Ingresando al gobierno, el Dr. Solari decidió, por sí y ante sí, dar marcha atrás en relación a los avances que había tenido el Perú en materia de salud sexual y reproductiva. Esto iba, por cierto, en contra de lo que había afirmado Perú Posible durante la campaña electoral. Para hacerlo, el Dr. Solari también desconoció una norma legal vigente que aprobaba la anticoncepción oral de emergencia, y decidió no aplicarla violando la ley. Pero sin importar programas electorales o leyes, Solari nos quiso retroceder al oscurantismo que limita la libertad de la gente y los avances en salud a particulares creencias religiosas que nada tienen que ver con las políticas públicas que deben hacerse en función de todos los ciudadanos.
El y su gente, yendo en contra de los avances de la ciencia y la política en salud sexual y reproductiva, se dedicaron a hacer campaña contra las ONGs que promueven estos derechos, llegado a hacer lobby con congresistas norteamericanos conservadores para que presionen en ese sentido. Optó, así, por buscar aliados fuera del país en forma oculta, en vez de optar por la discusión democrática.
Durante su gestión, Solari se dedicó a colocar dentro del Ministerio de Salud, a dos grupos de personas: los dirigentes de Perú Posible con los que podía acumular poder al interior del partido, y quienes comparten sus particulares ideas religiosas. La poca capacidad de la que han hecho gala las personas nombradas por Solari ha sido proverbial.
Defenestrado del gabinete, Solari dejó a su sucesor en el ministerio de salud. Una persona de su confianza debido a que comparten ideas religiosas conservadoras, pero que no era de su partido ni tenía el respaldo de nadie. Mediante esta influencia, mantuvo la influencia conservadora en el ministerio de salud, e incluso se llegó al extremo de manipular las elecciones de representantes de la sociedad civil ante el Consejo nacional de salud.
Cuando regresó al gabinete como Premier, Solari destacó por seguir siendo autoritario, ineficiente y sectario. Nombró a altos dirigentes de Perú Posible afines a él, como Alberto Sanabria como ministro del interior y Gerardo Ayzanoa como ministro de educación. El primero pasó a la historia, como corrupto, el segundo, como uno de los más ineficaces y torpes ministros de educación de nuestra historia republicana. Como Presidente del Consejo de Ministros, ordenó que en el documento de estrategia de superación de la pobreza no figurara “equidad de género” ni “sociedad civil”. Una vez más, su acción estuvo dirigida a imponer criterios religiosos sobre los intereses ciudadanos colectivos.
Cuando ingresó Beatriz Merino al premierato en su reemplazo, marcó rápidamente una distancia al oscurantismo religioso que en materia de salud reproductiva nos quería imponer el Dr. Solari. La Dra. Merino lo dijo, con todas sus letras, en el Congreso. No se lo perdonó, y por eso estuvo, según todos los indicios, involucrado en una conspiración contra su permanencia en el cargo. Para ello, nuevamente recicló viejos prejuicios conservadores respecto a la sexualidad, y buscó como su aliado para la campaña a monseñor Cipriani. Sí, al mismo arzobispo que defendía a Fujimori y piensa que los derechos humanos son una cojudez. Si en este intento Solari fue traicionado por Cipriani o por el Nuncio, no lo sabremos nunca. Sí quedó registrada su mezquindad, su rencor y su sectarismo a toda prueba. Terminó matando al gabinete Merino, tal vez el último con el que los peruanos tuvimos algunas esperanzas en este gobierno.
El y su gente, yendo en contra de los avances de la ciencia y la política en salud sexual y reproductiva, se dedicaron a hacer campaña contra las ONGs que promueven estos derechos, llegado a hacer lobby con congresistas norteamericanos conservadores para que presionen en ese sentido. Optó, así, por buscar aliados fuera del país en forma oculta, en vez de optar por la discusión democrática.
Durante su gestión, Solari se dedicó a colocar dentro del Ministerio de Salud, a dos grupos de personas: los dirigentes de Perú Posible con los que podía acumular poder al interior del partido, y quienes comparten sus particulares ideas religiosas. La poca capacidad de la que han hecho gala las personas nombradas por Solari ha sido proverbial.
Defenestrado del gabinete, Solari dejó a su sucesor en el ministerio de salud. Una persona de su confianza debido a que comparten ideas religiosas conservadoras, pero que no era de su partido ni tenía el respaldo de nadie. Mediante esta influencia, mantuvo la influencia conservadora en el ministerio de salud, e incluso se llegó al extremo de manipular las elecciones de representantes de la sociedad civil ante el Consejo nacional de salud.
Cuando regresó al gabinete como Premier, Solari destacó por seguir siendo autoritario, ineficiente y sectario. Nombró a altos dirigentes de Perú Posible afines a él, como Alberto Sanabria como ministro del interior y Gerardo Ayzanoa como ministro de educación. El primero pasó a la historia, como corrupto, el segundo, como uno de los más ineficaces y torpes ministros de educación de nuestra historia republicana. Como Presidente del Consejo de Ministros, ordenó que en el documento de estrategia de superación de la pobreza no figurara “equidad de género” ni “sociedad civil”. Una vez más, su acción estuvo dirigida a imponer criterios religiosos sobre los intereses ciudadanos colectivos.
Cuando ingresó Beatriz Merino al premierato en su reemplazo, marcó rápidamente una distancia al oscurantismo religioso que en materia de salud reproductiva nos quería imponer el Dr. Solari. La Dra. Merino lo dijo, con todas sus letras, en el Congreso. No se lo perdonó, y por eso estuvo, según todos los indicios, involucrado en una conspiración contra su permanencia en el cargo. Para ello, nuevamente recicló viejos prejuicios conservadores respecto a la sexualidad, y buscó como su aliado para la campaña a monseñor Cipriani. Sí, al mismo arzobispo que defendía a Fujimori y piensa que los derechos humanos son una cojudez. Si en este intento Solari fue traicionado por Cipriani o por el Nuncio, no lo sabremos nunca. Sí quedó registrada su mezquindad, su rencor y su sectarismo a toda prueba. Terminó matando al gabinete Merino, tal vez el último con el que los peruanos tuvimos algunas esperanzas en este gobierno.
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Ahora, el Dr. Solari, muy orondo, sale a criticar al gobierno y a decir que su prestigio está siendo puesto en cuestión por los familiares del presidente y los “malos” peruposiblistas. No nos tome por tontos, Dr. Solari: usted pertenece de cuerpo entero a esa capa de dirigentes incapaces y corruptos que caracteriza al gobierno. Su mezquindad a quedado registrada, así como la forma en que antepone los intereses de su facción religiosa conservadora a los de la ciudadanía. Dese cuenta que sus intentos por lavarse las manos como Poncio Pilatos son patéticos e infortunados.
Ahora, el Dr. Solari, muy orondo, sale a criticar al gobierno y a decir que su prestigio está siendo puesto en cuestión por los familiares del presidente y los “malos” peruposiblistas. No nos tome por tontos, Dr. Solari: usted pertenece de cuerpo entero a esa capa de dirigentes incapaces y corruptos que caracteriza al gobierno. Su mezquindad a quedado registrada, así como la forma en que antepone los intereses de su facción religiosa conservadora a los de la ciudadanía. Dese cuenta que sus intentos por lavarse las manos como Poncio Pilatos son patéticos e infortunados.
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