Pocas veces en la historia quienes defienden la idea de que el “libre mercado” es el camino al progreso, se habrán visto más apabullados por la realidad que estas últimas semanas.
Primero acto: los grandes líderes de ese “libre mercado”, las grandes empresas financieras internacionales, han mostrado su enorme fragilidad. Quienes conocían mejor que nadie adónde invertir el dinero, ahora resulta que han perdido trillones. Disculpen el error: han hecho perder a quienes confiaron en ellos, a quienes les entregaron su plata para que se la administren, trillones. Y en varios casos, algunos de estos gerentes luego de perder billones, han recibido “paquetes de compensación” que dejan chicos a los 15 millones de dólares que Fujimori entregó a Montesinos como su “CTS”.
Segundo acto: estos financistas “libre mercado” corrieron a pedirle ayuda a Mr. Bush. Es decir, han corrido a pedir que el Estado haga precisamente lo que nos han dicho durante años que es muy malo: que el gobierno intervenga. Adiós ideologías, lo único que les importa ahora es que salven sus bolsillos.
Tercer acto: ese mismo Bush que bajo la bandera de la libertad de empresa se dedicó a rebajarle impuestos a los ricos para que hicieran más ganancias, que recortó la ayuda a los pobres porque decía que eso los “malacostumbraba” a andar pidiendo, que pregona por el mundo que lo mejor es el “libre mercado” de los TLC, gasta 300 mil millones de dólares en salvar a Fannie Mae, Freddie Mac y AIG y ahora se dispone a gastar otros 700 mil millones para seguir salvando a sus amigos, los que malversaron la plata de la gente.
¿Con qué cara nos van a hablar ahora del “libre mercado”? ¿Quién va a creerle una palabra a Bush, ahora que venga a la cumbre del APEC a promover la apertura de las economías, la libertad para sus capitales financieros y el predominio de sus trasnacionales como forma de integración mundial?
¿Que cambiará en la economía mundial?
Es indudable que habrá mayor regulación bancaria y financiera. Muchos de los “bancos de inversión” y ¨hedge funds” que hoy funcionan con enorme liberalidad, van a cerrar o estar severamente controlados. Al mismo tiempo que habrá mayores regulaciones nacionales, se abrirá un periodo de discusión y negociación para una nueva arquitectura financiera internacional., dado que la crisis rebasa fronteras y demanda respuestas a otro nivel. Si con la crisis asiática de 1997 cayeron las pretensiones del FMI de imponer la libre movilidad de capitales en el mundo pero los EE.UU y sus financieras siguieron promoviéndola, hoy ya esa alternativa está totalmente desprestigiada.
¿Implicará esta crisis que otras políticas del neoliberalismo se revertirán, y que pasaremos a ver más políticas industriales y sectoriales, más comercio justo y menos TLCs, mejor protección a los sindicatos y los derechos laborales, sistemas tributarios más justos, estados con mayor presencia social? La historia al respecto no está escrita aún. Cuánto se superen las reformas neoliberales dependerá de un complejo proceso en el que la batalla de las ideas y la organización política de las alternativas serán la clave.
Primero acto: los grandes líderes de ese “libre mercado”, las grandes empresas financieras internacionales, han mostrado su enorme fragilidad. Quienes conocían mejor que nadie adónde invertir el dinero, ahora resulta que han perdido trillones. Disculpen el error: han hecho perder a quienes confiaron en ellos, a quienes les entregaron su plata para que se la administren, trillones. Y en varios casos, algunos de estos gerentes luego de perder billones, han recibido “paquetes de compensación” que dejan chicos a los 15 millones de dólares que Fujimori entregó a Montesinos como su “CTS”.
Segundo acto: estos financistas “libre mercado” corrieron a pedirle ayuda a Mr. Bush. Es decir, han corrido a pedir que el Estado haga precisamente lo que nos han dicho durante años que es muy malo: que el gobierno intervenga. Adiós ideologías, lo único que les importa ahora es que salven sus bolsillos.
Tercer acto: ese mismo Bush que bajo la bandera de la libertad de empresa se dedicó a rebajarle impuestos a los ricos para que hicieran más ganancias, que recortó la ayuda a los pobres porque decía que eso los “malacostumbraba” a andar pidiendo, que pregona por el mundo que lo mejor es el “libre mercado” de los TLC, gasta 300 mil millones de dólares en salvar a Fannie Mae, Freddie Mac y AIG y ahora se dispone a gastar otros 700 mil millones para seguir salvando a sus amigos, los que malversaron la plata de la gente.
¿Con qué cara nos van a hablar ahora del “libre mercado”? ¿Quién va a creerle una palabra a Bush, ahora que venga a la cumbre del APEC a promover la apertura de las economías, la libertad para sus capitales financieros y el predominio de sus trasnacionales como forma de integración mundial?
¿Que cambiará en la economía mundial?
Es indudable que habrá mayor regulación bancaria y financiera. Muchos de los “bancos de inversión” y ¨hedge funds” que hoy funcionan con enorme liberalidad, van a cerrar o estar severamente controlados. Al mismo tiempo que habrá mayores regulaciones nacionales, se abrirá un periodo de discusión y negociación para una nueva arquitectura financiera internacional., dado que la crisis rebasa fronteras y demanda respuestas a otro nivel. Si con la crisis asiática de 1997 cayeron las pretensiones del FMI de imponer la libre movilidad de capitales en el mundo pero los EE.UU y sus financieras siguieron promoviéndola, hoy ya esa alternativa está totalmente desprestigiada.
¿Implicará esta crisis que otras políticas del neoliberalismo se revertirán, y que pasaremos a ver más políticas industriales y sectoriales, más comercio justo y menos TLCs, mejor protección a los sindicatos y los derechos laborales, sistemas tributarios más justos, estados con mayor presencia social? La historia al respecto no está escrita aún. Cuánto se superen las reformas neoliberales dependerá de un complejo proceso en el que la batalla de las ideas y la organización política de las alternativas serán la clave.
Historia del Neoliberalismo
Desde los años 80, en casi toda América Latina y África, las misiones del FMI y el Banco Mundial obligaron a los países acogotados por la deuda externa a aplicar estas políticas.
En el Perú, las impuso Fujimori entre 1991 y 1992. Eliminó derechos laborales, hizo legal llevarse del país un millón de dólares en un maletín sin ninguna supervisión, desreguló a la inversión extranjera, legalizó la dolarización bancaria, desprotegió a la industria y al agro de la competencia extranjera abusiva, privatizó las empresas públicas y creó el sistema de AFPs, dando paso al predominio del “libre mercado”. El Director del FMI de entonces, Michel Camdessus, dijo que las políticas peruanas sonaban como “música celestial para sus oídos”
Cuando una década después se vieron los resultados de esas políticas, se encontró que el crecimiento económico era menor que antes de la crisis, que la distribución del ingreso había empeorado y que los gobiernos estaban más débiles y corruptos. Quienes han tenido más éxito en el mundo, como China e India en la última década, y antes Japón y Corea, no han dejado el desarrollo en manos del “libre mercado”, sino que han promovido industrias, apoyado su educación y favorecido una mejor distribución del ingreso.
www.actualidadeconomica-peru.com/anteriores/ae_2008/oct2008/art_01_oct_2008.pdf -
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