Para justificar su recorte de 545 millones de soles de inversiones del presupuesto ordinario 2009 a los gobiernos regionales, el Ministro Luis Valdivieso y el Premier Jorge del Castillo han dicho que les darán recursos a las regiones mediante un nuevo mecanismo, llamado FONIPREL. Ellos dicen que es mejor porque el Fondo de Promoción a la Inversión Pública Regional y Local es un fondo concursable. La verdad es que solo es un nuevo centralismo, orientado en esta etapa a recortar el presupuesto otorgado a las regiones y reforzar el control político del alanismo.
Si queremos entender un fondo concursable como el FONIPREL, la clave está en cómo se concursa. El 60% del puntaje del concurso depende de que el proyecto sea calificado como “bueno” o “malo”, sin criterios objetivos de por medio. Quienes califican son los mismos funcionarios del Ministerio de Economía y Finanzas que dirigen el criticado SNIP – Sistema Nacional de Inversión Pública, ya prácticamente destrozado por el gobierno aprista.
¿Alguien puede creer que un grupo de funcionarios del Ministerio de Economía tiene la capacidad de saber si es mejor poner agua potable en el distrito de Santo Domingo, provincia de Morropón, Piura, que construir un colegio en Anta, Cusco? ¿O que esos funcionarios sentados en Lima pueden saber si construir un puente en un caserío de Aguaytía es necesario y si la forma de construirlo es la mejor? Es evidente que NO, contundentemente NO.
El SNIP, con todos sus problemas, tiene cierta lógica. Es un sistema, hay normas y criterios que lo ordenan y opera mediante oficinas descentralizadas o desconcentradas para la mayoría de proyectos pequeños y medianos. Pero, ¿tiene lógica plantear que la evaluación de proyectos de inversión, cientos o miles de ellos, los hagan íntegramente unos funcionarios del Ministerio de Economía, sentados en Lima? Como diría un antiguo jefe mío, “eso no tiene ni pies ni cabeza”.
El FONIPREL es tan absurdo, que no permite que se presenten proyectos de promoción y prevención de la salud ni proyectos relacionados a mejorar la gestión del medio ambiente. ¡Que sabrá el Ministerio de Economía de Desarrollo!
¿Cuál es, entonces, el verdadero sentido del FONIPREL? ¿Para qué quitan presupuesto ordinario a las regiones y se lo dan a esta nueva entidad? El FONIPREL le da al Ministerio de Economía mayor facilidad para recortar el presupuesto de gobiernos regionales y locales, echando mano del viejo pretexto de que los proyectos que presentan son malos y no tienen capacidad. Claro que será el Ministerio de Economía el “tremendo juez” que decidirá que proyecto es bueno y cuál es malo para los 1,900 distritos, 190 provincias y 26 regiones del país.
El FONIPREL tiene otro objetivo: presidente regional o alcalde que critique al gobierno, le cortarán los fondos. Adiós a la limitada autonomía existente. O si no, ¿por qué el gobierno no permite que sean las propias asociaciones de gobiernos regionales y municipios los que dirijan el FONIPREL?
Alan García dijo alguna vez que en política no hay que ser ingenuos. El FONIPREL es un engañamuchachos que busca esconder una nueva arremetida centralista.
Si queremos entender un fondo concursable como el FONIPREL, la clave está en cómo se concursa. El 60% del puntaje del concurso depende de que el proyecto sea calificado como “bueno” o “malo”, sin criterios objetivos de por medio. Quienes califican son los mismos funcionarios del Ministerio de Economía y Finanzas que dirigen el criticado SNIP – Sistema Nacional de Inversión Pública, ya prácticamente destrozado por el gobierno aprista.
¿Alguien puede creer que un grupo de funcionarios del Ministerio de Economía tiene la capacidad de saber si es mejor poner agua potable en el distrito de Santo Domingo, provincia de Morropón, Piura, que construir un colegio en Anta, Cusco? ¿O que esos funcionarios sentados en Lima pueden saber si construir un puente en un caserío de Aguaytía es necesario y si la forma de construirlo es la mejor? Es evidente que NO, contundentemente NO.
El SNIP, con todos sus problemas, tiene cierta lógica. Es un sistema, hay normas y criterios que lo ordenan y opera mediante oficinas descentralizadas o desconcentradas para la mayoría de proyectos pequeños y medianos. Pero, ¿tiene lógica plantear que la evaluación de proyectos de inversión, cientos o miles de ellos, los hagan íntegramente unos funcionarios del Ministerio de Economía, sentados en Lima? Como diría un antiguo jefe mío, “eso no tiene ni pies ni cabeza”.
El FONIPREL es tan absurdo, que no permite que se presenten proyectos de promoción y prevención de la salud ni proyectos relacionados a mejorar la gestión del medio ambiente. ¡Que sabrá el Ministerio de Economía de Desarrollo!
¿Cuál es, entonces, el verdadero sentido del FONIPREL? ¿Para qué quitan presupuesto ordinario a las regiones y se lo dan a esta nueva entidad? El FONIPREL le da al Ministerio de Economía mayor facilidad para recortar el presupuesto de gobiernos regionales y locales, echando mano del viejo pretexto de que los proyectos que presentan son malos y no tienen capacidad. Claro que será el Ministerio de Economía el “tremendo juez” que decidirá que proyecto es bueno y cuál es malo para los 1,900 distritos, 190 provincias y 26 regiones del país.
El FONIPREL tiene otro objetivo: presidente regional o alcalde que critique al gobierno, le cortarán los fondos. Adiós a la limitada autonomía existente. O si no, ¿por qué el gobierno no permite que sean las propias asociaciones de gobiernos regionales y municipios los que dirijan el FONIPREL?
Alan García dijo alguna vez que en política no hay que ser ingenuos. El FONIPREL es un engañamuchachos que busca esconder una nueva arremetida centralista.
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