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Alternativas frente a los despidos y el desempleo

sábado, 14 de febrero de 2009

Cómo la crisis internacional está produciendo despidos y aumentando el desempleo, diversos países de América Latina están tomando medidas al respecto. La CEPAL informa que en México, el gobierno destina 150 millones de dólares para que las empresas en mayor crisis no despidan a sus trabajadores y otros 170 millones para programas de empleo temporal.
En Argentina, el gobierno va a subsidiar el empleo cubriendo por doce meses las contribuciones a la seguridad social (10% del salario), con posible prórroga, y otorga incentivos a la formalización del trabajo.
En Bolivia y Brasil se aumenta el salario mínimo en 12%; en Colombia el aumento es de 8% más 26 dólares de subsidio de transporte.
En Chile se ha establecido un subsidio a trabajadores jóvenes con ingresos bajos y se otorga 60 dólares por carga familiar a las familias más vulnerables.
En Perú: hasta ahora nada.
No es que los despedidos no se hayan iniciado. 6 mil trabajadores mineros, 30 mil textiles, un número desconocido pero que seguramente no baja de decenas de miles en la agroindustria, mientras el Ministerio de Trabajo mira hacia otro lado.
En la mayor parte de los casos, se trata de trabajadores “terciarizados” o con contratos temporales, que por eso carecen de cualquier derecho a la sindicalización y la reclamación colectiva, y que pierden el empleo sin indemnización alguna. Así opera el casi ilimitado poder que otorga a los empresarios la ley peruana. Nada importa que muchas de esas empresas hayan hecho ganancias extraordinarias los años anteriores.
La herramienta que el gobierno tiene más a la mano para enfrentar este problema son programas de empleo temporal. “Construyendo Perú”, que comenzó como “A Trabajar” en el gobierno anterior, puede ampliar rápidamente su cobertura, con énfasis en las zonas de mayor despido, en algunos departamentos mineros y agroindustriales.
Estos programas, como el que hoy aplica México, pueden generar cientos de miles de empleo en pocos meses y rehabilitar o construir caminos, colegios o áreas verdes. Son flexibles para ampliarse o reducirse de acuerdo a las necesidades regionales. Han funcionado bien en el gobierno anterior. Además, son un mecanismo efectivo para aumentar la demanda interna y servir así como empuje contracíclico, porque usan sobretodo insumos nacionales (cemento, palas, picos, etc) y porque dan ingresos a familias pobres que tienen un consumo básico de productos nacionales.
El incremento del salario mínimo, como están haciendo Colombia, Brasil y Bolivia, es otra medida importante. La disminución de la producción y los despidos se produce fundamentalmente por falta de demanda, y aumentar el salario mínimo puede ayudar a recuperar la demanda. Tal alza de salarios no tiene porque representar una pérdida de competitividad de la industria nacional, si va acompañada de un aumento en el tipo de cambio, el drawback y los aranceles (los dos primeros ya se vienen produciendo).
El apoyo a pequeñas empresas y a sectores en crisis también es una medida conveniente. El sector textil por ejemplo, ha perdido decenas de miles de empleos, y eso va a seguir. Un respaldo a empresas en crisis a condición de que mantengan el empleo, como en México, puede servir de complemento a programas de protección del mercado interno frente al dumping chino, de compras estatales de buzos, uniformes y calzado escolar, y de facilitación del crédito. Cubrirles la mayor parte de sus contribuciones a la seguridad social con fondos del estado, como hace Argentina, o subsidiar los salarios bajos como en Chile, podría servir para mantener y ampliar el empleo formal, y aumentar la competitividad empresarial.
Defender el empleo y los salarios debe ser una prioridad ante la crisis. El paquete anti-crisis de Carranza se centra en la reducción de controles en proyectos millonarios que se encargan a las grandes empresas constructoras, con lo que la corrupción irá de la mano con el aumento de la pobreza. Hay otras formas de hacerle frente a la crisis defendiendo el trabajo digno, y casi todos los países vecinos las aplican, ¿por qué el Perú es la excepción?

El nueve por dos sueldos

domingo, 6 de julio de 2008

MICROEMPRESAS
El gobierno ha dado una nueva ley referida a las microempresas: el Decreto Ley 1064. Ya desde el 2003, los trabajadores de microempresas solo tenían derecho a la mitad de vacaciones y gratificaciones que el resto, y no tenían Compensación por Tiempo de Servicios (CTS). Esta reducción de derechos laborales se ha agravado, ya que ahora este sector podrá tener una Remuneración Mínima más reducida que para el resto, como si los alimentos en el mercado no costaran igual para todos.

En relación al seguro de salud, el nuevo decreto establece que las microempresas ahora asegurarán a sus trabajadores en el SIS - Seguro Integral de Salud (antes debían hacerlo en EsSalud). El DL 108 establece que el empleador deberá pagar la “mitad del aporte mensual total del Régimen Semicontributivo” del SIS y que el Estado pagará un monto similar. El problema es que de esa manera sólo se aportará la mitad de lo que efectivamente cuesta brindar este seguro para una persona. Además, el Decreto 1086 establece que estos aportes se hacen por trabajador, pero los beneficios son también para su cónyuge e hijos. Así, de seguirse al pie de la letra el DL 1086, el SIS recibirá ingresos para atender a media persona y con esa plata deberá atender a cuatro o más personas. Y eso, si es que el Tesoro pone los montos ofrecidos, algo en lo que no se puede tener demasiada confianza: históricamente nuestro Estado no ha cumplido con sus compromisos financieros con la seguridad social, y la salud no ha tenido ni tiene prioridad presupuestal.

Bajo estas condiciones, el SIS estará tremendamente desfinanciado, es decir, sin los recursos necesarios para atender a sus afiliados. Eso impediría que el decreto logre promover efectivamente su objetivo, que es el de formalizar a las microempresas. El pago del seguro de salud puede que vaya a ser barato (20 soles mensuales) para proteger a los trabajadores y sus familias, pero si la atención que reciben es muy mala, sigue sin ser atractivo. Es lo que ha pasado con los mototaxistas, a quienes se les ha ofrecido este mismo seguro por 10 soles mensuales: la gran mayoría de quienes se afiliaron al mismo dejaron de pagarlo por la deficiencia de la atención.

En la vigilancia que tanto la Defensoría como Forosalud han hecho sobre el SIS, las quejas de desabastecimiento de medicinas, largas colas, discriminación y mala atención son muy difundidas. Si el SIS no tiene el financiamiento necesario, los problemas se mantendrán, y con ellos el poco atractivo de este nuevo régimen de seguro de salud para las microempresas y sus trabajadores.

El nuevo decreto también establece un sistema de pensiones al que el estado aportará en la misma medida que la microempresa. Nuevamente, la clave para que esto sea atractivo es que los trabajadores tengan confianza en este sistema, pero el administrador será una empresa privada, sin mecanismos de participación de los trabajadores o condiciones mínimas de seguridad o transparencia.

En realidad, la formalización de las micro y pequeñas empresas no pasa principalmente por medidas legales sino por mejorar su economía, aumentando su productividad y ampliando su mercado. Por eso, programas de capacitación, asistencia técnica y apoyo a la comercialización son fundamentales. También lo son la protección del mercado interno frente a la competencia desleal, lo que el TLC con Estados Unidos y con China impiden. Subsidiar un seguro de salud para los trabajadores de microempresas es una buena idea, que puede ayudar a su progreso y formalización. La clave, sin embargo, es que ese seguro de salud otorgue una buena atención, lo que sin el presupuesto necesario y una gestión eficaz no será posible.

MEDIANAS EMPRESAS
Al mismo tiempo, este mismo decreto (DL 1086) ha reducido los beneficios a los trabajadores de empresas medianas, reduciéndoles a la mitad sus vacaciones, gratificaciones y CTS. El Decreto llama a estas empresas como “pequeñas empresas”, pero en el Perú es evidente que una empresa con 100 trabajadores que vende 6 millones de soles, no tiene nada de “pequeña”. Es sólo un truco propagandístico más para pasar gato por liebre.

El efecto sobre los trabajadores es sustancial: en esencia, este decreto les quita a estos trabajadores dos sueldos completos al año. Los trabajadores pierden medio mes de vacaciones, medio sueldo de CTS, medio sueldo en diciembre, medio sueldo en julio: ¡Feliz 28!

La nueva ley dice que estos beneficios no podrán ser retirados a los actuales trabajadores y que no se puede subdividir a una empresa en varias menores para gozar de este beneficio. Pero es improbable que esos controles funcionen. ¡Si el gobierno permite que las empresas destruyan sindicatos impunemente, incluso en empresas con miles de trabajadores! ¡Si se puede despedir a un trabajador para contratar a otro en el mismo puesto pero que sólo tenga la mitad de los beneficios!

Hagamos un cálculo: ¿cuánto puede ganar una empresa que tiene 300 trabajadores, subdividiéndola en cuatro y acogiéndose a la nueva ley? Para un obrero que gana mil soles mensuales, la empresa se ahorra dos mil soles anuales (que pierde el trabajador). Si son 300 trabajadores, la empresa se ahorra 600 mil soles anuales.

Recordemos: en el capitalismo, las empresas se dedican a buscar obtener las mayores ganancias posibles. Si lo pueden hacer restándole beneficios a los trabajadores, ¿por qué no lo harían?

En los últimos años, los trabajadores que recibían en total 25% del PBI, han pasado a recibir 20% del PBI. Esto quiere decir que han perdido unos US$ 7 mil millones de dólares al año, menores ingresos que han pasado a engrosar las ganancias de las empresas. Ahora, los trabajadores perderán otro poco frente al capital.

DESPUÉS DEL 9
Desde Fujimori en adelante, los trabajadores han ido perdiendo beneficios y derechos. Como algunos pronosticaron en su momento, el TLC ha servido para, con el pretexto de la competitividad, quitarles otros dos sueldos anuales a los trabajadores de medianas empresas. Es un pretexto, porque la competitividad se gana con avance tecnológico y aumento de productividad; en base a “cholo barato” ningún país llega muy lejos.

Los trabajadores han ido perdiendo beneficios y sus salarios están estancados en medio del mayor crecimiento económico de nuestra historia, porque están siendo avasallados políticamente.

Esto puede cambiar si los trabajadores hacen oír su voz, fuerte, como lo han hecho más de una vez en el pasado.

Es esto lo que puede hacer que, en contraposición a lo dicho Alan García, el 10 de julio sea distinto al 9.

Es esto lo que el gobierno teme del Paro Nacional.

Recortando beneficios laborales

lunes, 26 de mayo de 2008

Un reciente decreto del gobierno, el DL 1086, ha reducido los beneficios a los trabajadores de empresas medianas, reduciéndoles a la mitad sus vacaciones, gratificaciones y CTS. El Decreto llama a estas empresas como “pequeñas empresas”, pero en el Perú es evidente que una empresa con 100 trabajadores que vende 6 millones de soles, no tiene nada de “pequeña”. Es sólo un truco propagandístico más para pasar gato por liebre.

El efecto sobre los trabajadores es sustancial: en esencia, este decreto les quita a estos trabajadores dos sueldos completos al año. Los trabajadores pierden medio mes de vacaciones, medio sueldo de CTS, medio sueldo en diciembre, medio sueldo en julio: ¡Feliz 28!

La nueva ley dice que estos beneficios no podrán ser retirados a los actuales trabajadores y que no se puede subdividir a una empresa en varias menores para gozar de este beneficio. Pero es improbable que esos controles funcionen. ¡Si el gobierno permite que las empresas destruyan sindicatos impunemente, incluso en empresas con miles de trabajadores! ¡Si se puede despedir a un trabajador para contratar a otro en el mismo puesto pero que sólo tenga la mitad de los beneficios!

Hagamos un cálculo: ¿cuánto puede ganar una empresa que tiene 300 trabajadores, subdividiéndola en cuatro y acogiéndose a la nueva ley? Para un obrero que gana mil soles mensuales, la empresa se ahorra dos mil soles anuales (que pierde el trabajador). Si son 300 trabajadores, la empresa se ahorra 600 mil soles anuales.

Recordemos: en el capitalismo, las empresas se dedican a buscar obtener las mayores ganancias posibles. Si lo pueden hacer restándole beneficios a los trabajadores, ¿por qué no lo harían?

En los últimos años, los trabajadores que recibían en total 25% del PBI, han pasado a recibir 20% del PBI. Esto quiere decir que han perdido unos US$ 7 mil millones de dólares al año, menores ingresos que han pasado a engrosar las ganancias de las empresas. Ahora, los trabajadores perderán otro poco frente al capital.

Derechos laborales para el desarrollo económico

jueves, 15 de febrero de 2007

En el debate de la Ley General del Trabajo, el neoliberalismo económico sostiene que hay que reducir los costos que representan los trabajadores. Proponen eliminar la CTS, recortar las vacaciones y gratificaciones y mantener a los trabajadores sin derechos básicos para que no pueden reclamar nada. Olvidan que los sueldos y salarios sustentan la demanda y que buenas relaciones laborales son un aliciente para el trabajo y la productividad.

Cómo hay millones de trabajadores, es su gasto en alimentos, ropa y vivienda lo que permite que miles de empresas hagan negocio y millones de informales se ganen la vida. Los trabajadores compran alimentos en el mercadito, gastan en ropa en Gamarra y compran ladrillos y cemento para mejorar su casa. Gracias a ellos, el bodeguero y el agricultor tienen su ingreso y la ladrillera vende y puede contratar más trabajadores. Gracias a ellos, el agricultor puede usar mejores semillas la próxima temporada y la ladrillera puede invertir en otro horno de producción. Son los sueldos y salarios los que sustentan el mercado interno del que viven las pequeñas y medianas empresas. Pero debido a la inexistencia de derechos laborales los salarios no han aumentado en los últimos años, el mercado para las pymes se ha mantenido reducido y les es difícil progresar. Y son las pymes las que generan la mayor parte del empleo en el Perú.

Buenas relaciones en el trabajo son además un aliciente para el trabajo. Los peruanos trabajamos muchas horas. Los empresarios usan una herramienta fundamental para asegurar nuestro esfuerzo: el miedo a ser despedido y perder el trabajo, que es tan difícil de conseguir. Pero el miedo no funciona cuando se trata de buscar nuevas ideas para aumentar la productividad, de trabajar en equipo para solucionar problemas difíciles y de avanzar en tecnología e innovación. Para eso hay que ganarse la buena voluntad de los trabajadores, reconocer sus derechos, promover su capacitación y compartir las ganancias obtenidas por la mayor productividad.

Los derechos laborales, incluyendo la sindicalización y la negociación colectiva, son básicos para la democracia pero pueden también ser un punto de apoyo al desarrollo económico. La Ley General de Trabajo debe responder a ello.

Los Programas de Empleo Temporal y la Demanda Interna

lunes, 21 de marzo de 2005

Los programas de empleo temporal, como “A Trabajar”, han sido largamente discutidos internacionalmente. Estos programas tienen varias virtudes que los hacen atractivos, como parte de redes de protección social orientadas a dar un sustento económico a familias que pasan por una situación de necesidad urgente. Algunas de esas características positivas de los programas de empleo temporal son el poder ser autofocalizados (si se establece adecuadamente el salario a un nivel relativamente bajo), el promover la cultura del esfuerzo en vez del mero asistencialismo y el contribuir simultáneamente con obras públicas útiles a toda la comunidad[1].

Más allá de su sentido como parte de una política social, en buena parte estos programas han surgido a partir de la teoría económica keynesiana que pone énfasis en la necesidad de aumentar la demanda efectiva para salir de las recesiones. Al respecto, es conocido el ejemplo de Keynes de contratar gente aunque sea para abrir y tapar zanjas, como medio para aumentar la demanda y reactivar la economía. Este ejemplo que Keynes usa como recurso analítico, teniendo efecto sobre la demanda, no tiene otros efectos beneficiosos que se pueden obtener si se hacen obras públicas necesarias. Además, es difícil de sustentar ante la opinión pública. Esta es la razón por la cual la experiencia internacional, desde décadas atrás, ha girado alrededor de este tipo de programas de empleo orientado a pequeñas obras o actividades comunales.

Programas de protección social y estabilización económica

En los países desarrollados, los programas de protección social como el seguro de desempleo funcionan como un estabilizador automático de la demanda efectiva. Básicamente, un seguro de desempleo funciona recibiendo aportes (típicamente un porcentaje del salario) de los trabajadores activos[2] y pagando beneficios a los desempleados. Debido a ello, los seguros de desempleo tienden a tener superávits cuando la economía está en auge: en esos momentos hay un mayor número de empleados y un menor número de desempleados, por lo que habrá una mayor proporción de trabajadores haciendo aportes económicos al fondo y un menor porcentaje realizando retiros del mismo. Por su parte, los seguros de desempleo tienden al déficit cuando la economía entra en recesión: en esos momentos, hay menos aportantes y hay más desempleados solicitando subsidios. Los superávits, que se generan cuando hay auges, tienden a reducir la demanda y el crecimiento económico; y los déficits, que se generan cuando hay recesiones, tienden a aumentar la demanda y reactivar la economía. De ahí que estos seguros de desempleo en los países desarrollados funcionen como estabilizadores automáticos de los ciclos económicos; son automáticos porque no necesitan que las reglas de política se cambien, siendo suficiente con que el sistema siga las reglas existentes.

Los países pobres no tienen seguro de desempleo por los bajos niveles de empleo formal, y recurren más a programas de empleo temporal. Sin embargo, los programas de empleo temporal en la mayoría de países en desarrollo no ha logrado tener las características de un estabilizador, porque se activan y desactivan no en forma automática, sino de manera discrecional. Aunque a menudo las presiones sociales para crearlos son mayores cuando hay crisis económica, no siempre sucede así, y a menudo hay también presiones para continuarlos cuando la situación económica mejora (caso de Argentina de hoy)[1].

“A Trabajar” y el impulso de demanda de la política fiscal

¿Son efectivos los programas de empleo temporal como instrumentos para incrementar la demanda interna? Una primera consideración fundamental para que tengan impacto sobre la demanda es que vengan acompañados de un aumento del gasto público global. Para decirlo de otra manera, es necesario que el aumento de la demanda efectiva proveniente del programa de empleo temporal no sea contrarrestado por una reducción de otros gastos públicos que igualmente sustentan la demanda. En caso contrario, estaríamos desvistiendo a un santo para vestir a otro, sin mayor resultado neto.

En el Perú, como sabemos, estos programas son discrecionales y no automáticos ¿Cómo ha sido su efecto sobre la demanda? Lo que parece haber ocurrido en los inicios del actual gobierno ha sido mas bien una reducción del gasto y del déficit fiscal, lo que tuvo efectos de reducción de la demanda en momentos en que la economía recién salía de la recesión. Cuando se inició el programa “A Trabajar”, cuyos primeros gastos importantes se realizaron en el año 2002, la política fiscal se caracterizó por una reducción de los gastos no financieros del gobierno general de 17,8 por ciento del PBI en el 2001 a 17,5 por ciento del PBI en el 2002, al tiempo que los ingresos corrientes se mantenían al mismo nivel. Es decir, el gasto se contrajo en 0,3 por ciento del PBI. En ese año, los gastos del programa “A Trabajar” (sumando Urbano y Rural) sumaron 275 millones de soles, un 0,14 por ciento del PBI. En ese sentido, una aproximación macroeconómica a este tema indica que el efecto de creación de demanda de los programas “A Trabajar” fue más que contrarrestado por la disminución de otros gastos públicos.

Multiplicadores internos, filtraciones y demanda

La segunda razón por la que los programas de empleo temporal pueden tener un efecto importante sobre la demanda efectiva es porque es un tipo de gasto que da “muchas vueltas” en la economía y se “filtra poco” hacia afuera. ¿Qué queremos decir con esto? Para entenderlo mejor, pongamos como ejemplo el gasto público en las fragatas Lupo, el gasto público en útiles de escritorio y el gasto público en “A Trabajar Rural”, y analicemos cuál de ellos tiene mayor efecto sobre la demanda interna.

[1] En la India se está intentando un esquema llamado de “empleo garantizado”, que busca que estos programas funcionen automáticamente, al ofrecer empleo a todo el que lo busque al salario establecido, que es bajo. Esto debería llevar a que el programa se expanda en crisis y se reduzca en auges.

El gasto en fragatas Lupo no tiene ningún efecto sobre la demanda efectiva interna, dado que esos pagos se realizan íntegramente al gobierno de Italia. Es más, habría que incluir aquí no solamente al costo de las fragatas, sino todos los viajes al exterior y viáticos de los oficiales y suboficiales de la marina que viajaron a Italia en relación a esa compra. Ya puede el gobierno gastar todos los millones que quiera en fragatas Lupo, eso no afectará la demanda interna en lo más mínimo.

Otra es la historia del gasto en útiles de escritorio. La mayor parte de estas compras se realiza a proveedores peruanos. Sin embargo, también buena parte de los productos son importados del exterior (vg. cartuchos de tinta para impresoras) o tienen insumos importados del exterior (lapiceros). En este caso, el margen de distribución más los pagos a factores e insumos nacionales en la producción se quedan en el país, mientras que el costo de los productos e insumos importados son filtraciones al exterior y dejan de ser demanda interna[1]. Así, el gasto público en útiles de escritorio se va en parte al exterior y en parte se convierte en demanda efectiva.

En el caso de los programas de empleo temporal, parece ser que la gran mayoría, casi la totalidad del gasto, se queda en el país. Muy poco se filtra al exterior. Para comenzar, todo el gasto en salarios, que es cerca de la mitad del total, se queda en el país. Además, las personas pobres que lo reciben compran muy pocos productos importados, sobretodo en zonas rurales, con lo que esa demanda da otra vuelta sin filtrarse al exterior, generando un efecto multiplicador. La mayor parte de los insumos que se usan en las pequeñas obras son también nacionales, porque se trata principalmente de materiales de construcción (cemento, arena, ladrillos, etc) y equipos de construcción bastante simples (palas y picos; muy poco camiones mezcladores).

No tenemos cálculos disponibles respecto de estas filtraciones al exterior y estos multiplicadores. De las tablas insumo-producto para la economía peruana sabemos que la construcción tiene multiplicadores internos bastante altos; sin embargo, estos datos son un promedio para todo el sector construcción y no capturan la particularidad de estas pequeñas obras comunales intensivas en mano de obra y que casi no usan maquinaria grande (importada). Tampoco disponemos de cálculos respecto al efecto multiplicador diferenciado entre pobres y no pobres, o pobras urbanos y pobres rurales. Empero, todo hace presumir que las diferencias son importantes y que los programas de empleo temporal tiene efectos multiplicadores internos mayores que el promedio del gasto público.

El “crowding in” de la reducción de la pobreza

La teoría económica ha discutido largamente si el mayor gasto público tiene un efecto reactivador vía mayor demanda interna, o si hay otros efectos que prevalecen. Se ha discutido, por ejemplo, si el financiamiento del mayor gasto público no genera un aumento de las tasas de interés que desplaza (crowding out), es decir reduce, la inversión privada. Otro argumento indica que la inversión pública en infraestructura rentabiliza la inversión privada, y por lo tanto provoca su aumento o “crowding in”.

[1] A su vez habría que ver cuanto, estos insumos nacionales, usan insumos importados. Es lo que se llama el análisis del multiplicador.

Un efecto probable de los programas de empleo temporal es que tienden a reducir la pobreza y, por esa vía apoyan la gobernabilidad y reducen los conflictos sociales. Ello tiene un efecto de atracción (crowding in) de la inversión, que como se sabe es aversa al riesgo. Así, los programas de empleo temporal estarían teniendo otro efecto positivo sobre la demanda interna pero, sobretodo, sobre el crecimiento de largo plazo.

Los puntos críticos

Dos cuestiones críticas parecen determinar la bondad de los programas de empleo temporal. La primera es su uso como estabilizadores macroeconómicos, lo que significa que deben expandirse en las recesiones, y que esa expansión debe coincidir con una expansión general del gasto público como parte de una política contracíclica. Lo contrario es válido en los auges, cuando los programas deben reducirse como parte de una reducción del déficit fiscal. La experiencia muestra que estos programas tienen la capacidad de poderse expandir y contraer con facilidad, siendo la dificultad principal para ello la decisión política.

La segunda cuestión crítica tiene que ver con el diseño y gestión de los programas. Estos programas son estrategias de protección social costo-efectivas si son bien focalizados mediante instrumentos geográficos y de autoselección, y si las obras realizadas tienen un alto beneficio social. Los programas “A Trabajar” tienen un muy buen récord en el primer aspecto; en el caso del segundo aunque los procedimientos establecidos han sido razonables no conocemos evaluaciones detalladas al respecto.

El estado peruano ha mostrado que puede tener programas de empleo temporal anticíclicos y que sirvan como instrumentos eficaces de protección social. Ojalá los avances logrados no sean tirados por la borda para seguir improvisadamente esquemas de subsidios directos condicionados que no necesariamente son superiores en términos de costo-efectividad.

[1] Una desventaja de estos programas es que no llegan a poblaciones que no pueden trabajar, como adultos mayores, personas con discapacidad si los programas no son adaptados para ellos, mujeres con niños pequeños sin soporte para su cuidado o niños sin familia. Por eso deben ser parte de una red que contemple otros programas para estos grupos.
[2] El aporte puede ser realizado por empleadores, por trabajadores, o por ambos. Eso es irrelevante al argumento que sigue.
[3] En la India se está intentando un esquema llamado de “empleo garantizado”, que busca que estos programas funcionen automáticamente, al ofrecer empleo a todo el que lo busque al salario establecido, que es bajo. Esto debería llevar a que el programa se expanda en crisis y se reduzca en auges.
[4] A su vez habría que ver cuanto, estos insumos nacionales, usan insumos importados. Es lo que se llama el análisis del multiplicador.