En el debate de la Ley General del Trabajo, el neoliberalismo económico sostiene que hay que reducir los costos que representan los trabajadores. Proponen eliminar la CTS, recortar las vacaciones y gratificaciones y mantener a los trabajadores sin derechos básicos para que no pueden reclamar nada. Olvidan que los sueldos y salarios sustentan la demanda y que buenas relaciones laborales son un aliciente para el trabajo y la productividad.
Cómo hay millones de trabajadores, es su gasto en alimentos, ropa y vivienda lo que permite que miles de empresas hagan negocio y millones de informales se ganen la vida. Los trabajadores compran alimentos en el mercadito, gastan en ropa en Gamarra y compran ladrillos y cemento para mejorar su casa. Gracias a ellos, el bodeguero y el agricultor tienen su ingreso y la ladrillera vende y puede contratar más trabajadores. Gracias a ellos, el agricultor puede usar mejores semillas la próxima temporada y la ladrillera puede invertir en otro horno de producción. Son los sueldos y salarios los que sustentan el mercado interno del que viven las pequeñas y medianas empresas. Pero debido a la inexistencia de derechos laborales los salarios no han aumentado en los últimos años, el mercado para las pymes se ha mantenido reducido y les es difícil progresar. Y son las pymes las que generan la mayor parte del empleo en el Perú.
Buenas relaciones en el trabajo son además un aliciente para el trabajo. Los peruanos trabajamos muchas horas. Los empresarios usan una herramienta fundamental para asegurar nuestro esfuerzo: el miedo a ser despedido y perder el trabajo, que es tan difícil de conseguir. Pero el miedo no funciona cuando se trata de buscar nuevas ideas para aumentar la productividad, de trabajar en equipo para solucionar problemas difíciles y de avanzar en tecnología e innovación. Para eso hay que ganarse la buena voluntad de los trabajadores, reconocer sus derechos, promover su capacitación y compartir las ganancias obtenidas por la mayor productividad.
Cómo hay millones de trabajadores, es su gasto en alimentos, ropa y vivienda lo que permite que miles de empresas hagan negocio y millones de informales se ganen la vida. Los trabajadores compran alimentos en el mercadito, gastan en ropa en Gamarra y compran ladrillos y cemento para mejorar su casa. Gracias a ellos, el bodeguero y el agricultor tienen su ingreso y la ladrillera vende y puede contratar más trabajadores. Gracias a ellos, el agricultor puede usar mejores semillas la próxima temporada y la ladrillera puede invertir en otro horno de producción. Son los sueldos y salarios los que sustentan el mercado interno del que viven las pequeñas y medianas empresas. Pero debido a la inexistencia de derechos laborales los salarios no han aumentado en los últimos años, el mercado para las pymes se ha mantenido reducido y les es difícil progresar. Y son las pymes las que generan la mayor parte del empleo en el Perú.
Buenas relaciones en el trabajo son además un aliciente para el trabajo. Los peruanos trabajamos muchas horas. Los empresarios usan una herramienta fundamental para asegurar nuestro esfuerzo: el miedo a ser despedido y perder el trabajo, que es tan difícil de conseguir. Pero el miedo no funciona cuando se trata de buscar nuevas ideas para aumentar la productividad, de trabajar en equipo para solucionar problemas difíciles y de avanzar en tecnología e innovación. Para eso hay que ganarse la buena voluntad de los trabajadores, reconocer sus derechos, promover su capacitación y compartir las ganancias obtenidas por la mayor productividad.
Los derechos laborales, incluyendo la sindicalización y la negociación colectiva, son básicos para la democracia pero pueden también ser un punto de apoyo al desarrollo económico. La Ley General de Trabajo debe responder a ello.
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