La pobreza sigue siendo un problema central en nuestra patria, y así lo reconoció el Presidente en su reciente mensaje a la nación. Lo más importante, sin embargo, es cuales son las causas de la pobreza y como enfrentarla. El 28 de julio, el presidente García planteó una nueva tesis al respecto, diciendo que “La mayor dificultad en la lucha contra la pobreza es la dispersión poblacional y la distancia andina”. En consecuencia, la receta, que sus ministros que nada le discuten tratan de seguir, es entonces tratar de juntar la población y llevarla toda a las capitales de distrito o de provincia.
Nuestro Presidente no se debe haber dado cuenta que, en cualquier capital de departamento, sea Piura, Puno, Huánuco o Pucallpa, persiste la pobreza. Tampoco parece haberse dado cuenta que casi todas las familias rurales, tienen hoy también un pie en la ciudad, adonde estudian sus hijos la secundaria o el instituto superior, adonde venden sus productos, adonde van a curarse, adonde van a trabajar temporalmente y adonde, muchas veces, uno o mas familiares a se quedaron permanentemente a trabajar y a vivir. Podríamos recordarle al Presidente que en las ciudades del Perú, más de 25% son pobres según las cifras oficiales. Esos obreros que siguen ganando los mismos salarios que una década atrás y esas madres de familia que en un barrio marginal ven los precios subir sin una respuesta del gobierno, se quedaron fuera del discurso presidencial. Dejar los salarios y la inflación, dos cuestiones claves si queremos realmente hablar de la economía popular, fuera del mensaje, han sido una grave omisión.
Es verdad que la pobreza es mayor en las zonas rurales. Pero lo que mantiene elevada la pobreza rural es la penosa inacción del Estado: apenas 15% de los cien mil kilómetros de caminos rurales tienen apoyo estatal para su rehabilitación y mantenimiento. Ni que hablar de las deficiencias de la salud y educación rurales.
Frente a esta realidad, García se ha justificado diciendo que construir más caminos demandaría “un esfuerzo tributario que la inmensa mayoría no estaría dispuesto a hacer”. Pero quienes deberían sostener, mediante el pago de impuestos, la infraestructura y los servicios básicos que los pueblos rurales necesitan, debieran ser las empresas mineras y petroleras que hoy obtienen ganancias extraordinarias.
El argumento de que es la dispersión y la distancia a la que se encuentran las familias peruanas, lo que causa la pobreza, no es más que un mal pretexto. Porque cuando se trata de extraer oro, petróleo o gas, bien que el estado brinda todo el apoyo necesario y se encuentran las tecnologías e inversiones para lograrlo. La mayor dificultad en la lucha contra la pobreza, es que tenemos un gobierno y un Estado al que, más allá de los discursos, la desigualdad y la exclusión le importan muy poco, prefiriendo atender a las grandes empresas trasnacionales. El problema es que, como ha dicho Lourdes Flores, tenemos un “Presidente de los ricos”.
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