Una de las áreas de la salud más abandonada en nuestro país es la salud bucal. Cuando uno visita pueblos rurales, llama la atención el terrible estado de la dentadura de muchos de los campesinos. Cuando uno conversa con una señora de un pueblo joven de Lima, no es raro encontrarse con la preocupación por una dentadura con problemas, lo que usualmente significa mucho dolor y también un esfuerzo económico importante para una extracción, ya que endodoncias o coronas resultan, para una familia pobre, demasiado caras. Si para cualquier clasemediero de nosotros un dolor de muelas es algo bastante desagradable pero muy eventual y remediable sin demasiado dificultad, para los pobres del Perú el problema de la dentadura es realmente un sufrimiento.
Sin embargo, el estado peruano hace poco o nada al respecto, en particular respecto de la prevención. La primera política indispensable en este terreno es enseñar a los niños a lavarse los dientes. Yo he insistido en esto con mis hijas hasta hacerlo un hábito, pero ¿como podemos esperar que el campesino pobre que no tiene costumbre ni ha sido enseñado a lavarse los dientes, lo haga con sus hijos? Los programas de desayunos escolares debieran incluir el reparto de cepillos y pasta de dientes en zonas pobres, y los profesores debieran asegurarse que terminado el desayuno, todos los niños en fila a lavarse los dientes.
Acabo de leer que hay otra política sencilla y efectiva para evitar las caries: fluorizar la sal. Desde hace muchos años se sabe que el fluor actúa como protector de la dentadura, y se ha invertido en fluorizar el agua potable. Pero lógicamente, eso solo funciona donde hay agua potable y una empresa que pueda fluorizarla, que no es el caso de los poblados rurales. Por otro lado, uno de los programas de salud preventiva más exitosos en el Perú ha sido el de iodizar la sal, lo que ha errradicado el bocio. La sal, por su consumo universal, es un medio ideal para refuerzo de micronutrientes. En Jamaica, copiando la experiencia de Suiza y Francia, fluorizaron la sal a un costo de 6 centavos de dólar por persona al año, con lo que redujeron el 80% de las caries en niños. Por cada dólar gastado, se ahorran 250 en costos de futuros tratamiento. No sería nada difícil hacer algo similar en el Perú.
Sin embargo, el estado peruano hace poco o nada al respecto, en particular respecto de la prevención. La primera política indispensable en este terreno es enseñar a los niños a lavarse los dientes. Yo he insistido en esto con mis hijas hasta hacerlo un hábito, pero ¿como podemos esperar que el campesino pobre que no tiene costumbre ni ha sido enseñado a lavarse los dientes, lo haga con sus hijos? Los programas de desayunos escolares debieran incluir el reparto de cepillos y pasta de dientes en zonas pobres, y los profesores debieran asegurarse que terminado el desayuno, todos los niños en fila a lavarse los dientes.
Acabo de leer que hay otra política sencilla y efectiva para evitar las caries: fluorizar la sal. Desde hace muchos años se sabe que el fluor actúa como protector de la dentadura, y se ha invertido en fluorizar el agua potable. Pero lógicamente, eso solo funciona donde hay agua potable y una empresa que pueda fluorizarla, que no es el caso de los poblados rurales. Por otro lado, uno de los programas de salud preventiva más exitosos en el Perú ha sido el de iodizar la sal, lo que ha errradicado el bocio. La sal, por su consumo universal, es un medio ideal para refuerzo de micronutrientes. En Jamaica, copiando la experiencia de Suiza y Francia, fluorizaron la sal a un costo de 6 centavos de dólar por persona al año, con lo que redujeron el 80% de las caries en niños. Por cada dólar gastado, se ahorran 250 en costos de futuros tratamiento. No sería nada difícil hacer algo similar en el Perú.
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La salud bucal ha sido mucho tiempo un tema olvidado en nuestro país, con enormes costos económicos y de sufrimiento humano para muchos. Hay políticas de prevención, así como de curación y rehabilitación, que pueden ponerse en marcha sin mayor dificultad. Sólo hace falta voluntad y decisión política.
La salud bucal ha sido mucho tiempo un tema olvidado en nuestro país, con enormes costos económicos y de sufrimiento humano para muchos. Hay políticas de prevención, así como de curación y rehabilitación, que pueden ponerse en marcha sin mayor dificultad. Sólo hace falta voluntad y decisión política.
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