Política Económica: Una Reevaluación

domingo, 20 de febrero de 2005

La evolución de la economía peruana durante 2004 ha sido bastante buena. El crecimiento económico ha sido de 5%, con un impulso particularmente fuerte de las exportaciones (15,2%) y de la industria manufacturera (7,2%). Con este crecimiento, la economía peruana acumula 4 años de crecimiento, el que tiene sólidas bases macroeconómicas: la inflación se mantiene alrededor de 2,5%, nuestra balanza comercial bate récords positivos (2,700 millones de dólares) y nuestras reservas internacionales están boyantes encima de los 12 mil millones de dólares. Esta situación macroeconómica le lleva, por cierto, buena ventaja al fujimorista ultraliberal, que con su brutal apertura provocó un déficit en la balanza comercial de 2,500 millones de dólares y una dolarización casi completa que luego dieron paso a la recesión de 1999-2000.

Una gran fuerza detrás del crecimiento han sido las excepcionales condiciones internacionales. Con un crecimiento mundial por encima del 4%, en el 2004 el crecimiento peruano no ha estado por encima del promedio latinoamericano. Las tasas de interés internacionales, a su vez, se han mantenido sumamente bajas, debido a la política de la reserva federal norteamericana. Todo ello ha llevado a buenos precios – los términos de intercambio internacionales han mejorado 10% en dos años - y mercados más amplios para nuestras exportaciones, y a mantener baja la presión sobre las tasas de interés internas.

La política macroeconómica de corto plazo, liderada por el manejo financiero del BCR, ha sido la palanca fundamental en este proceso. En el 2004, esta política ha permitido el aumento del crédito en moneda nacional (12% en el último año, fundamentalmente por el Banco de la Nación e instituciones de microfinanzas) y la reducción de la tasa de interés activa promedio (de 25% a 18% en 30 meses), convirtiéndose en una palanca del crecimiento cuya demostración más palpable son las construcciones de edificios que pululan por todos los distritos de Lima. Mucho menor importancia han tenido las ventajas comerciales obtenidas por el ATDPEA y que están en negociación con el TLC: la exportación de los textiles solo responde por un 0,2% del crecimiento del PBI.

La política macroeconómica tiene esta capacidad de promover el crecimiento y reducir los riesgos de crisis, lo que es de gran importancia. Sin embargo, este crecimiento es básicamente un avance de la economía peruana manteniendo las condiciones de desigualdad y exclusión que ha tenido desde décadas atrás. Es por ello que la economía crece pero ”no chorrea”: el empleo apenas creció 2,6% en el 2004 y los sueldos y salarios en promedio no aumentaron nada (cero), mientras el déficit calórico (una medida de sub-alimentación) de las familias urbanas del Perú aumento de 26% a 29%. Otra información reciente del INEI, proveniente de la Encuesta Permanente de Empleo –EPE, indica que en Lima la masa salarial aumentó Por su parte, las importaciones de autos aumentaron en 21% y el crédito de consumo en 15%, cosas a las que obreros que ganan menos de mil soles al mes no tienen acceso.

Estos problemas no pueden ser atendidos por una política macro, que tiene poca potencia para promover los cambios estructurales que nuestro país requiere. En ese sentido, la macroeconomía debe ser sólo parte de una política económica y social más amplia, que incluya otros objetivos: la reducción de la la desigualdad y la exclusión económica que azotan nuestro país, y el afianzamiento de un desarrollo productivo diversificado, dinámico y con avance tecnológico. Lamentablemente, Pedro Pablo Kuczynski es solo ministro de finanzas, faltándole una orientación económica para transformar el país.

Dos elementos parecen particularmente ausentes como política económica para lograr un crecimiento realmente sostenible y que beneficie a las mayorías: el componente social y el componente tecnológico y productivo. ¿Puede sostenerse el crecimiento económico con una población mal alimentada y mal educada? ¿Puede sostenerse el crecimiento cuando la mayoría de la población no recibe ningún beneficio, manteniéndose en la pobreza mientras ve que los de arriba siguen acumulando? ¿No es acaso obvio que ese es el camino de la revuelta y la ingobernabilidad? Esto no es ajeno, por cierto, a la política económica, que es precisamente la que mantiene el gasto social en niveles que son los más bajos de la región.

La política económica de Kuczynski ha sido claro sostén de esta inaceptable situación de desigualdad y exclusión. Ha mantenido un presupuesto público miserable para los sectores sociales, defendiendo la evasión de las empresas eléctricas y otras (con ayudita del MEF recientemente Barrick ha ganado el reclamo por nada menos que US$ 140 millones en menos impuestos debido a una inaceptable doble depreciación de activos), negándose a establecer impuestos directos a quienes obtienen millonarias ganancias en las finanzas (impuestos sobre las ganancias de capital y los intereses), y prefiriendo establecer un Fondo para la defensa que priorizar la educación y la salud. PPK ha defendido también una legislación laboral que impide todo derecho efectivo para los trabajadores, manteniendo sus salarios por los suelos.

Por otro lado, es necesario promover activamente el desarrollo de aquellos sectores donde puede crearse masivamente empleo, donde está la mayor parte de la población pobre y que puede descentralizar el país: el agro, el turismo y sectores industriales. Esta promoción debe ser no solamente para las grandes empresas, sino sobretodo para los cientos de miles de pequeños empresarios y productores. Esto implica una combinación de medidas de protección y promoción, que deberían ir desde las salvaguardas ante la importación de textiles chinos – resistidas por PPK pero que han permitido reducir las importaciones en US$ 35 millones que han pasado a ser producidos localmente- al otorgamiento de créditos en condiciones preferenciales – Agrobanco semiparalizado- , los subsidios y coordinación institucional para la innovación tecnológica y los nuevos productos, la organización de cadenas productivas y circuitos turísticos, la promoción de ventas en el exterior, el apoyo a asociatividad empresarial, etc. También en estos terrenos, la política económica de PPK se ha caracterizado por una combinación de desinterés frente a las pequeñas empresas y escaso presupuesto para estos programas, lo que ha frenado la expansión de sectores claves para resolver el problema del empleo en el Perú.

Mantener una política macroeconómica sana y favorable al crecimiento, en un marco de política económica y social que tenga una visión de largo plazo y permita combatir la desigualdad y la exclusión. Ese es el reto que tenemos los peruanos y que esta política económica no ha resuelto debido a que PPK sólo mira las finanzas, es decir, los intereses del sector financiero.

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