¿Cuál es la madre de todas las batallas?

jueves, 28 de julio de 2005

El Perú tiene, en su ordenamiento político y social problemas muy profundos. Quienes queremos cambiar esta situación necesitamos concentrar nuestras fuerzas en un punto crítico que desate el cambio, así como el picapedrero escoge el lugar donde golpear la piedra para partirla o el tallador de diamantes ataca para pulir su gema. Se trata de establecer cuál es la madre de todas las batallas, aquella que permita desatar el nudo gordiano que nos amarra al atraso y el subdesarrollo. Propongo dos batallas-madre: 1) la lucha contra la exclusión y 2) la lucha contra la corrupción.

Nuestra sociedad es tremendamente excluyente. Hay una fuerte desigualdad y grandes diferencias sociales. La propia estructura económica reproduce esa exclusión: la mitad del país vive en pobreza y tres cuartas partes no tiene un empleo decente. Esto ha generado una débil identidad nacional: mientras buena parte de la clase alta se siente más cerca de Miami que al Perú; las grandes mayorías sienten que el país no es suyo porque quienes lo dominan lo hacen a sus espaldas y en su contra. Hay así un sentimiento de desconfianza y de desprecio hacia lo público, que hace que la gobernabilidad esté en riesgo y nuestro crecimiento económico no sea sostenible. De ahí la importancia de luchar contra la exclusión y la desigualdad.

Por otro lado, una segunda característica clave de nuestro país es que los gobernantes utilizan su acceso a cargos públicos en provecho propio. El estado es visto como patrimonio propio de los gobernantes, que actúan otorgando favores con cargo al tesoro público, despilfarrando nuestros recursos naturales y dejando de cobrar impuestos. Por ello, nuestro estado es sumamente débil e incapaz de dirigir la transformación social que necesitamos.

Para la acción política, estas dos visiones dan como resultado distintas propuestas de cambio y diferentes alianzas. Siguiendo la visión de que la exclusión es lo prioritario, lo adecuado sería una propuesta que podríamos llamar “de izquierda”: una acción fuerte del estado en lo económico y social que ponga énfasis en la reducción de la pobreza y en derechos a la educación y la salud. Con esta orientación, la principal forma de acción política es buscar acceder al estado, para lo que el medio fundamental son las elecciones.

Pero si se tiene la visión de que la corrupción y el patrimonialismo son los principales problemas, lo fundamental es establecer una nueva forma de funcionamiento del estado, con dirigentes públicos que rinden cuentas y una ciudadanía activa demandándolas. Promover la vigilancia ciudadana sería tan importante como participar electoralmente. En este caso las alianzas con Patria Roja resultan más difíciles (dado su comportamiento patrimonialista vía SUTEP en la Derrama Magisterial), mientras que hacia el centro y más débilmente hasta en la derecha pueden encontrarse personajes y fuerzas honestas.
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Cuando en el día de la patria buscamos respuestas a sus problemas, nos encontramos con esta difícil pregunta: ¿cuál es la madre de todas las batallas en el Perú de hoy? Tal vez el reto sea volar con estas dos alas de la lucha contra la exclusión y contra la corrupción, desde el Estado y desde la sociedad, con alianzas amplias y sin olvidar que los excluidos y explotados del Perú merecen nuestra atención.

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