El Presidente Toledo mencionó en su discurso de 28 de julio algunos datos en relación al “chorreo económico”, el beneficio que según él estarían recibiendo las mayorías pobres. Una revisión de los datos del estudio que le sirvió de base (http://www.mef.gob.pe/propuesta/DGAES/doc001072005.pdf) nos permite sustentar algunas dudas al respecto.
Los datos, obtenidos a partir de las Encuestas Nacionales de Hogares (ENAHO) para el periodo 2001-2004, indican que el porcentaje de pobres se mantiene en 55% sin disminuir en absoluto, pero el porcentaje de pobres extremos sí se reduce (de 24,4% a 20,2%). El efecto de la mejora de ingresos de los pobres y reducción de la pobreza sería positivo en el ámbito rural (donde el consumo promedio aumenta 15,4%) pero negativo en las zonas urbanas (donde el consumo cae 6%). Para discutir el “chorreo”, estos datos pueden ser leídos de dos maneras totalmente diferentes, según que indicador se tome. Según el porcentaje de pobres, ha habido 3 años de crecimiento económico sin ningún efecto, y el chorreo sería inexistente. Pero por otro lado el porcentaje de pobres extremos se ha reducido en 17,3%, lo que indicaría que 1% de crecimiento la pobreza se reduce en 2%, lo que es un buen “chorreo” (un reciente estudio para 14 países indica que en promedio, por cada 1% de crecimiento la pobreza se reduce en 1,7%, aunque hay grandes variaciones).
Sin embargo, estos datos tienen algunas rarezas. La primera es que entre el 2001 y 2004, mientras el consumo privado per cápita de las cuentas nacionales (BCR-INEI) aumenta +5,7% real, el de las ENAHO cae en -2,5%. ¡Una diferencia de 8 puntos porcentuales!. Algo parecido pasa con el ingreso disponible per capita, que según las cuentas nacionales aumenta +8,7% y según la ENAHO apenas lo hace en +0,1%. Extrañamente, esta diferencia no es inédita: una comparación similar para el periodo 1997-2001 indica que mientras el consumo privado per capita de las cuentas nacionales cayó 3,3%, el de la ENAHO lo hizo en 14,6% (aunque en este periodo diferencias metodológicas complican la comparación entre ENAHOs). ¿Cómo puede suceder esta enorme discrepancia entre cifras de una y otra fuente? Una explicación es que el grupo que aumenta sus ingresos y consumo es el 1% de mayores ingresos, grupo que no contesta las encuestas de hogares. Habría “concentración arriba” en vez del “chorreo para abajo”, y el gran aumento de las utilidades empresariales en estos años sería indicador de ello.
La segunda rareza de los datos de las ENAHO es que las zonas con mejor evolución en términos de indicadores de pobreza (todos ellos) son la sierra y la selva. Esto no concuerda con el aumento del empleo, que se ha dado en varias ciudades costeñas cercanas a la producción agroexportadora, como Ica y Trujillo, y no en estas zonas más alejadas. Por otro lado, según esta fuente de información, los hogares que trabajan para la administración pública han reducido su consumo per capita en 15%, lo que tampoco concuerda con los aumentos remunerativos a maestros, profesionales de salud y otros.
Además, los ingresos que han aumentado para los hogares no son los laborales (incluyendo dependientes e independientes), que han caído en 1,3% según la ENAHO. El valor del autoconsumo (lo que los campesinos producen y consumen directamente, sin vender al mercado) ha caído en otro 1% del ingreso total, y éste rubro es particularmente relevante para los más pobres. Más bien los ingresos que han aumentado son los provenientes de las transferencias del gobierno por programas alimentarios, que según estas encuestas del INEI se habrían duplicado, aumentando del 3% al 6% del ingreso total de los hogares. Pero ese aumento del consumo de los hogares por transferencias alimentarias no es consistente con el comportamiento del gasto del gobierno en este rubro: el presupuesto del vaso de leche no ha aumentado nada en términos reales.
Este tercer efecto, el de los programas alimentarios, sería el que en las encuestas estaría generando la reducción estadística de la pobreza extrema. En el grupo más pobre (decil 1), el ingreso per capita paso entre 2001 y 2004 de 40.3 a 53.3 soles; si ellos recibieron el aumento promedio de ayuda alimentaria que pasó de 10 a 21.4 soles, la ayuda alimentaria sería responsable por el 88% de su aumento de ingresos!!. Esto sería consistente con el hecho de que la pobreza estadística se esté reduciendo en las zonas rurales y en la sierra y selva, que son precisamente las zonas más pobres. Lástima que sólo sea un efecto estadístico, y no que sea una ayuda real.
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