100 soles mensuales: ¿algo es algo, peor es nada?

viernes, 18 de febrero de 2005

Considerando la absoluta dejadez que desde 3 años atrás ha mostrado el actual gobierno frente a la pobreza, la iniciativa de los 100 soles mensuales pareciera buena. Como si al fin el gobierno se hubiera dado cuenta de que existe una mitad del país que es pobre. El propio gobierno, ante las críticas, dice que no se puede seguir esperando: “más vale tarde que nunca” podría ser su lema.

Por supuesto, resalta la casualidad ¡oh sorpresa! de que los pobres reaparecen en la mente del gobierno sólo cuando falta un año para las elecciones. Pero no es sólo el gobierno quien parece haberse olvidado completamente de los pobres. No hemos visto, en los años que han pasado, ninguna iniciativa relevante sobre este tema de parte de los principales partidos políticos y el Acuerdo Nacional se ha preocupado de hablar de un pacto para promover la inversión, pero no de uno para combatir la pobreza. Salvo algunos grupos de centro-izquierda, entre los que destaca el tesonero combate de Javier Diez Canseco contra las evasiones de las grandes empresas y por una reforma tributaria que permitan redistribuir la riqueza, nada más hay al respecto.

En esas circunstancias, bien podríamos decir: algo es algo, peor es nada. Eso es lo que, sin duda, pensarán las familias pobres cuando reciban su chequecito a fin de mes, a quienes las discusiones que se han venido sosteniendo estas semanas sobre la conveniencia o no de Pro-Perú les tiene sin cuidado, y a quienes esa idea de hacerlo despacio o dejarlo para después les sabe a un nuevo pretexto para postergar la atención a sus problemas.

Creo que no debemos conformarnos con un mal programa social. Es verdad que algo es mejor que nada, pero también es verdad que hay mejores alternativas, incluyendo algunas que pueden funcionar muy rápido. Una de las más obvias es simplemente ponerle más plata y mejor dirección a lo que hoy funciona aceptablemente y que podría mejorarse con un poco de esfuerzo. Por ejemplo, los desayunos escolares no llegan a uno de cada tres niños de primaria, ni a dos de cada tres en inicial, y se ha demostrado que, además de mejorar la nutrición infantil, logran que las familias manden más sus hijos al colegio. Otro ejemplo es el programa PACFO, que reparte papillas a niños menores de 3 años en 8 departamentos pobres del país, pero que no llega a otras 16 regiones. Estos programas, por cierto, tienen mucho que mejorar. Pero mejorar estos dos programas sería mucho más fácil y rápido que establecer algo totalmente nuevo. Pido disculpas a los lectores por sólo referirme a estos dos casos por razones de espacio, pero puedo asegurarles que hay muchas más posibilidades de este tipo, entre las que destacan por cierto la mejora de los servicios de salud y educación tan degradados en nuestra patria.

Se nos quiere poner en este dilema terrible: “si quieres que haya rápida ayuda para los pobres, debes aceptar Pro-Perú”. El mismo dilema visto desde el ángulo de PPK diría: “ya que Pro-Perú es malo, mejor no aumentamos el gasto social”. No señor. Ninguna de las dos. El gobierno debe aumentar el gasto social YA, estableciendo mejoras que son perfectamente factibles en el corto plazo. Que Toledo, flanqueado por Bruce y PPK, se debata entre el populismo y el neoliberalismo es estrictamente su problema.

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