezas minerales para impulsar el desarrollo de otros sectores e industrias; sin embargo, el estado está capturado por estos sectores que impiden cualquier tributación efectiva sobre las riquezas minerales que constitucionalmente pertenecen a la nación.

El Perú requiere cambiar la lógica de explotación y abuso de los poderosos, de aprovechamiento de las riquezas naturales por unos pocos y de uso del estado en beneficio personal y de grupo. También necesita fundar un sistema político capaz de organizar los intereses sociales sobre la base de la transparencia, la rendición de cuentas y el ejercicio ético de la política. Esta transformación debe abrir el camino a una nueva senda de desarrollo humano, donde todos los peruanos puedan ejercer una amplia libertad y tener oportunidades para su realización individual, donde las relaciones sociales se caractericen por la integración y cooperación y donde el estado esté al servicio de la sociedad.

Enlace:
http://www.cnr.org.pe/nueva_web/pluma-y-oido.shtml?x=8569