Cuando el 2004 Oscar Dancourt asumió el cargo de Presidente del Banco Central de Reserva, la derecha y los medios allegados se desgañitaron gritando que su posición izquierdista y su heterodoxia keynesiana llevarían a la inflación. Economistas neoliberales, de esos que al mismo tiempo trabajan para las grandes empresas, asesoran al gobierno y escriben en los diarios, manifestaron su preocupación: “¡Uy mamita, los heterodoxos!”
Pero Dancourt terminó su periodo al frente del Banco Central con una gestión impecable: ni un solo año la inflación se salió del tope establecido, y se modernizó la gestión de la política monetaria estableciendo metas de inflación y tasas de interés de referencia al mejor estilo del Fed gringo o el Banco Central Europeo. Se demostró, así, que la izquierda puede ser responsable en el manejo de la inflación y que el keynesianismo, vaya, no era ningún monstruo sino que hasta el Fed, el BCR norteamericano, lo usa como la base de su gestión macroeconómica.
Llegó el 2006 y como parte de su giro a la derecha, Alan García nombró a Julio Velarde, destacado militante del PPC, como Presidente del Banco Central, y le dio el control del directorio a esta corriente ortodoxa y neoliberal. Menos de un año después, esta derecha ha perdido el control de la inflación. ¡Lourdes Flores, donde estás, responde por tu gente!
El primer capítulo de la desventurada historia de la derecha en el banco central está marcada por la soberbia: rebajaron la meta máxima de inflación de 3,5% a 3%. Hoy es obvio que esa media fue un error, que sin embargo dejan sin corregir para no hacer más evidente su metida de pata. El segundo capítulo fueron las declaraciones de Julio Velarde de que serían “más flexibles” en el manejo del tipo de cambio, en un claro anuncio de que dejarían caer el precio del dólar. El tercer capítulo fue favorecer la entrada de capitales especulativos de corto plazo, US$ 3,000 millones de los cuales ingresaron al país el año pasado. Como si una entrada similar de capitales no hubiera sido el antecedente de la recesión del 1999-2000 y la quiebra del Banco Wiese.
Este ingreso masivo de capitales de corto plazo ha permitido que el crédito de los bancos a los consumidores y las empresas aumente el año pasado en más de US$ 6 mil millones, generando un aumento acelerado de la demanda interna. Este aumento de la demanda interna ha llevado a que la inflación pase del 5,5% anual, sobrepasando largamente la meta establecida por el Banco Central. La inflación no es solamente importada, como insiste el gobierno para lavarse las manos de su responsabilidad en la misma. Esta corta historia muestra, una vez más, como la desregulación de los mercados financieros lleva a fuertes movimientos desestabilizadores (tal como ha pasado también en los Estados Unidos).
La derecha se muestra ineficaz en controlar la inflación, Velarde falla donde Dancourt lo hizo bien.
Lo que está a simple vista, sin embargo, no es aceptado por los comentaristas neoliberales. Los que antes advertían del alto riesgo de la inflación, ahora dicen que ésta no es un problema (¡que le vayan con ese cuento a Alan García!). Todo con tal de defender a un gobierno con quien comparten la cerrada defensa de los grandes negocios bajo el manto del neoliberalismo.
Pero Dancourt terminó su periodo al frente del Banco Central con una gestión impecable: ni un solo año la inflación se salió del tope establecido, y se modernizó la gestión de la política monetaria estableciendo metas de inflación y tasas de interés de referencia al mejor estilo del Fed gringo o el Banco Central Europeo. Se demostró, así, que la izquierda puede ser responsable en el manejo de la inflación y que el keynesianismo, vaya, no era ningún monstruo sino que hasta el Fed, el BCR norteamericano, lo usa como la base de su gestión macroeconómica.
Llegó el 2006 y como parte de su giro a la derecha, Alan García nombró a Julio Velarde, destacado militante del PPC, como Presidente del Banco Central, y le dio el control del directorio a esta corriente ortodoxa y neoliberal. Menos de un año después, esta derecha ha perdido el control de la inflación. ¡Lourdes Flores, donde estás, responde por tu gente!
El primer capítulo de la desventurada historia de la derecha en el banco central está marcada por la soberbia: rebajaron la meta máxima de inflación de 3,5% a 3%. Hoy es obvio que esa media fue un error, que sin embargo dejan sin corregir para no hacer más evidente su metida de pata. El segundo capítulo fueron las declaraciones de Julio Velarde de que serían “más flexibles” en el manejo del tipo de cambio, en un claro anuncio de que dejarían caer el precio del dólar. El tercer capítulo fue favorecer la entrada de capitales especulativos de corto plazo, US$ 3,000 millones de los cuales ingresaron al país el año pasado. Como si una entrada similar de capitales no hubiera sido el antecedente de la recesión del 1999-2000 y la quiebra del Banco Wiese.
Este ingreso masivo de capitales de corto plazo ha permitido que el crédito de los bancos a los consumidores y las empresas aumente el año pasado en más de US$ 6 mil millones, generando un aumento acelerado de la demanda interna. Este aumento de la demanda interna ha llevado a que la inflación pase del 5,5% anual, sobrepasando largamente la meta establecida por el Banco Central. La inflación no es solamente importada, como insiste el gobierno para lavarse las manos de su responsabilidad en la misma. Esta corta historia muestra, una vez más, como la desregulación de los mercados financieros lleva a fuertes movimientos desestabilizadores (tal como ha pasado también en los Estados Unidos).
La derecha se muestra ineficaz en controlar la inflación, Velarde falla donde Dancourt lo hizo bien.
Lo que está a simple vista, sin embargo, no es aceptado por los comentaristas neoliberales. Los que antes advertían del alto riesgo de la inflación, ahora dicen que ésta no es un problema (¡que le vayan con ese cuento a Alan García!). Todo con tal de defender a un gobierno con quien comparten la cerrada defensa de los grandes negocios bajo el manto del neoliberalismo.
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