Crisis, blindaje y alternativas (El Tiempo)

martes, 28 de abril de 2009


La economía peruana ya entró en recesión. El crecimiento económico se detuvo y la producción nacional está reduciéndose. Las cifras oficiales indican que el PBI de febrero fue 0.19% mayor que febrero del año pasado. Pero si comparamos el PBI de febrero del 2009 con el de unos meses atrás, en vez de ir para arriba, estamos yendo para abajo, como se ve en el gráfico. .

Lo mismo sucede con las cifras de empleo, que en los últimos 4 meses han caído en 3%. Estas cifras nos indican que ya pasamos de una crisis que afectaba únicamente a algunos sectores exportadores, a una recesión que se ha generalizado en la mayor parte de la economía nacional. A los miles de empleos perdidos en el sector textil, agroexportador y turístico, y a la drástica reducción de ingresos de alpaqueros, cafetaleros y otros agricultores, se suman ahora muchas otras familias en diversas ramas de la economía.

El gobierno afirmó durante meses que estábamos blindados y que la crisis internacional no tocaría nuestras puertas. No ha sido así por una razón principal: la torpeza del gobierno en hacer frente a la crisis internacional. Pensaron que iba a ser una crisis pasajera y leve, cuando desde el comienzo se veía que podía ser fuerte y prolongada. En tiempos difíciles lo mejor es estar preparado para lo peor, pero el gobierno prefirió pintarse un improbable futuro rosado. Tremendo error, que se explica por la postura neoliberal del gobierno de apostar toda su estrategia al capital internacional y pensar que la intervención estatal en la economía debe ser mínima.

Basados en esa sesgada visión de la realidad, la política económica de todo el segundo semestre del 2008 fue de negación de la crisis internacional. Se limitaron a evitar que la salida de capitales produjera una abrupta elevación del tipo de cambio y una contracción del crédito, mediante la acción del Banco Central de Reserva de vender dólares y proveer liquidez. Al mismo tiempo, optaron por reducir el gasto y la inversión pública, agravando los impulsos recesivos.

El Plan Anti-Crisis

Tardíamente, el gobierno cambió al ministro de economía y se lanzó un plan anti-crisis, oficialmente llamado de “estímulo económico”. Los resultados muestran que ese plan no está funcionando.

En términos macroeconómicos, el principal problema del plan anti-crisis es que confiaba todo a un rápido repunte de la inversión privada y pública. Las recientes declaraciones presidenciales muestran que su confianza a ciegas en la inversión privada, ha fracasado una vez más. Pero el problema también ha estado en la inversión pública: como era previsible, esta demora en hacerse realidad, sobretodo al haberse optado por un esquema centralista que, frente a los gobiernos regionales y municipios, mantiene recortes presupuestales y trabas al desarrollo de sus capacidades gerenciales y técnicas. El gobierno apostó a una inversión pública centrada en los ministerios apristas de transportes y de vivienda, sin lograr los resultados deseados.

En tiempos de crisis, la rapidez para ejecutar los planes es de primordial importancia. Al confiar todo el plan anti-crisis a la inversión, el gobierno dejó de lado otros mecanismos que pueden actuar con más velocidad para estimular la demanda, como son aquellos directamente relacionados a los ingresos y el consumo de la población.

Salir de la Crisis con otro rumbo

La política económica actual no solamente ha permitido la profundización de la crisis; también representa un reforzamiento del modelo neoliberal. El remate de nuestros puertos y la entrega de concesiones de infraestructura mal reguladas a grandes empresas va a significar enormes costos a los usuarios. La priorización de la extracción de minerales y petróleo se sigue promoviendo aunque arrase con el bosque amazónico, el medio ambiente y los derechos de las comunidades y pueblos indígenas.

El último episodio de esta política es la de la libre disponibilidad de la CTS al mismo tiempo que se niega todo aumento de los sueldos y salarios. Se opta porque los trabajadores se coman los ahorros que deben servirles para hacer frente al riesgo de desempleo, justo cuando éste riesgo está más presente que nunca. Por el contrario, lo que debe hacerse es efectivamente aumentar los ingresos de los trabajadores, pero no a costa de ponerlos en mayor situación de vulnerabilidad. ¿Por qué no se rebaja las comisiones y aportes a las AFPs, a quienes desde hace meses les pagamos para que nuestra plata pierda en vez de ganar? ¿Por qué no se reajusta el salario mínimo y se mejoran sueldos y/o bonificaciones a maestros y servidores públicos? ¿Por qué no se facilita que los trabajadores privados en general aumenten sus remuneraciones? Estas son las opciones que se necesitan, aumentando la demanda pero no a costa de aumentar la inseguridad de las familias en medio de la crisis.

El Perú necesita una política económica y social distinta a la actual para salir de la crisis. Pero el objetivo no es regresar a dónde estábamos, a un modelo neoliberal que agrava la desigualdad, acentúa las fracturas sociales y afecta tremendamente nuestro medio ambiente. No debemos retomar el mismo tipo de crecimiento económico sin desarrollo humano y social. Aumentos de salarios públicos y privados, y más presupuesto a programas sociales que directamente vayan a los más pobres, eran y son alternativas anti-crisis que pueden funcionar con rapidez, y que además tienen la virtud de orientarse a los más necesitados. Más allá del corto plazo, debemos apuntar a un desarrollo con orientación humana, basado en la agricultura y la industria, respetando la ecología y donde la salud, la educación y la seguridad social sean componentes fundamentales.

Crisis, blindaje y alternativas

sábado, 25 de abril de 2009

La economía peruana ya entró en recesión. El crecimiento económico se detuvo y la producción nacional está reduciéndose. Las cifras oficiales indican que el PBI de febrero fue 0.19% mayor que febrero del año pasado. Pero si comparamos el PBI de febrero del 2009 con el de unos meses atrás, en vez de ir para arriba, estamos yendo para abajo.

Lo mismo sucede con las cifras de empleo, que en los últimos 4 meses han caído en 3%. Estas cifras nos indican que ya pasamos de una crisis que afectaba únicamente a algunos sectores exportadores, a una recesión que se ha generalizado en la mayor parte de la economía nacional. A los miles de empleos perdidos en el sector textil, agroexportador y turístico, y a la drástica reducción de ingresos de alpaqueros, cafetaleros y otros agricultores, se suman ahora muchas otras familias en diversas ramas de la economía.

El gobierno afirmó durante meses que estábamos blindados y que la crisis internacional no tocaría nuestras puertas. No ha sido así por una razón principal: la torpeza del gobierno en hacer frente a la crisis internacional. Pensaron que iba a ser una crisis pasajera y leve, cuando desde el comienzo se veía que podía ser fuerte y prolongada. En tiempos difíciles lo mejor es estar preparado para lo peor, pero el gobierno prefirió pintarse un improbable futuro rosado. Tremendo error, que se explica por la postura neoliberal del gobierno de apostar toda su estrategia al capital internacional y pensar que la intervención estatal en la economía debe ser mínima.

Basados en esa sesgada visión de la realidad, la política económica de todo el segundo semestre del 2008 fue de negación de la crisis internacional. Se limitaron a evitar que la salida de capitales produjera una abrupta elevación del tipo de cambio y una contracción del crédito, mediante la acción del Banco Central de Reserva de vender dólares y proveer liquidez. Al mismo tiempo, optaron por reducir el gasto y la inversión pública, agravando los impulsos recesivos.

El Plan Anti-Crisis

Tardíamente, el gobierno cambió al ministro de economía y se lanzó un plan anti-crisis, oficialmente llamado de “estímulo económico”. Los resultados muestran que ese plan no está funcionando.

En términos macroeconómicos, el principal problema del plan anti-crisis es que confiaba todo a un rápido repunte de la inversión privada y pública. Las recientes declaraciones presidenciales muestran que su confianza a ciegas en la inversión privada, ha fracasado una vez más. Pero el problema también ha estado en la inversión pública: como era previsible, esta demora en hacerse realidad, sobretodo al haberse optado por un esquema centralista que, frente a los gobiernos regionales y municipios, mantiene recortes presupuestales y trabas al desarrollo de sus capacidades gerenciales y técnicas. El gobierno apostó a una inversión pública centrada en los ministerios apristas de transportes y de vivienda, sin lograr los resultados deseados.

En tiempos de crisis, la rapidez para ejecutar los planes es de primordial importancia. Al confiar todo el plan anti-crisis a la inversión, el gobierno dejó de lado otros mecanismos que pueden actuar con más velocidad para estimular la demanda, como son aquellos directamente relacionados a los ingresos y el consumo de la población.

Salir de la Crisis con otro rumbo

La política económica actual no solamente ha permitido la profundización de la crisis; también representa un reforzamiento del modelo neoliberal. El remate de nuestros puertos y la entrega de concesiones de infraestructura mal reguladas a grandes empresas va a significar enormes costos a los usuarios. La priorización de la extracción de minerales y petróleo se sigue promoviendo aunque arrase con el bosque amazónico, el medio ambiente y los derechos de las comunidades y pueblos indígenas.

El último episodio de esta política es la de la libre disponibilidad de la CTS al mismo tiempo que se niega todo aumento de los sueldos y salarios. Se opta porque los trabajadores se coman los ahorros que deben servirles para hacer frente al riesgo de desempleo, justo cuando éste riesgo está más presente que nunca. Por el contrario, lo que debe hacerse es efectivamente aumentar los ingresos de los trabajadores, pero no a costa de ponerlos en mayor situación de vulnerabilidad. ¿Por qué no se rebaja las comisiones y aportes a las AFPs, a quienes desde hace meses les pagamos para que nuestra plata pierda en vez de ganar? ¿Por qué no se reajusta el salario mínimo y se mejoran sueldos y/o bonificaciones a maestros y servidores públicos? ¿Por qué no se facilita que los trabajadores privados en general aumenten sus remuneraciones? Estas son las opciones que se necesitan, aumentando la demanda pero no a costa de aumentar la inseguridad de las familias en medio de la crisis.

El Perú necesita una política económica y social distinta a la actual para salir de la crisis. Pero el objetivo no es regresar a dónde estábamos, a un modelo neoliberal que agrava la desigualdad, acentúa las fracturas sociales y afecta tremendamente nuestro medio ambiente. No debemos retomar el mismo tipo de crecimiento económico sin desarrollo humano y social. Aumentos de salarios públicos y privados, y más presupuesto a programas sociales que directamente vayan a los más pobres, eran y son alternativas anti-crisis que pueden funcionar con rapidez, y que además tienen la virtud de orientarse a los más necesitados. Más allá del corto plazo, debemos apuntar a un desarrollo con orientación humana, basado en la agricultura y la industria, respetando la ecología y donde la salud, la educación y la seguridad social sean componentes fundamentales.

Del optimismo a la mentira

martes, 14 de abril de 2009

“Dios me ha dado la capacidad de convencer a las personas, incluso a los que dudan, porque este año va a ser grande y sólido”, dijo el presidente Alan García hace dos semanas.

Las cifras oficiales cumplen un rol importante en este convencimiento. Por eso la proyección oficial del Banco Central de Reserva del Perú (BCR) y del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) es que la economía peruana crecerá 5% este año, aunque los cálculos parciales de ambas instituciones no coinciden, milagro que solo puede explicarse porque están hechas a la medida.

Pero la semana pasada, ya el Banco Mundial reconoció que la economía peruana podría crecer solamente 1.8% y un banco internacional ya proyecta un crecimiento de solo 0.9%. Las proyecciones oficiales empezaban a hacer agua.


Tal vez por eso, el primero de febrero el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) anunció que el Producto Bruto Interno (PBI) en enero creció 3.14%. Bastante menos que el 5% anual ofrecido, pero aún claramente positivo.

La cuestión es que, sometida a escrutinio, la cifra del INEI no se sostiene. En el debate empezó al observarse que el rubro de “otros servicios”, según el INEI, creció casi al 6%, y la suma de todo el resto, apenas 1.5%. Pero el PBI de “otros servicios” tiene muy poca información real: se calcula básicamente con fórmulas a partir del resto. ¿Cómo entonces resulta tan diferente?

Luego, Farid Matuk (ex jefe del INEI) encontró que para la entidad oficial el rubro “alquiler de viviendas” crece todos los meses, con o sin crisis, a la misma tasa. Y mostró cómo los datos del PBI del sector transportes en la hoja de cálculo del INEI claramente han sido manipulados para hacerlos crecer artificialmente.

Muchos misterios quedan, porque el INEI ha ocultado la forma como calculaba antes el PBI para impedir las comparaciones, que son indispensables. Parece que el actual jefe del INEI (Renán Quispe) que fue subjefe en la época de Fujimori –cuando el ocultamiento y la mentira eran práctica corriente en el Estado– ha entrado al túnel del tiempo y ha regresado a los noventa.

Pero ya está claro que la cifra del 3.14% no es verdad. Algo parecido a los 3 trillones de dólares en préstamos que los bancos norteamericanos decían que eran muy seguros, triple A, y que hoy no valen casi nada. En realidad ni siquiera se sabe realmente cuánto valen: igual que las cifras del INEI. Pero sería demasiado ingenuo pensar que esto es asunto del INEI.

Más lógico sería pensar que las órdenes sobre los datos estadísticos vienen de arriba, de quien cree que la clave para superar la crisis económica es convencernos de que todo va bien usando un don especial que Dios le dio. La manipulación de las proyecciones de crecimiento y de las cifras estadísticas es parte de la estrategia de convencimiento de Alan García, quien parece no haber entendido que la mentira tiene patas cortas.

Aseguramiento universal: ¿Habrá seguro de salud para todos?

domingo, 12 de abril de 2009

El Congreso acaba de aprobar una ley de aseguramiento universal en salud. Si le hiciéramos caso al nombre, tendríamos seguro de salud para todos. Pero como en otros casos, al Congreso le gusta deformar la realidad, y el nombre de la ley no corresponde a lo que realmente es.

Sí, es verdad que la ley habla de que debe haber un aseguramiento universal, es decir seguro de salud para todos. Pero las condiciones que establece la ley no garantizan eso de ninguna manera. Muy distinta es el proyecto de ley que Forosalud y el Colegio Médico con el respaldo de 10 mil firmas presentó al Congreso hace dos años.

En primer lugar, la ley del Congreso no aprueba el presupuesto necesario. Y ni las medicinas se obtienen gratis ni el los médicos, profesionales y trabajadores van a trabajar sin un salario ni la luz y el agua de los centros de salud se pagan solos. Si no hay plata, no puede haber atención. Por eso el proyecto de Forosalud establecía que no menos de 0,5% del PBI, lo que hoy son unos 4 mil millones de soles, debían destinarse a este fin.

En segundo lugar, porque ya hay algo llamado “seguro integral de salud”, pero que solo cubre el 25% de los riesgos de enfermedad. Es decir, solamente 1 de cada 4 episodios de enfermedad son cubiertos por el SIS. ¿Eso puede llamarse algo “seguro”, o “integral”, o “universal” si fuera el caso? Claro que no. El proyecto de ley aprobado no establece nada respecto a la ampliación de los riesgos de enfermedad cubierto. El Ministerio de Salud ha dicho que para 3 departamentos – Ayacucho., Apurímac y Huancavelica – y otras 4 localidades, el SUS pasará a cubrir el 45% de episodios de enfermedad. Un avance, sin duda, pero lejos de ser universal. Forosalud plantea que debe un seguro universal de salud cubrirse al menos el 80% de las cusas de enfermedad y muerte.

Al mismo tiempo que se aprueba esta ley, EsSalud insiste en privatizar los servicios entregando la administración de nuevos hospitales a empresas privadas sin las regulaciones adecuadas. De esa manera, se persiste en negar un Sistema Nacional de Salud y mantener el actual sistema segmentado de MINSA, EsSalud y las sanidades cada una actuando por su lado. Además, se corre el riesgo serio de que haya no uno sino varios “faenones”.

La crisis que nos afecta debiera dar lugar a un real y efectivo impulso a que la seguridad social en salud alcance a todos y todas las peruanas. Lamentablemente, en este caso el gobierno avanza lentamente desde el Ministerio de Salud, mientras abre las puertas a un serio problema en EsSalud.

http://www.cnr.org.pe/aa/img_upload/45017bd883f09a7f95f245097e0fe808/040409francke_1.mp3

¿Habrá seguro de salud para todos?

jueves, 9 de abril de 2009

Aseguramiento universal

El Congreso acaba de aprobar una ley de aseguramiento universal en salud que anoche fue promulgada en el Palacio de Gobierno por el presidente Alan García. Si le hiciéramos caso al nombre, tendríamos seguro de salud para todos, pero, como en otros casos, al Congreso le gusta deformar la realidad y el nombre de la ley no corresponde a lo que realmente es.

Sí, es verdad que la ley habla de que debe haber un aseguramiento universal, es decir, seguro de salud para todos. Pero las condiciones que establece la ley no garantizan eso de ninguna manera. Muy distinto es el proyecto de ley que Forosalud y el Colegio Médico, con el respaldo de 10 mil firmas, presentó al Congreso hace 2 años.

En primer lugar, la ley del Congreso, ratificada por el gobierno de García, no aprueba el presupuesto necesario. Y ni las medicinas se obtienen gratis, ni los médicos, profesionales y trabajadores van a trabajar sin un salario, ni la luz y el agua de los centros de salud se pagan solos. Si no hay plata, no puede haber atención. Por eso el proyecto de Forosalud establecía que no menos de 0,5% del PBI, lo que hoy son unos 4 mil millones de soles, debían destinarse para este fin.

En segundo lugar, porque ya hay algo llamado “seguro integral de salud”, pero que solo cubre el 25% de los riesgos de enfermedad. Es decir, solamente 1 de cada 4 episodios de enfermedad son cubiertos por el SIS. ¿Eso puede llamarse algo “seguro”, o “integral”, o “universal” si fuera el caso? Claro que no. El proyecto de ley aprobado no establece nada respecto a la ampliación de los riesgos de enfermedad cubiertos. El Ministerio de Salud ha dicho que para 3 departamentos –Ayacucho, Apurímac y Huancavelica– y otras 4 localidades el SUS pasará a cubrir el 45% de episodios de enfermedad. Un avance, sin duda, pero lejos de ser universal. Forosalud plantea que debe un seguro universal de salud cubrirse al menos el 80% de las causas de enfermedad y muerte.

Al mismo tiempo que se aprueba esta ley, EsSalud insiste en privatizar los servicios entregando la administración de nuevos hospitales a empresas privadas sin las regulaciones adecuadas. De esa manera, se persiste en negar un Sistema Nacional de Salud y mantener el actual sistema segmentado de MINSA, EsSalud y las sanidades cada una actuando por su lado. Además, se corre el riesgo serio de que haya no uno sino varios “faenones”.

La crisis que nos afecta debiera dar lugar a un real y efectivo impulso a que la seguridad social en salud alcance a todos los peruanos. Lamentablemente en este caso el gobierno avanza lentamente desde el Ministerio de Salud, mientras abre las puertas a un serio problema en EsSalud.

http://www.larepublica.pe/archive/all/larepublica/20090409/15/pagina/14

Aseguramiento universal: ¿Habrá seguro de salud para todos?

lunes, 6 de abril de 2009

El Congreso acaba de aprobar una ley de aseguramiento universal en salud. Si le hiciéramos caso al nombre, tendríamos seguro de salud para todos. Pero como en otros casos, al Congreso le gusta deformar la realidad, y el nombre de la ley no corresponde a lo que realmente es.

Sí, es verdad que la ley habla de que debe haber un aseguramiento universal, es decir seguro de salud para todos. Pero las condiciones que establece la ley no garantizan eso de ninguna manera. Muy distinta es el proyecto de ley que Forosalud y el Colegio Médico con el respaldo de 10 mil firmas presentó al Congreso hace dos años.

En primer lugar, la ley del Congreso no aprueba el presupuesto necesario. Y ni las medicinas se obtienen gratis ni el los médicos, profesionales y trabajadores van a trabajar sin un salario ni la luz y el agua de los centros de salud se pagan solos. Si no hay plata, no puede haber atención. Por eso el proyecto de Forosalud establecía que no menos de 0,5% del PBI, lo que hoy son unos 4 mil millones de soles, debían destinarse a este fin.En segundo lugar, porque ya hay algo llamado “seguro integral de salud”, pero que solo cubre el 25% de los riesgos de enfermedad. Es decir, solamente 1 de cada 4 episodios de enfermedad son cubiertos por el SIS.

¿Eso puede llamarse algo “seguro”, o “integral”, o “universal” si fuera el caso? Claro que no. El proyecto de ley aprobado no establece nada respecto a la ampliación de los riesgos de enfermedad cubierto. El Ministerio de Salud ha dicho que para 3 departamentos – Ayacucho., Apurímac y Huancavelica – y otras 4 localidades, el SUS pasará a cubrir el 45% de episodios de enfermedad. Un avance, sin duda, pero lejos de ser universal. Forosalud plantea que debe un seguro universal de salud cubrirse al menos el 80% de las cusas de enfermedad y muerte.

Al mismo tiempo que se aprueba esta ley, EsSalud insiste en privatizar los servicios entregando la administración de nuevos hospitales a empresas privadas sin las regulaciones adecuadas. De esa manera, se persiste en negar un Sistema Nacional de Salud y mantener el actual sistema segmentado de MINSA, EsSalud y las sanidades cada una actuando por su lado. Además, se corre el riesgo serio de que haya no uno sino varios “faenones”.La crisis que nos afecta debiera dar lugar a un real y efectivo impulso a que la seguridad social en salud alcance a todos y todas las peruanas. Lamentablemente, en este caso el gobierno avanza lentamente desde el Ministerio de Salud, mientras abre las puertas a un serio problema en EsSalud.


El Congreso acaba de aprobar una ley de aseguramiento universal en salud. Si le hiciéramos caso al nombre, tendríamos seguro de salud para todos. Pero como en otros casos, al Congreso le gusta deformar la realidad, y el nombre de la ley no corresponde a lo que realmente es.

Sí, es verdad que la ley habla de que debe haber un aseguramiento universal, es decir seguro de salud para todos. Pero las condiciones que establece la ley no garantizan eso de ninguna manera. Muy distinta es el proyecto de ley que Forosalud y el Colegio Médico con el respaldo de 10 mil firmas presentó al Congreso hace dos años.

En primer lugar, la ley del Congreso no aprueba el presupuesto necesario. Y ni las medicinas se obtienen gratis ni el los médicos, profesionales y trabajadores van a trabajar sin un salario ni la luz y el agua de los centros de salud se pagan solos. Si no hay plata, no puede haber atención. Por eso el proyecto de Forosalud establecía que no menos de 0,5% del PBI, lo que hoy son unos 4 mil millones de soles, debían destinarse a este fin.

En segundo lugar, porque ya hay algo llamado “seguro integral de salud”, pero que solo cubre el 25% de los riesgos de enfermedad. Es decir, solamente 1 de cada 4 episodios de enfermedad son cubiertos por el SIS. ¿Eso puede llamarse algo “seguro”, o “integral”, o “universal” si fuera el caso? Claro que no. El proyecto de ley aprobado no establece nada respecto a la ampliación de los riesgos de enfermedad cubierto. El Ministerio de Salud ha dicho que para 3 departamentos – Ayacucho., Apurímac y Huancavelica – y otras 4 localidades, el SUS pasará a cubrir el 45% de episodios de enfermedad. Un avance, sin duda, pero lejos de ser universal. Forosalud plantea que debe un seguro universal de salud cubrirse al menos el 80% de las cusas de enfermedad y muerte.

Al mismo tiempo que se aprueba esta ley, EsSalud insiste en privatizar los servicios entregando la administración de nuevos hospitales a empresas privadas sin las regulaciones adecuadas. De esa manera, se persiste en negar un Sistema Nacional de Salud y mantener el actual sistema segmentado de MINSA, EsSalud y las sanidades cada una actuando por su lado. Además, se corre el riesgo serio de que haya no uno sino varios “faenones”.

La crisis que nos afecta debiera dar lugar a un real y efectivo impulso a que la seguridad social en salud alcance a todos y todas las peruanas. Lamentablemente, en este caso el gobierno avanza lentamente desde el Ministerio de Salud, mientras abre las puertas a un serio problema en EsSalud.

El Congreso acaba de aprobar una ley de aseguramiento universal en salud. Si le hiciéramos caso al nombre, tendríamos seguro de salud para todos. Pero como en otros casos, al Congreso le gusta deformar la realidad, y el nombre de la ley no corresponde a lo que realmente es.

Sí, es verdad que la ley habla de que debe haber un aseguramiento universal, es decir seguro de salud para todos. Pero las condiciones que establece la ley no garantizan eso de ninguna manera. Muy distinta es el proyecto de ley que Forosalud y el Colegio Médico con el respaldo de 10 mil firmas presentó al Congreso hace dos años.

En primer lugar, la ley del Congreso no aprueba el presupuesto necesario. Y ni las medicinas se obtienen gratis ni el los médicos, profesionales y trabajadores van a trabajar sin un salario ni la luz y el agua de los centros de salud se pagan solos. Si no hay plata, no puede haber atención. Por eso el proyecto de Forosalud establecía que no menos de 0,5% del PBI, lo que hoy son unos 4 mil millones de soles, debían destinarse a este fin.

En segundo lugar, porque ya hay algo llamado “seguro integral de salud”, pero que solo cubre el 25% de los riesgos de enfermedad. Es decir, solamente 1 de cada 4 episodios de enfermedad son cubiertos por el SIS. ¿Eso puede llamarse algo “seguro”, o “integral”, o “universal” si fuera el caso? Claro que no. El proyecto de ley aprobado no establece nada respecto a la ampliación de los riesgos de enfermedad cubierto. El Ministerio de Salud ha dicho que para 3 departamentos – Ayacucho., Apurímac y Huancavelica – y otras 4 localidades, el SUS pasará a cubrir el 45% de episodios de enfermedad. Un avance, sin duda, pero lejos de ser universal. Forosalud plantea que debe un seguro universal de salud cubrirse al menos el 80% de las cusas de enfermedad y muerte.

Al mismo tiempo que se aprueba esta ley, EsSalud insiste en privatizar los servicios entregando la administración de nuevos hospitales a empresas privadas sin las regulaciones adecuadas. De esa manera, se persiste en negar un Sistema Nacional de Salud y mantener el actual sistema segmentado de MINSA, EsSalud y las sanidades cada una actuando por su lado. Además, se corre el riesgo serio de que haya no uno sino varios “faenones”.

La crisis que nos afecta debiera dar lugar a un real y efectivo impulso a que la seguridad social en salud alcance a todos y todas las peruanas. Lamentablemente, en este caso el gobierno avanza lentamente desde el Ministerio de Salud, mientras abre las puertas a un serio problema en EsSalud.

http://www.cnr.org.pe/aa/textpfrancke.shtml

Aseguramiento universal: ¿Habrá seguro de salud para todos?

El Congreso acaba de aprobar una ley de aseguramiento universal en salud. Si le hiciéramos caso al nombre, tendríamos seguro de salud para todos. Pero como en otros casos, al Congreso le gusta deformar la realidad, y el nombre de la ley no corresponde a lo que realmente es.

Sí, es verdad que la ley habla de que debe haber un aseguramiento universal, es decir seguro de salud para todos. Pero las condiciones que establece la ley no garantizan eso de ninguna manera. Muy distinta es el proyecto de ley que Forosalud y el Colegio Médico con el respaldo de 10 mil firmas presentó al Congreso hace dos años.

En primer lugar, la ley del Congreso no aprueba el presupuesto necesario. Y ni las medicinas se obtienen gratis ni el los médicos, profesionales y trabajadores van a trabajar sin un salario ni la luz y el agua de los centros de salud se pagan solos. Si no hay plata, no puede haber atención. Por eso el proyecto de Forosalud establecía que no menos de 0,5% del PBI, lo que hoy son unos 4 mil millones de soles, debían destinarse a este fin.En segundo lugar, porque ya hay algo llamado “seguro integral de salud”, pero que solo cubre el 25% de los riesgos de enfermedad. Es decir, solamente 1 de cada 4 episodios de enfermedad son cubiertos por el SIS.

¿Eso puede llamarse algo “seguro”, o “integral”, o “universal” si fuera el caso? Claro que no. El proyecto de ley aprobado no establece nada respecto a la ampliación de los riesgos de enfermedad cubierto. El Ministerio de Salud ha dicho que para 3 departamentos – Ayacucho., Apurímac y Huancavelica – y otras 4 localidades, el SUS pasará a cubrir el 45% de episodios de enfermedad. Un avance, sin duda, pero lejos de ser universal. Forosalud plantea que debe un seguro universal de salud cubrirse al menos el 80% de las cusas de enfermedad y muerte.

Al mismo tiempo que se aprueba esta ley, EsSalud insiste en privatizar los servicios entregando la administración de nuevos hospitales a empresas privadas sin las regulaciones adecuadas. De esa manera, se persiste en negar un Sistema Nacional de Salud y mantener el actual sistema segmentado de MINSA, EsSalud y las sanidades cada una actuando por su lado. Además, se corre el riesgo serio de que haya no uno sino varios “faenones”.La crisis que nos afecta debiera dar lugar a un real y efectivo impulso a que la seguridad social en salud alcance a todos y todas las peruanas. Lamentablemente, en este caso el gobierno avanza lentamente desde el Ministerio de Salud, mientras abre las puertas a un serio problema en EsSalud.