Las Políticas de Salud no son propiedad del ministerio

miércoles, 7 de abril de 2004

Mucha gente piensa que, cuando se trata de políticas de salud, es el Ministerio del ramo el único responsable. Aunque sabemos que la salud depende de muchos otros factores, incluyendo un medio ambiente saludable, una educación promotora, vivienda y trabajo dignos y buenos hábitos de vida, terminamos concentrando nuestra mente en el Ministerio y sus médicos.

Ya no es así. Un nuevo actor nació, creció, se desarrolló, está moviendo sus músculos y anuncia su entrada en grande a la política nacional de salud: la sociedad civil. Comenzaron los colegios profesionales, que son muy activos y vocales. Luego se fueron organizando personas afectadas por diversas enfermedades, grupos de voluntarios y organismos no gubernamentales dedicados a la salud. En este grupo hay de todo como en botica: dedicados a medicamentos o a tuberculosis, preocupados por la participación y promotores de derechos, asesores de gestión de servicios o promotores de espacios de trabajo saludables.

Junto a ellos, desde la década pasada, se han venido creando los CLAS, los consejos locales de administración en salud, en los cuales es la propia población organizada la que toma el liderazgo de la gestión en centros y puestos de salud. También se han ido creando y desarrollando nuevos centros de investigación, dentro y fuera de las universidades.

Eso está muy bien, porque aunque la salud debe promoverse colectivamente, ello no debe confundirse con un estatismo hoy ya pasado de moda. Los ámbitos donde la acción pública debe organizarse van más allá de ministerios y hospitales públicos, y tiene que ganar vida en la calle, en las familias, en las empresas y trabajos, en los colegios y universidades.

En los últimos años todo esta vasto movimiento está dando un salto en organización y acción ciudadana frente a la política de salud. Se ha creado Forosalud, el foro de la sociedad civil en salud, cuya primera Conferencia Nacional llevada a cabo dos años atrás congregó a más de 2 mil participantes. Forosalud se apresta a organizar su II Conferencia Nacional para agosto de este año duplicando la asistencia de la primera, dado que se han conformado ya 18 foros regionales y 16 mesas temáticas en salud.

Gestiones anteriores en el ministerio de salud trataron de sabotear esta iniciativa. Solari y su seguidor, por defender sectariamente una política de salud reproductiva basada en opiniones religiosas, se enfrentaron a la sociedad civil. Llegaron a manipular las elecciones de los representantes de ésta al consejo nacional de salud. Felizmente los tiempos han cambiado. La nueva ministra de salud recibe con beneplácito y promueve esta iniciativa, como debe ser, ya que la gestión pública de salud debe procurar la salud de todos los peruanos articulando a todos los actores vinculados al tema.

Las políticas de salud no pueden ser, no son, propiedad de los ministros. Tienen que se producto de un amplio diálogo social, en el que estado y sociedad, ambos, asuman compromisos. La sociedad civil tiene una enorme responsabilidad en la formación de políticas y en su posterior vigilancia. Qué bueno que así se esté entendiendo.

FMI: Ignorancia Atrevida

viernes, 2 de abril de 2004

Con motivo de la reunión del BID, un alto funcionario del FMI dio diversas opiniones sobre la política económica peruana. Dijo que el ITF era malo, que la legislación laboral debía flexibilizarse aún más, que se debe ser cauteloso con la descentralización, que la dolarización era peligrosa y que un TLC bilateral con EE.UU. era algo bueno.

La pregunta es: ¿saben algo estos señores del FMI de la economía peruana? Joseph Stiglitz reveló como una misión del Fondo había ido a un país y presentado su informe copiando exactamente lo que habían escrito de otro país. Pero lo hicieron con tan poco criterio, que en algunas partes todavía figuraba el nombre del país anterior.

Debo confesar que nunca había oído hablar de este funcionario del FMI que vino recientemente al Perú a pontificar sobre la economía peruana. Apostaría que no ha visitado nunca una comunidad campesina ni un pueblo joven, que no ha leído textos claves para entender la economía y la sociedad peruanas, y que si ha probado un ceviche no conoce la patasca, la pachamanca o la chicha de jora. Este señor seguro cree que la economía peruana es igual que la norteamericana, la chilena o la española.

Las políticas del FMI han sido aplicadas muchos años en el Perú, con muy malos resultados. El anterior director ejecutivo del FMI Michel Camdessus dijo que las políticas fujimoristas eran “música celestial”. En la década pasada fue el FMI quien promovía políticas que favorecieron la dolarización de la que hoy reniega, y quien defendió la libre movilidad de capitales que luego provocó la recesión y la crisis del 1999-2000. Fue el Fondo quien promovió privatizaciones apresuradas que terminaron en malos manejos y monopolios privados. Fue el FMI quien afirmó que la supervisión bancaria era muy buena, la misma que terminó en rescates bancarios que tuvieron un costo de cientos de millones de dólares. Y fue también al FMI a quien mil millones de dólares de compras en armamentos les pasaron desapercibidas, y no las contaron en sus cálculos del déficit fiscal.

El FMI no solo tiene mal registro económico, sino también mal pasado político. El FMI, gran defensor del ajuste fiscal, no dejó de dar su visto bueno cuando en los periodos pre-electorales, Fujimori se farreaba los recursos de todos los peruanos. Y para completar la faena, contrató al prófugo Jorge Baca, el que apañó el manejo montesinista en la SUNAT, y luego trató de defenderlo cuando fue detenido en Argentina.

Pero, ¿acaso las políticas del Fondo han tenido muchos éxitos en otras partes? Las políticas fondomonetaristas llevaron a la crisis financiera asiática pocos años atrás. En Argentina, una década de políticas neoliberales promovidas por el FMI terminó en una recesión gigantesca y en una deuda impagable.

Las políticas del FMI de libre movilidad de capitales, liberalización comercial y privatizaciones apresuradas no ha servido para el desarrollo. Solo ha servido para defender en el corto plazo los intereses financieros. Y en muchos países en desarrollo, como el Perú, muestran una total ignorancia de las características específicas de nuestras economías.

Comparto plenamente la opinión que a este respecto tiene nuestro norteamericano ministro de economía: las críticas del FMI no me merecen ningún respeto.