¿Cuál es la madre de todas las batallas?

jueves, 28 de julio de 2005

El Perú tiene, en su ordenamiento político y social problemas muy profundos. Quienes queremos cambiar esta situación necesitamos concentrar nuestras fuerzas en un punto crítico que desate el cambio, así como el picapedrero escoge el lugar donde golpear la piedra para partirla o el tallador de diamantes ataca para pulir su gema. Se trata de establecer cuál es la madre de todas las batallas, aquella que permita desatar el nudo gordiano que nos amarra al atraso y el subdesarrollo. Propongo dos batallas-madre: 1) la lucha contra la exclusión y 2) la lucha contra la corrupción.

Nuestra sociedad es tremendamente excluyente. Hay una fuerte desigualdad y grandes diferencias sociales. La propia estructura económica reproduce esa exclusión: la mitad del país vive en pobreza y tres cuartas partes no tiene un empleo decente. Esto ha generado una débil identidad nacional: mientras buena parte de la clase alta se siente más cerca de Miami que al Perú; las grandes mayorías sienten que el país no es suyo porque quienes lo dominan lo hacen a sus espaldas y en su contra. Hay así un sentimiento de desconfianza y de desprecio hacia lo público, que hace que la gobernabilidad esté en riesgo y nuestro crecimiento económico no sea sostenible. De ahí la importancia de luchar contra la exclusión y la desigualdad.

Por otro lado, una segunda característica clave de nuestro país es que los gobernantes utilizan su acceso a cargos públicos en provecho propio. El estado es visto como patrimonio propio de los gobernantes, que actúan otorgando favores con cargo al tesoro público, despilfarrando nuestros recursos naturales y dejando de cobrar impuestos. Por ello, nuestro estado es sumamente débil e incapaz de dirigir la transformación social que necesitamos.

Para la acción política, estas dos visiones dan como resultado distintas propuestas de cambio y diferentes alianzas. Siguiendo la visión de que la exclusión es lo prioritario, lo adecuado sería una propuesta que podríamos llamar “de izquierda”: una acción fuerte del estado en lo económico y social que ponga énfasis en la reducción de la pobreza y en derechos a la educación y la salud. Con esta orientación, la principal forma de acción política es buscar acceder al estado, para lo que el medio fundamental son las elecciones.

Pero si se tiene la visión de que la corrupción y el patrimonialismo son los principales problemas, lo fundamental es establecer una nueva forma de funcionamiento del estado, con dirigentes públicos que rinden cuentas y una ciudadanía activa demandándolas. Promover la vigilancia ciudadana sería tan importante como participar electoralmente. En este caso las alianzas con Patria Roja resultan más difíciles (dado su comportamiento patrimonialista vía SUTEP en la Derrama Magisterial), mientras que hacia el centro y más débilmente hasta en la derecha pueden encontrarse personajes y fuerzas honestas.
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Cuando en el día de la patria buscamos respuestas a sus problemas, nos encontramos con esta difícil pregunta: ¿cuál es la madre de todas las batallas en el Perú de hoy? Tal vez el reto sea volar con estas dos alas de la lucha contra la exclusión y contra la corrupción, desde el Estado y desde la sociedad, con alianzas amplias y sin olvidar que los excluidos y explotados del Perú merecen nuestra atención.

El Programa “Juntos” y La Política Social

lunes, 25 de julio de 2005

1. El Perú necesita más política social. El Perú tiene niveles de salud, educación y vulnerabilidad social muy elevados, incluso para un país de ingresos medianos-bajos, como estamos calificados internacionalmente. La pobreza sigue estando encima del 50% y prácticamente no se ha reducido en los últimos años, a pesar del crecimiento económico. Los niveles de desigualdad y exclusión social y económica son altísimos, mientras el gasto público social, alrededor del 8% del PBI, se encuentra entre los más reducidos de Latinoamérica. Una de las respuestas imprescindibles a esta situación es una acción social del estado más potente, aunque no la única (la creación de puestos de trabajo mediante un fuerte crecimiento intensivo en empleo y en sectores de autoempleo es la otra orientación fundamental).

La creación por parte del gobierno del “Programa nacional de ayuda directa a los más pobres”, que se ha hecho más conocido como “Juntos” que sería su nombre comunicacional, es un reconocimiento tardío de esta realidad. Es una lástima que el actual gobierno se haya demorado tanto en darse cuenta de esta cuestión central para el desarrollo nacional, pero a pesar de ello es un reconocimiento válido.

2. Lograr una política social con mayor efecto social demanda dos cambios principales: (i) aumentar el presupuesto y la atención de los líderes políticos y económicos, y (ii) mejorar su eficiencia y eficacia reformando su organización y funcionamiento. Requiere ambas; sólo una de las dos tendrá poco efecto real.

Respecto al presupuesto, resulta clave que ese financiamiento sea sostenible, y que alcance para toda la población que se desea cubrir.

Respecto a la atención política, la coyuntura pre-electoral asegura que los distintos líderes y partidos presten atención al tema, pero plantea el riesgo de que tal atención sea solo coyuntural y demagógica. También plantea el riesgo de que un mayor financiamiento por esta vía resulte siendo insostenible políticamente, si se aprueba sin los consensos necesarios. Debido a ello, cualquier planteamiento en relación a la política social, su necesario relanzamiento y reforma, como es el caso de “Juntos”, debe realizarse en el marco de un amplio diálogo político y social.

3. Evaluar la eficiencia y eficacia de “Juntos” debe hacerse en función a los objetivos del programa. A continuación analizaremos ello en relación a lo que parecen ser el objetivos central de “Juntos”: promover el capital humano (asistencia de los niños a educación y salud).

4. En relación al capital humano, el problema principal de la educación peruana es su baja calidad y no la asistencia al colegio, que es bastante elevada (solo un 5% de los niños peruanos de 6 a 11 años no van a la primaria, a diferencia de México donde un 15% no lo hacían por ir a trabajar). Debido a ello, lo prioritario es mejorar la calidad de la educación primaria, así como expandir la cobertura de la educación inicial y secundaria, sobretodo en zonas rurales. Además, ya hay un programa público orientado a promover económicamente a que los niños vayan al colegio, que se llama desayuno o almuerzo escolar, que llega a cerca de dos terceras partes de los niños que asisten a la primaria pública. La entrega del alimento en las escuelas ahorra el gasto que de otra manera realizan los padres en su alimentación y por lo tanto tiene un efecto similar a la entrega de dinero. Este programa sirve además para mejorar la nutrición y el aprendizaje combatiendo la anemia y el “hambre de corto plazo”, cosa que un dinero en efectivo no lograría.

Logradas mejoras en la calidad y la cobertura, es probable que un programa de subsidios condicionados logre mejorar la asistencia, en particular a la educación secundaria, donde el costo de oportunidad de los adolescentes es mayor y sobretodo muchas chicas adolescentes dejan de ir al colegio. Por esta razón, en México el subsidio es mayor en la secundaria que en la primaria, y es mayor para mujeres que para hombres.

5. En cuanto a la salud, considerando los déficits existentes, es prioritario hacer llegar los servicios a todas las comunidades, lograr que se otorgue una atención integral y establecer un serio programa de promoción de la salud que eduque a las madres en temas de alimentación, higiene y salud, cuidado y estimulación temprana, para lo cual las redes sociales del vaso de leche y los comedores populares pueden ser de gran ayuda. Cabe recordar que en la actualidad estos servicios tienen serias deficiencias; por ejemplo, un elemento básico de la atención de salud como son las vacunas no está actualmente garantizado, debido a que la cadena de frío que es indispensable para asegurar la efectividad de las vacunas no está funcionando adecuadamente.

Nuevamente, en este caso lo primero parece ser fortalecer la oferta, en particular en zonas rurales. Si bien en el Perú hay ya una amplia red de centros y puestos de salud, estos todavía no logran una cobertura universal. Adicionalmente, la calidad de los servicios es bastante pobre, en particular en lo que se refiere a la promoción de la salud.

Por otro lado, debe recordarse también que existe en el Perú un programa llamado PACFO que entrega papillas con un contenido nutricional adecuado para los niños menores de 3 años en algunas zonas rurales pobres (sin embargo, solo funciona en 8 departamentos de la sierra). La entrega de papillas, además de servir como complemento de ingresos, atiende los temas de desnutrición, ya que en el Perú un 25% de los niños menores de 5 años es desnutrido crónico y la mitad de los menores de 2 años sufre de anemia. La papilla, al ser un alimento más específicamente dirigido al niño y contener el 100% de los requerimientos de hierro, puede ser más efectivo en combatir estos problemas que la entrega de dinero, que se iría en menos proporción a los niños de esa edad y menos a los alimentos con el contenido de micronutrientes requerido.

En el caso de salud, como en el de educación, es altamente probable que un programa de subsidios condicionados en efectivo fortalezca la demanda y así incremente los controles de salud de los niños y la asistencia de las madres a charlas de capacitación. Si se desarrolla con un sistema de atención primaria de salud fortalecido, con capacidad de relacionarse con las madres para el mejor cuidado de los niños y con suplemento nutricional, puede ser efectivo en mejorar la situación de la salud de los niños.

6. Además de la eficiencia y eficacia de los programas sociales, hay que tener en cuenta que el Estado peruano requiere afirmar la democracia transformando la relación entre Estado y sociedad, para lo cual requiere transformar esta política social de un esquema clientelista a uno basado en establecer derechos para todos.

En efecto, el clientelismo, esa práctica mediante la cual se condiciona la entrega de beneficios sociales a un respaldo al partido de gobierno, tiene varias consecuencias muy negativas para el país:
(i) Socava la democracia al promover una relación vertical partidos políticos y masas y sostener la confusión entre estado y partido. Es, por ello, el camino contrario al que se necesita para construir ciudadanía, que es de los derechos que permitan a las personas relacionarse horizontalmente con el estado.
(ii) Destruye la autoestima y la confianza de los pobres, a quienes se les enseña que para mejorar sus condiciones de vida tienen que dejar de lado sus derechos políticos, en vez de poner el énfasis en que amplíen y aprovechen sus propias capacidades económicas y sociales.
(iii) Impide la eficiencia y eficacia de los programas sociales, pues hace que en los cargos de dirección se nombre a quienes profesan fidelidad partidaria y están dispuestos a ser artífices de la manipulación, en vez de colocar a quienes tienen las capacidades técnicas y gerenciales necesarias.

En una coyuntura cercana a las elecciones, el riesgo del clientelismo es obvio. Algunos mecanismos para evitarlo son aprobar estrictas normas de neutralidad política que castiguen cualquier uso partidarista de los programas, establecer una política de transparencia que permita a la ciudadanía vigilar de cerca todos los procedimientos y encargar la dirección del programa a un directorio plural e independiente que sirva como aislante frente a las presiones que los partidos de gobierno podrían ejercer. El hecho de que el Congreso haya establecido que el directorio de “Juntos” será nombrado por la Mesa de Concertación de lucha contra la Pobreza es un gran avance al respecto.

7. En síntesis, la iniciativa del gobierno de “Juntos” es un reconocimiento tardío pero válido de la gran necesidad existente en el país de tener políticas públicas orientadas a mejorar la situación de los pobres que sean mucho más fuertes y consistentes. En este marco, el objetivo de fortalecer el capital humano que tendría “Juntos” demanda un gran esfuerzo por mejorar la cobertura y calidad de los servicios de educación y salud, incluyendo la promoción de la salud. Debe considerarse además que hay otros programas públicos de alimentación que, logrando similares resultados, logran además mejoras nutricionales en los niños. En cuanto al objetivo de atender la vulnerabilidad de muchos hogares peruanos, es indispensable definir un objetivo general y ubicar “Juntos” dentro de un esfuerzo de reordenamiento y desarrollo del conjunto de programas existentes. Finamente, es necesario prestar atención a los requerimientos de desarrollo institucional que “Juntos”, representaría, y en particular al riesgo de clientelismo, para lo cual sería conveniente establecer normas de neutralidad, transparencia y la constitución de un directorio plural e independiente que lo gobierne.

SOAT: Aseguradoras inútiles

viernes, 22 de julio de 2005

Durante las últimas semanas, se han desatado crecientes protestas contra el SOAT, el Seguro obligatorio de Accidentes de Tránsito. Las primas que deben pagarse a las aseguradoras privadas por el SOAT ha subido espectacularmente y mucha gente siente que se trata de un alza injusta que solo favorece a las dos empresas que dominan el 65% del mercado. El hecho de que más de un tercio de lo que pagamos no se destine a resarcir daños y cubrir gastos de salud sino a los costos y utilidades de las aseguradoras, tampoco ayuda.

Pero cabe una pregunta mayor: ¿las empresas privadas de seguros están cumpliendo su función? Partamos de reconocer que existe un problema que debe ser enfrentado, y es el riesgo que los accidente de tránsito representan para las personas. Frente a esta situación, las empresas aseguradoras deberían tener un rol fundamental: diferenciar los riesgos y cobrar menos a quienes tenemos menos accidentes, y cobrar más a quienes chocan o atropellan más. Esto premiaría a quienes manejamos con cuidado y permitiría que aquellos choferes imprudentes no sigan impunes y sepan que, si arriesgan la vida de sus pasajeros y del público en general, lo van a pagar. Y decimos pagar en un sentido no figurado sino estricto: que les cueste de su bolsillo.

Tal política de las empresas aseguradoras tendría también lógica para ellas mismas. Cobrar más a los más riesgosos contribuye a mantener el seguro en equilibrio financiero y permite reducir las primas a los que manejamos con cuidado, y que les convenimos como clientes porque les generamos menos costos.

Pero resulta que las empresas aseguradora no han hecho su trabajo. En mi caso, no he usado el SOAT mas que para mostrárselo a la policía que hace controles de vez en cuando. Pero no me bajan la prima ni un centavo. A lo más, quieren diferenciar primar por grandes bloques de usuarios, castigando a los microbuseros que manejan bien porque hay otros que manean mal. Además, quieren cargarle la factura a los hospitales públicos, que ya les cobran en muchos casos tarifas subsidiadas y cuyo presupuesto es totalmente insuficiente.

¿Es un sistema privado el mejor sistema? Si las empresas privadas no incentivan el buen comportamiento de los choferes, no. Si se trata solamente de asegurar la atención de emergencia, que es efectivamente un objetivo fundamental, mejor que parte del Impuesto Selectivo a los Combustibles se dirija exclusivamente a financiar la atención de emergencia en los hospitales públicos, y mantengamos gratuita esa atención. Un simple intermediario que cobra 30% por pasar plata de un lado a otro, como es el sistema actual, no es eficiente.

Finalmente, ¿dónde está la acción firme del estado para mejorar el tránsito y prevenir accidentes?

Corrupción: Separar la Paja del Grano

La movilización contra la corrupción se realizó con éxito, mostrando nuevamente la sociedad civil capacidad de indignación y reacción. Miles de peruanos se reunieron para reclamar a las autoridades por su actitud comprometida o complaciente ante lo que constituye un delito contra el país entero. Felizmente, el Tribunal Constitucional ha oído nuestra voz y ha tachado la indignante “ley Wolfenson”.

Pero la lucha contra los corruptos no ha terminado y hay que mantenerse alertas y activos. Es más, seguramente en los próximos meses algunos seguirán saliendo libres por no completarse su juicio en el plazo de 36 meses. Ante ello, es necesario ir precisando las orientaciones que debe tener el movimiento anticorrupción.

Diferenciar amigos de enemigos es fundamental. No se puede dejar de criticar la presencia de muñecos con imágenes de Valentín Paniagua, una personalidad a quien no se puede tachar de comprometida ni complaciente con la corrupción, aunque extrañamos una posición más clara de su parte ante los hechos recientes. Pero no es el único caso. Pareciera extenderse la idea de “que se vayan todos”, de un rechazo completo y visceral a lo que se ha dado por llamar la “clase política”. Tal actitud, aunque pueda parecer justificada, es un grave error. Bajo la idea de que “todos son iguales” asoma aquella otra de “no importa que robe mientras haga obras”. Un movimiento de ese cariz, pueden servir de buena fachada para que avancen los intereses de Montesinos o Fujimori. Diferenciar la paja del grano es fundamental.

Un movimiento que ataque a casi todo el mundo es también un movimiento que muy probablemente no logre nada. Es verdad que la corrupción es un problema muy extendido y que de alguna manera nos compromete a todos por convivir con ella. Pero, en el momento actual, la cuestión es que una serie de sinvergüenzas que se robaron millones de dólares del presupuesto público luchan por salir libres. No es solamente un asunto de castigar a los culpables, sino de empezar a establecer un nuevo patrón de conducta. El movimiento anticorrupción debe precisar los blancos para tener éxito, porque no se trata solamente de expresar estados de ánimo sino de construir una patria diferente.

También hay que diferenciar justicia de venganza. La justicia demanda procedimientos adecuados y pruebas contundentes. No se puede condenar a quienes nos caen antipáticos, ni siquiera a quienes presumimos corruptos pero sobre quienes no hay las pruebas necesarias. No podemos parecernos al fujimorismo y perseguir a quienes piensan diferente.

El movimiento anti-corrupción debe mantener con firmeza sus principios, pero debe establecer objetivos concretos. La vigilancia y movilización ciudadanas deben dirigirse directamente contra los corruptos que buscan su liberación, así como señalar claramente a los directos responsables de su liberación, como Kuennen Francesa, Natale Amprimo y Ántero Flores Araoz que jugaron un rol fundamental en la aprobación de la malhadada “ley Wolfenson” en el Congreso.

Finalmente, si queremos éxitos duraderos, los peruanos tenemos que construir una alternativa política que sea firme en la lucha contra la corrupción y, sobretodo, ejemplar en practicar valores de honestidad y transparencia. Limpiar la corrupción demanda movimientos civiles activos y también opciones políticas comprometidas con esta tarea.

“Juntos” en la mesa

jueves, 14 de julio de 2005

El programa “Juntos”, la discutida iniciativa del gobierno pensada inicialmente para otorgar 100 soles mensuales a las familias pobres, ha recibido 120 millones de soles de presupuesto para lo que queda del año. Simultáneamente, el Congreso ha dispuesto que ”Juntos” esté a cargo de un directorio nombrado por la Mesa de Concertación de Lucha contra la Pobreza.

Esta es una buena noticia. Como en la Mesa están sentados no solamente representantes del gobierno, sino también de la sociedad civil, empresarios, ONGs y cooperación internacional, puede descartarse un uso clientelista, que era el principal riesgo de la iniciativa gubernamental.

Pero el asunto no viene fácil para el futuro directorio. Gastar 120 millones de soles en cinco meses en un programa sin diseño conocido, y que según la propuesta inicial del gobierno demanda identificar una por una a más de 100 mil familias, no es poca cosa. Todo lo contrario, a mi modesto entender es imposible hacer algo así, bien hecho, en tan corto plazo.

Pero hay alternativas. Para ello debe tenerse en mente que el objetivo del programa no es repartir dinero, es asegurar el desarrollo de capacidades de los niños extremadamente pobres que viven fundamentalmente en las comunidades de la sierra y selva rural. Recordemos que en estas localidades los colegios y los centros de salud – si es que existen - enfrentan muy serias deficiencias, que hay programas de nutrición infantil y desayunos escolares que aún no llegan a todas las comunidades pobres, que ni el registro de nacimientos y el DNI está garantizado, y que el agua potable y saneamiento también faltan. Para todas estas necesidades, hay iniciativas gubernamentales, todas ellas con escasez de fondos que les impide ampliar su accionar y llegar a todos los rincones del país. Una revisión de los programas existentes, identificando los mejores para ampliarlos de inmediato (tengo mi propia lista de preferidos) y estableciendo también las reformas que hace falta para mejorar su eficacia, permitiría rápidamente utilizar los recursos de manera eficaz. Por mi parte, me permito sugerir que den prioridad a vacunas eficaces y programas comunitarios de salud y nutrición infantil.

Al mismo tiempo, se debe iniciar un programa para que cada comunidad pueda identificar y ejecutar los proyectos que les permitan mejorar su calidad de vida y salir de la pobreza, incluyendo – si lo desean – programas para dar apoyo permanente a los más pobres de la comunidad, usualmente identificadas con las viudas, los huérfanos, los ‘huacchas’. La participación de una comunidad informada y capacitada, junto con apoyo y supervisión técnica que permita asegurar la calidad de los proyectos, son las mejores recetas para que los proyectos sean eficaces y sostenibles. En las zonas afectadas por la violencia política, que deben ser priorizadas, esto demanda por cierto un trabajo de rescatar la institucionalidad comunitaria restañando las heridas internas que el conflicto les dejó.

Alejado el fantasma del clientelismo, está el reto de actuar rápidamente y con eficacia. Es una meta posible de lograr, si en vez de inventar la pólvora se aprovecha lo existente para expandirlo y mejorarlo, se establece un buen equipo técnico y se confía en la organización que las propias comunidades han alcanzado.

Como no ser de Oposición

viernes, 8 de julio de 2005

Trato de no ser de oposición; me esfuerzo por poner por delante las cosas positivas que las negativas y en enfatizar propuestas antes que realizar críticas. Pero la verdad es que el gobierno y los poderes fácticos me la han puesto difícil estos últimos meses.

Veamos la serie de desaciertos que dificultan mi afán constructivo. Comenzó con el pedido del gobierno de 140 millones de soles para el programa “Juntos”, sin que se supiera como iba a funcionar ni a quienes se iba a dar la ayuda, pero con un innegable tufillo electorero. Siguió con la aprobación de una ley que permite que a los corruptos se les considere los años que pasan bajo detención domiciliaria como si fuesen de cárcel. Se añadió una propuesta para que los partidos puedan tener financiamiento sin que se sepa la fuente, modificando la ley que los congresistas habían aprobado hace apenas dos años. Luego, hemos conocido que los estudios para la carretera transoceánica están mal hechos, que se van a hacer contratos sin el diseño definitivo, y que por la forma de contratación empresas extranjeras van a ganarse unos US$ 100 millones extras. Finalmente lo más grave, porque definirá nuestro futuro por décadas, es que se insiste con una propaganda pro-TLC “sí o sí” obviando los enormes costos que traerá y sin informar adecuadamente a la ciudadanía. La lista de desaciertos se alarga cada día, con una serie de medidas interesadas que uno no puede sino criticar.

Siendo estos los temas que dominan la agenda pública, ¿para qué hablar de propuestas interesantes sobre lo que podríamos hacer? ¿cómo dedicarle tiempo a hablar de la lucha contra la pobreza, el desarrollo rural, la reforma de la salud, los necesarios cambios institucionales o las estrategias para lograr una competitividad inclusiva? ¿de qué sirve hablar de cosas buenas que se podrían hacer si nuestros dirigentes políticos y empresariales no tienen interés?

Aunque nos guste discutir sobre las políticas necesarias para el desarrollo nacional, tal vez tan importante como identificar las buenas medidas sea evitar las malas políticas, que pueden estar ocasionadas por error o por intereses muy específicos que se imponen al interés nacional. Para ello, alzar la voz para criticar nos parece un deber.

¿Porqué predomina ahora la necesidad de la crítica?
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Es un resultado de los ritmos de la política en el ciclo electoral. En las épocas electorales, predominan las promesas, pero también empiezan a circular algunas ideas de reforma e iniciativas de cambio. Iniciado el gobierno, es el momento de la aplicación, y cuando las ideas de reforma tienen que precisarse y convertirse en medidas prácticas y cambios concretos. Este es el mejor tiempo mejor los debates más profundos y fructíferos. Cuando se acerca el final del gobierno es que las malas iniciativas abundan. En esta etapa los gobiernos ya se encuentran cansados y sin grandes perspectivas de reforma; mas bien están desesperados por hacer cosas que les ganen votos y buenos recuerdos, sin importarles mucho lo que pase después.

Ojalá la respuesta ciudadana pueda evitar las peores barrabasadas y haga que la discusión electoral que se viene esté concentrada en ideas de reforma y no en promesas demagógicas. El Perú lo necesita.

Inconsecuencia

domingo, 3 de julio de 2005

Los economistas neoliberales basan su pensamiento en dos premisas. La primera: todo el mundo actúa exclusivamente pensando en su propio interés. La segunda: el mejor régimen social es aquél en el que se permite que cada persona pueda comprar, vender y contratar con otros sin intervención pública. La conexión entre ambas es la conocida y malentendida frase de Adam Smith respecto de los efectos beneficiosos de la “mano invisible” del mercado, que sería el instrumento mediante el cual, buscando cada uno su propio beneficio, salimos todos beneficiados.

Pero resulta que en el Perú la mayoría de economistas de esta tendencia aplican la doctrina discrecionalmente. Es decir, a veces se basan en ella y a veces la guardan bien escondida bajo la alfombra.

Su postura frente a las AFPs es uno de los casos en el que esconden su ideología bajo la alfombra. Aún cuando ellos plantean que el estado debe dejar que los consumidores escojan los productos que más les gustan y el mercado funcione libremente, en el caso de las AFPs a ninguno de ellos les hace cosquillas que el estado nos obligue a los trabajadores formales a un descuento del 11% de nuestro salario para este sistema, ni que las empresas tengan que hacer aporte alguno. El intervencionismo estatal en este caso es flagrante. ¿Por qué para ellos la intervención del estado en la economía debe ser criticada, la desregulación promovida y la libre voluntad de los consumidores ensalzada en todos los demás casos excepto en este? ¿Por qué desde su punto de vista el estado debe flexibilizar el mercado laboral, pero mantener rígidamente esta obligación sobre los trabajadores?

Me pareció que esa actitud de actuar en contra de su propia ideología era un poco extraña. Hasta que recordé la primera regla de su ideología: cada quien actúa pensando exclusivamente en su propio interés. Saqué la cuenta entonces que, si ellos creen que todo el mundo actúa pensando en su propio interés, consecuentemente en este caso ellos deben estar actuando pensando en su interés individual. Es lo lógico, pero ¿será verdad? No siempre las buenas historias son verdaderas, a veces la realidad nos sorprende. Me percaté entonces que su instituto favorito - el IPE - tiene contratos con una AFP, que hay un libro publicado sobre las AFPs financiado por ellas mismas y que Procapitales – otra institución cuyo director defiende ardorosamente todo lo que las AFPs dicen - es en parte propiedad de la Asociación de AFPs. Con esos datos diera la impresión que, efectivamente, la teoría neoliberal describe correctamente el comportamiento de mucha gente; por lo menos de quienes creen en ella.
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Como yo no actúo así, sé que también hay otras motivaciones tras la conducta humana. Tal vez haya quienes defienden las AFPs por buena voluntad. Por eso, se me ocurrió pedir que, cuando estos amigos escribieran, dijeran si han recibido o reciben, directa o indirectamente, dinero de una AFP. Así, los lectores podrán conocer su interés e incluir ese factor en su consideración de los argumentos. No he sido escuchado. Quien sabe, tal vez sea porque están siguiendo el comportamiento egoísta en el que se basa su teoría y está en su propio interés no revelar esos financiamientos.

Consecuencia

Los economistas neoliberales basan su pensamiento en dos premisas. La primera: todo el mundo actúa exclusivamente pensando en su propio interés. La segunda: el mejor régimen social es aquél en el que se permite que cada persona pueda comprar, vender y contratar con otros sin intervención pública. Pero resulta que en el Perú la mayoría de economistas de esta tendencia aplican la doctrina discrecionalmente. Es decir, a veces se basan en ella y a veces la guardan bien escondida bajo la alfombra.

Su postura frente a las AFPs es uno de los casos en el que esconden su ideología bajo la alfombra. Aún cuando ellos plantean que el estado debe dejar que los consumidores escojan los productos que más les gustan y el mercado funcione libremente, en el caso de las AFPs a ninguno de ellos les hace cosquillas que el estado nos obligue a los trabajadores formales a un descuento del 11% de nuestro salario para este sistema, ni que las empresas tengan que hacer aporte alguno. El intervencionismo estatal en este caso es flagrante. ¿Por qué para ellos la intervención del estado en la economía debe ser criticada, la desregulación promovida y la libre voluntad de los consumidores ensalzada en todos los demás casos excepto en este? ¿Por qué desde su punto de vista el estado debe flexibilizar el mercado laboral, pero mantener rígidamente esta obligación sobre los trabajadores?

Me pareció que esa actitud de actuar en contra de su propia ideología era un poco extraña. Hasta que recordé la primera regla de su ideología: cada quien actúa pensando exclusivamente en su propio interés. Saqué la cuenta entonces que, si ellos creen que todo el mundo actúa pensando en su propio interés, consecuentemente en este caso ellos también deben estar actuando pensando en su interés individual. Es lo lógico, pero ¿será verdad? No siempre las buenas historias son verdaderas. Muchas veces la realidad nos sorprende. Me percaté entonces que su instituto favorito - el IPE - tiene contratos con una AFP, que hay un libro publicado sobre las AFPs financiado por ellas mismas y que Procapitales – otra institución cuyo director defiende ardorosamente todo lo que las AFPs dicen - es en parte propiedad de la Asociación de AFPs. Con esos datos diera la impresión que, efectivamente, la teoría neoliberal describe correctamente el comportamiento de mucha gente; por lo menos de quienes creen en ella.

Como yo no actúo así, sé que también hay otras motivaciones tras la conducta humana. Tal vez es pura coincidencia el que algunos defiendan las ideas que más convienen a sus bolsillos. Por eso, se me ocurrió pedir que, cuando estos amigos escribieran, dijeran si han recibido o reciben, directa o indirectamente, dinero de una AFP. Así, los lectores podrán conocer su interés e incluir ese factor en su consideración de los argumentos. No he sido escuchado. Quien sabe, tal vez sea porque están siguiendo el comportamiento egoísta en el que se basa su teoría y está en su propio interés no revelar esos financiamientos.