Pobres Uno por Uno: ¿Es tan buena la idea?

martes, 22 de febrero de 2005

Pro-Perú identificaría una por una a las familias pobres para darles el subsidio. A muchos esto les parece una idea genial. ¿Es tan buena la idea?

Efectivamente, los escasos recursos del estado deben estar dirigidos prioritariamente a quienes más lo necesitan. Pero el asunto de identificar una por una a las familias pobres, tiene más de una complicación:
  1. Falta de DNI: Hay de 800 mil a un millón de peruanos sin DNI, que no lo tienen porque viven en zonas alejadas y la Reniec cobra 22 soles por cada uno. Primero hay que darles identificación ciudadana antes de clasificarlos como pobres.
  2. El costo administrativo. Recoger la información necesaria para separar, en cada barrio y cada manzana, quien es pobre, demanda en primer lugar hacer un censo detallado. Además, todos los días hay parejas que se separan, padres que fallecen y gente que pierde su trabajo o su cosecha, empobreciéndose. También hay familias que salen de la pobreza. Por ello, además del censo, hay que tener un sistema que esté todo el tiempo revisando y certificando la información.
  3. El riesgo de corrupción. Si algún funcionario gubernamental decide quien recibe la ayuda y quien no, esa persona decide por 6 mil soles (100 soles x 12 meses x 5 años) en cada caso. Si atiende mil casos, decide por 6 millones de soles. La tentación es grande.
  4. El debilitamiento de los lazos sociales. Una comunidad o barrio en el que se están ayudando unos a otros, se debilita cuando se establecen beneficios diferenciados a su interior, creciendo envidias y malentendimientos. Sobretodo cuando la diferencia entre alguien clasificado como “pobre” y otra “no pobre” no es tan grande; en realidad puede ser muy similares, porque sabemos que todo el tiempo las familias están cambiando su situación un poco: se ganan o pierden empleos o mini-negocios, nacen niños o se van jóvenes, etc.

Por cierto, se puede recurrir a otros mecanismos para focalizar mejor los recursos públicos. En Lima, todos sabemos que donde la gente vive en esteras, no tiene agua potable y las calles son de tierra, las familias son pobres. Otro método se le conoce como auto-selección: si el vaso de leche demanda estar todos los días tempranos a ayudar en la preparación, hay quienes prefieren quedarse en su casa.

En las zonas rurales la pobreza es muy extendida y los lazos comunitarios son más fuertes, de tal manera que un sistema individual sería muy costoso, lograría pocos ahorros al fisco y además debilitaría las comunidades. En las zonas urbano-marginales, primero hay que insistir en la infraestructura pública y en promover los lazos sociales; de requerirse la identificación de familias pobres, debe hacerse involucrando a las organizaciones comunitarias en la decisión.

Lo más difícil, sin embargo, es construir la institucionalidad que asegure que no haya corrupción, la gestión sea técnica y transparente, y los costos administrativos no sean excesivos. Eso se hace poco a poco, y no para 120 mil familias en 3 meses como pretende el gobierno.

Un sistema de focalización individual puede ayudar, si se hace bien y con cuidado. No es el rey Midas, que convierte en oro todo programa social que toca. Es más bien una fórmula que debe usarse con cuidado, en las ocasiones adecuadas y combinado con otros remedios para lograr los resultados deseados.

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