La crisis económica y las oportunidades

sábado, 28 de febrero de 2009

En los últimos meses he estado escribiendo e insistiendo sobre la crisis internacional y su impacto en el Perú. Los despidos masivos, la caída de precios agropecuarios, el desastre de nuestros fondos en las AFPs, muestran que efectivamente no estábamos blindados. Y la situación económica va a empeorar en los próximos meses.
Hay diversos problemas nacionales, muy serios, que no están directamente afectados por esta crisis. Los serios problemas ambientales, la mala calidad de la educación, la falta de acceso a la salud y los riesgos que tienen los pacientes, las violaciones a los derechos humanos en casos como las torturas de Majaz, la corrupción generalizada, la injusticia del sistema de justicia, el autoritarismo del gobierno y el desprestigio del Congreso, el centralismo, el abandono de la ciencia y tecnología, la desatención al agro y las pequeñas empresas, los conflictos sociales, la venalidad en la televisión y muchos medios masivos de comunicación, los abusos de las empresas hacia sus trabajadores, la discriminación de las mujeres, la exclusión de los pueblos indígenas, son todos problemas que siguen presentes y que demandan solución.
En todos estos temas, el gobierno de Alan García ha sido absolutamente conservador. No ha promovido reformas y ha mantenido todos esos graves problemas sin atender, lo que ha hecho que se vayan agravando con el tiempo.La crisis económica dificulta la atención a estos problemas. Los dos primeros años de gobierno fueron de excepcional bonanza económica, gracias a una coyuntura internacional excepcional. Eran por eso el momento ideal para que un gobierno se concentrara en mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Lamentablemente, no lo hizo, y ahora la crisis económica obliga a atender un nuevo frente de acción.
Pero eso no quiere decir que debiéramos resignarnos a todos esos lastres de la vida nacional. Por el contrario, si bien la crisis genera dificultades, también genera oportunidades. La retracción de la inversión minera debiera servir para repensar una estrategia en relación al medio ambiente, las comunidades y la tributación. La necesidad de aumentar el gasto público como una medida anticíclica debiera servir para lanzar una mejora sustancial de la salud pública y un sistema de pensiones asistenciales. El fracaso hoy más evidente del modelo económico, debiera llevarnos a iniciar una modificación de fondo del mismo, para que la respuesta a la crisis no sea como seguir con lo mismo sino como iniciar un desarrollo económico inclusivo y sustentable. La necesidad de que la respuesta a la crisis refleje una verdadera unidad nacional, debiera hacer que se promueva una mayor democratización del país y un respeto a los derechos humanos. Nada de eso aparece en la agenda del gobierno.
Lástima que tengamos un gobierno que no solo es de extrema derecha, sino que enfeudado a los grandes empresarios y la Confiep, carece de la imaginación, la empatía con el pueblo y la confianza en la organización ciudadana como para responder a la crisis eficazmente y aprovechando las oportunidades.

Pólítica social para el 2009

sábado, 21 de febrero de 2009

La política social del gobierno aprista en sus primeros dos años y medio ha sido decepcionante. En medio de una situación de crecimiento económico y de más dinero en los bolsillos del gobierno, muy poco es lo que se ha hecho. En salud, los ministros Vallejos y Garrido-Lecca estuvieron metidos en corrupción y no mejoraron la atención de salud. El año pasado los alimentos subieron de precio, y el gobierno no hizo nada. Peor: en los programas del vaso de leche, los comedores populares y los desayunos escolares, se mantuvieron los presupuestos cuando los precios de los alimentos subían, con lo que la ayuda a los niños se redujo. Por su parte, mataron a Foncodes, que solo fue resucitado para darle empleo a Carlos Arana, el dirigente aprista amigo del corrupto Agustín Mantilla. Sólo Juntos se ha venido ampliando en zonas rurales andinas, y aunque la gestión no ha sido buena, es dinero que llega a familias campesinas muy pobres.

En ese contexto, llegó la crisis internacional. No, no estábamos blindados. Miles de familias pobres ya están afectadas. A las alzas de precios de los alimentos del año pasado, le han seguido otros golpes. Los alpaqueros, por ejemplo, campesinos muy pobres, resulta que antes les pagaban 12 soles por kilo de lana y ahora les pagan 3 o 2 soles. Los cafetaleros, bananeros y mangueros reciben menos precio por sus productos. En Ica, las empresas agroindustriales ya despidieron más de mil trabajadores; también ha habido miles de despidos en la minería y la industria textil.

¿Qué se puede hacer ante esta situación, más allá de un programa que efectivamente mantenga el crecimiento económico y la creación de empleos?

Alan García y Luis Carranza están aplicando un plan anti- crisis que concentra los recursos en las grandes empresas y los ministerios bajo conducción aprista, como Vivienda y Transportes. Eso debe cambiar, hay que darle prioridad a defender el empleo, aumentar el gasto social y dar apoyo a los pobres golpeados por la crisis.

Dos tipos de programas sociales parecen particularmente adecuados a esta situación. En aquellas zonas donde se están perdiendo empleos masivamente, programas orientados a construir y mejorar caminos rurales, infraestructura de riego, colegios y centros de salud deben generar cientos o miles de empleos temporales. De esta manera, se combina la necesidad de las familias de tener un sostén económico con la mejora de servicios públicos e infraestructura.

Por otro lado, para campesinos como los alpaqueros, un empleo temporal no es la mejor solución: ellos tienen que seguir cuidando su ganado. En estos casos, programas de transferencias, como Juntos, pueden ser más efectivos. En los distritos donde ya existe Juntos y hay ganaderos golpeados por la crisis, el programa podría ampliarse temporalmente para las familias sin hijos, ya que hoy Juntos es sólo para familias que tienen hijos menores.

Además, la salud y la seguridad social para los ancianos son políticas sociales que debieran estar siempre funcionando pero que ahora se vuelven más necesarias. La familia que ya en tiempos normales requieren hacer un gran esfuerzo para pagar las medicinas o la operación que necesita, está mucho más en riesgo cuando el desempleo los golpea. Los ancianos que carecen de pensión que los soporte, y que dependen de la buena voluntad de los hijos, también sufren el golpe cuando estos pierden el trabajo. Si hay un año en el cual la seguridad social, en salud y pensiones, debería reforzarse, es precisamente éste, el 2009. Hacer realidad un aseguramiento universal en salud que brinde buena atención de manera gratuita y darle pensiones a los ancianos pobres con dinero del estado, son dos buenas alternativas.

Alternativas frente a los despidos y el desempleo

sábado, 14 de febrero de 2009

Cómo la crisis internacional está produciendo despidos y aumentando el desempleo, diversos países de América Latina están tomando medidas al respecto. La CEPAL informa que en México, el gobierno destina 150 millones de dólares para que las empresas en mayor crisis no despidan a sus trabajadores y otros 170 millones para programas de empleo temporal.
En Argentina, el gobierno va a subsidiar el empleo cubriendo por doce meses las contribuciones a la seguridad social (10% del salario), con posible prórroga, y otorga incentivos a la formalización del trabajo.
En Bolivia y Brasil se aumenta el salario mínimo en 12%; en Colombia el aumento es de 8% más 26 dólares de subsidio de transporte.
En Chile se ha establecido un subsidio a trabajadores jóvenes con ingresos bajos y se otorga 60 dólares por carga familiar a las familias más vulnerables.
En Perú: hasta ahora nada.
No es que los despedidos no se hayan iniciado. 6 mil trabajadores mineros, 30 mil textiles, un número desconocido pero que seguramente no baja de decenas de miles en la agroindustria, mientras el Ministerio de Trabajo mira hacia otro lado.
En la mayor parte de los casos, se trata de trabajadores “terciarizados” o con contratos temporales, que por eso carecen de cualquier derecho a la sindicalización y la reclamación colectiva, y que pierden el empleo sin indemnización alguna. Así opera el casi ilimitado poder que otorga a los empresarios la ley peruana. Nada importa que muchas de esas empresas hayan hecho ganancias extraordinarias los años anteriores.
La herramienta que el gobierno tiene más a la mano para enfrentar este problema son programas de empleo temporal. “Construyendo Perú”, que comenzó como “A Trabajar” en el gobierno anterior, puede ampliar rápidamente su cobertura, con énfasis en las zonas de mayor despido, en algunos departamentos mineros y agroindustriales.
Estos programas, como el que hoy aplica México, pueden generar cientos de miles de empleo en pocos meses y rehabilitar o construir caminos, colegios o áreas verdes. Son flexibles para ampliarse o reducirse de acuerdo a las necesidades regionales. Han funcionado bien en el gobierno anterior. Además, son un mecanismo efectivo para aumentar la demanda interna y servir así como empuje contracíclico, porque usan sobretodo insumos nacionales (cemento, palas, picos, etc) y porque dan ingresos a familias pobres que tienen un consumo básico de productos nacionales.
El incremento del salario mínimo, como están haciendo Colombia, Brasil y Bolivia, es otra medida importante. La disminución de la producción y los despidos se produce fundamentalmente por falta de demanda, y aumentar el salario mínimo puede ayudar a recuperar la demanda. Tal alza de salarios no tiene porque representar una pérdida de competitividad de la industria nacional, si va acompañada de un aumento en el tipo de cambio, el drawback y los aranceles (los dos primeros ya se vienen produciendo).
El apoyo a pequeñas empresas y a sectores en crisis también es una medida conveniente. El sector textil por ejemplo, ha perdido decenas de miles de empleos, y eso va a seguir. Un respaldo a empresas en crisis a condición de que mantengan el empleo, como en México, puede servir de complemento a programas de protección del mercado interno frente al dumping chino, de compras estatales de buzos, uniformes y calzado escolar, y de facilitación del crédito. Cubrirles la mayor parte de sus contribuciones a la seguridad social con fondos del estado, como hace Argentina, o subsidiar los salarios bajos como en Chile, podría servir para mantener y ampliar el empleo formal, y aumentar la competitividad empresarial.
Defender el empleo y los salarios debe ser una prioridad ante la crisis. El paquete anti-crisis de Carranza se centra en la reducción de controles en proyectos millonarios que se encargan a las grandes empresas constructoras, con lo que la corrupción irá de la mano con el aumento de la pobreza. Hay otras formas de hacerle frente a la crisis defendiendo el trabajo digno, y casi todos los países vecinos las aplican, ¿por qué el Perú es la excepción?

A una semana del nuevo plan anti-crisis

lunes, 9 de febrero de 2009

La semana pasada, el nuevo ministro de Economía Luis Carranza anunció un nuevo plan para afrontar la crisis económica. Tardíamente, el gobierno intenta reaccionar. Ya la crisis golpea fuertemente al país, los precios de nuestras exportaciones, del café y del banano han caído, los despidos se multiplican y el costo de vida sigue altísimo.

A continuación, un balance rápido de lo que se sabe a la fecha de este nuevo Plan Anti-Crisis:
Es Otro Plan, y no la Primera Etapa del anterior. Ya no se llama "Plan Anti-crisis", ahora se llama "Plan de estímulo económico" Carranza no quiso como entenado al hijo de Valdivieso, quiere el propio. Es claro que se trata de otro plan, y no de la "Primera Etapa" del anterior: el esquema es otro, diversas medidas tomadas no estaban en el anterior plan (rebaja de combustibles, aumento del drawback, fideicomisos regionales, Costa Verde, FOIRSUR, Fondo de Igualdad, reprogramación de deudas, garantías del Estado a empresas en Asociaciones Público-Privadas) y varias medidas del anterior plan quedan congeladas (aumento a programas sociales, apoyo a trabajadores en sectores afectados, proyectos con financiamiento externo, programas de vivienda). Un balance somero de cuánto se había avanzado con el Plan Anti-Crisis hasta ahora es: NADA.

La mitad es un engañamuchachos. De los 4,500 millones de soles anunciados, más de la mitad son unos "fideicomisos regionales", que se dijo "movilizarán" 2,600 millones de soles, y que nadie sabe en qué consisten y cómo funcionan. Recientemente parece haberse aclarado la figura: el gobierno ha enviado un proyecto de ley al Congreso según el cual los gobiernos regionales podrán endeudarse por esa suma, poniendo el gobierno central apenas la décima parte. Pero todavía eso tiene que pasar por el Congreso, la aprobación del reglamento, la burocracia que apruebe los procedimientos, así que faltan muchos meses antes que eso funcione.

Se mantiene la improvisación y la incertidumbre. Se dice que 1,900 millones son para proyectos, pero ni siquiera se han aprobado los montos específicos para cada uno de estos proyectos (D.U. 010-2009). Mientras no haya un proyecto de crédito suplementario y una explicación clara, seguiremos sin saber cuánto de lo anunciado son recursos nuevos, y cuánto es pura propaganda. Lo presentado sigue sin ser un plan, sino sólo un listado de acciones,

No hay ninguna transparencia, y el "comité de supervisión" está pintado en la pared. Sin metas, sin fechas de ejecución, sin responsables, no es posible supervisar nada.

¿Lograrán evitar la recesión? Imposible saber pero improbable. Por un lado, no se sabe realmente que harán de nuevo y con cuánta plata. Hasta ahora, la suma real es muy insuficiente, aún si se consideran los 1,900 millones de soles en proyectos "de urgencia" pero sin presupuesto, el paquete solo llega a 0,8% del PBI. Por otro lado, la capacidad de ejecución del gasto sigue siendo una interrogante. Es muy difícil que este paquete de medidas logre evitar la recesión en el 2009.

Nada sobre el desequilibrio externo: habrá que enfrentarlo tarde o temprano. El nuevo Plan mantiene el autismo que la primera gestión de Carranza y la de Valdivieso han mantenido sobre el creciente desequilibrio externo. Las importaciones se han duplicado con este gobierno, y ante exportaciones en caída libre, la hemorragia de reservas internacionales es indetenible. Pero este "Plan" no alcanza a ver más allá de sus narices en el sector externo.

Hay algunas buenas noticias, como la rebaja de los combustibles en "aproximadamente" 10%, el drawback aumentado a los exportadores no tradicionales, así como las compras a pymes (150 millones de soles) y la refacción de colegios (anteriormente anunciadas).

El nuevo Plan mantiene un marcado sesgo a favor de los grandes oligopolios. Se aprobarán garantías especiales para las grandes empresas que entren en las "Asociaciones Público-Privadas", convirtiéndolas así en negocios sin riesgo, asumiendo el riesgo el Estado. Se está permitiendo que estos negocios privados a costa del Estado, se hagan sin los controles necesarios, suspendiéndose leyes y regulaciones que este mismo gobierno aprobó pocos meses atrás (D.S.020-2009-EF). Los empresarios reciben 30 millones adicionales en subsidios (drawback). La mayor parte de los fondos públicos son para empresas constructoras. Y se sigue permitiendo altos precios de la harina de trigo y el aceite, y que las refinerías cobren altos precios por los combustibles.

El nuevo Plan sigue siendo marcadamente centralista. En vez de aumentar el presupuesto de gobiernos regionales como les prometió Alan García, quieren que se endeuden. De las obras públicas, no les dan ni la quinta parte del presupuesto (D.U 017-2009). A los municipios que se les cortó 400 millones de soles para programas sociales en el presupuesto 2009, ahora se les reponen 60 millones para los comedores populares, pero no se reajusta el presupuesto del vaso de leche según las alzas de precios, ni se les restituye los presupuestos para pequeñas obras que antes tendía Foncodes.

El empleo y los salarios están absolutamente ausentes. Ni una línea al respecto. 6 mil mineros despedidos, 30 mil textiles despedidos, salarios estancados, y el Plan no dice nada. Hasta los congresistas demócratas norteamericanos reclaman por las leyes antilaborales en el Perú.

El nuevo Plan tiene muy poco para los sectores sociales. Han reanunciado un "Fondo de Igualdad" que anteriormente diseño Carranza y que nunca funcionó. Se habla de una reforma de "Juntos" mezclándolo con empleo temporal y construcción de viviendas, que es como mezclar papas con camotes: para eso ya están los programas Construyendo Perú y Techo Propio. Sólo se ha precisado lo antes anunciado para infraestructura social, que sería para mantenimiento y refacción de colegios. Nada sobre salud, pensiones, grupos vulnerables, niños adultos mayores, programas alimentarios, comunidades, pueblos indígenas.

Todo lo social se concentra en programas controlados por apristas (Educación, Juntos, Trabajo, Vivienda) y nada para Mimdes y Salud. Tampoco hay nada sobre agricultura, y el anunciado "Sierra productora" del primer discurso, no se ha mencionado en esta oportunidad. ¿Dónde está Yehude y su gente? El balance político es claro: Yehude sigue cada vez con menos poder, Carranza es hombre de García.

La subida del dólar y las alternativas

viernes, 6 de febrero de 2009

El alza del dólar afecta a la mayoría de peruanos. Miles han comprado departamentos con créditos hipotecarios en dólares, o han comprado una refrigeradora o un carrito con préstamos en dólares. A medida que el dólar sube, todos ellos tendrán que gastar más soles para poder comprar los dólares necesarios para pagar su cuota. Existe además el riesgo de que les suban las tasas de interés, aumentando aún más su cuota. Esto no tiene porqué ser así: la permisividad de gobiernos que han permitido que los bancos actúen sin el cuidado necesario y abusando de los consumidores, nos ha llevado a esta situación. ¿Es que la crisis internacional no nos han dicho ya con suficiente claridad que a los bancos y sistemas financieros hay que tenerlos estrechamente regulados? ¿Qué espera el gobierno para actuar?

El alza del dólar también llevará a que suban de precio todos los productos importados. Medicinas o fertilizantes, yates de lujo o tours a la China, como su precio está en dólares, suben de precio por igual. ¿Pero es acaso lógico que en un contexto de crisis, se trate por igual a medicinas esenciales que a yates o artículos de lujo? ¿No debería tratarse de manera diferenciada el consumo suntuario, eso que no es tan necesario y que sólo pueden consumir los muy ricos, de los productos más básicos y de lo que necesitamos para producir más? ¿La pobreza y la desigualdad, no son acaso elementos a tener en cuenta en las respuestas a la crisis?

La subida del dólar no significa malas noticias para todos. Para los exportadores, sean éstos empresas mineras o cafetaleros, podrán convertir los dólares de los productos que venden, en más soles. ¿Debería tratarse igual a unos pocos mega-empresarios mineros que obtuvieron ganancias increíbles los últimos años, que a cientos de miles de pequeños productores cafetaleros que apenas si logran salir de la pobreza y en cuyas zonas el Estado no provee servicios básicos de salud o caminos decentes? El alza del dólar también es buena noticia para los especuladores en dólares, para los financistas que vienen apostando cientos de millones en este sentido.

El dólar ha subido porque el Banco Central de Reserva, es decir el gobierno lo ha permitido. El dólar en el Perú no depende de la "libre" oferta y demanda: está controlado, en la práctica, por el BCR. Ante los efectos de la crisis internacional, en los últimos 6 meses el BCR ha intervenido en el mercado de dólares vendiendo 7 mil millones de dólares de sus reservas, una enorme suma de dinero para el Perú. Y sigue vendiendo, todos los días, varias decenas de millones de dólares: a veces 50, a veces 80 millones.

El asunto es que la intervención del BCR en el precio del dólar tiene un límite: la cantidad de reservas disponibles que tiene. Cuando ya no tenga dólares que vender, ya no podrá intervenir en el mercado; si llegara ese momento, el dólar se dispararía.

La reciente alza del dólar se debe a que el gobierno y el BCR han reconocido que no pueden seguir perdiendo reservas tan rápido como lo han venido haciendo. Antes, la elevada inflación (6%, el doble de la meta del BCR) los había llevado a aguantar el dólar para evitar un mayor impulso inflacionario, pero la noticia de una inflación baja (0,1%) en enero ha reducido estas resistencias.

Mantener una cantidad de reservas internacionales, de dólares, en manos del BCR es importantísimo para poder tener capacidad de regulación en este precio clave que es el precio del dólar. Al respecto, la crisis internacional pone mucha presión a nuestra economía debido a que no podemos obtener la misma cantidad de dólares que conseguíamos antes: los precios del cobre y otras exportaciones se han derrumbado, vender ropa en Estados Unidos está mucho más difícil, y los préstamos y la inversión extranjera se han replegado.

Frente a ello, la anterior política del gobierno, la política del avestruz, la política de decir que estamos blindado y de perder reservas aceleradamente, era una mala política. Pero la política de devaluar cargando todo el ajuste externo sobre el precio del dólar, tiene altos costos sobre millones de familias peruanas. Poner aranceles o impuestos selectivos para reducir importaciones innecesarias, proteger la industria nacional de ropa china y alimentos norteamericanos que entran a precio de dumping, y restringir las salidas de capitales por parte de bancos y AFPs especuladoras, servirían para evitar una devaluación exagerada y para que los dólares, que el país hoy debe cuidarlos con esmero, se guarden para lo más necesario: el consumo básico, la producción nacional y la inversión.

La economía política del retorno de Carranza

domingo, 1 de febrero de 2009

Pedro Francke y
Félix Jiménez
Profesores de la PUCP
Cuando Luis Carranza renuncia al MEF la discusión entre los que le adjudicaban haber sobrecalentado a la economía y los que sosteníamos que se había convertido en el responsable del deterioro del sector externo, no concluía. Era el mismo debate entre los que abogaban por restricciones monetarias y fiscales por el temor a la inflación, y los que como nosotros, al lado de los industriales, llamaban la atención sobre la creciente pérdida de mercado interno por la penetración de las importaciones alertando sobre la configuración de una tendencia hacia la crisis del sector externo. Hay que recordar que este debate se desarrolla cuando a nivel internacional ya existen signos evidentes de una crisis financiera de envergadura.

Ganó el temor a la inflación por el trauma presidencial que le causó el desastre hiperinflacionario de su primer gobierno. Carranza que hizo lo imposible para bajar la inflación (por ejemplo, en marzo bajó por cuarta vez los aranceles), fue sustituido por Valdivieso, alto funcionario del FMI, curtido sólo en experiencias de recortes notables de gastos gubernamentales. Entró al MEF con la idea de recortar 5 mil millones de soles. Perú no podía se más difícil que Rusia, decía Valdivieso; pero, sólo pudo recortar cerca de un mil quinientos millones de soles. Este era el ministro que, pocos meses después de haber asumido el cargo cuando el presidente ya no insiste en el blindaje de la economía frente a la crisis internacional, recibe el encargo de formular un plan anticrisis que por donde se le mire tenía que incorporar políticas fiscales expansivas y no contractivas. Era como encargarle a un plomero convertirse en joyero de filigrana.

El plan anticrisis se anuncia el….. Poco después, el 17 de diciembre Luis Carranza, Ex ministro de Economía y Finanzas y a la sazón asesor presidencial, criticó la tardanza en darse el plan anticrisis se y la lentitud de su ejecución del plan, pero también cuestionó la decisión del BCR de no reducir la tasa de interés de referencia para activar la economía. El monto de S/. 10 mil millones dijo, es «correcto y adecuado en proporción al PBI»; pero, al igual que Cáceres Sayán, pidió que se acelere la ejecución de los proyectos de inversión: «A nivel de la gestión pública hay que asegurarse de que no haya ninguna demora en la ejecución de este paquete», dijo.

¿Qué se puede esperar de esta segunda gestión de Carranza? A tono con las críticas de Carranza el presidente anunció que el reglamento de las asociaciones público privadas debía aprobarse tal como estaba. Sin duda no contaba con el visto bueno de Valdivieso, pero la CONFIEP presionaba y sigue presionando a través de los medios para que se acelere la ejecución de «los modelos de inversión» del plan anticrisis. La oposición debe estar alerta sobre la ejecución de estos modelos.

Por último, lo que nos importa señalar es que la mezcla de más gasto fiscal y menor tasa de interés de referencia del BCR, solo agravará el déficit del sector externo si se sigue manteniendo el tipo de cambio perdiendo reservas internacionales. Las políticas fiscal y monetaria expansivas, aumentarán la demanda interna y, por lo tanto, la demanda de importaciones, en un contexto internacional de recesión económica que deprimirá aún más nuestras exportaciones. Carranza pronto enfrentará la necesidad de subir los aranceles y/o dejar subir el tipo de cambio soportando sus consecuentes efectos inflacionarios.