Las empresas mineras han obtenido ganancias extraordinarias durante el año pasado, 2007, por 20 mil millones de soles. Es decir, exclusivamente por el hecho de que los precios internacionales de los metales están altos, triplicando o cuadruplicando los niveles que tenían 5 años atrás, las ganancias de las empresas mineras se han incrementado en esta enorme cantidad de dinero. Entre los años 2004-2007, las empresas mineras han acumulado sobreganancias por 60 mil millones de soles.
Esta cantidad es tan fabulosa que los conflictos por algunas pequeñas porciones de esa enorme torta se multiplican. Para que los lectores se hagan una idea, si el estado estableciera un impuesto extraordinario y se quedara con solo la mitad de esa suma, podría invertir en cada hogar pobre del país ¡15 mil soles¡ ¡más de 5 mil dólares para cada familia pobre peruana! Imagínense ustedes todo lo que las familias, sus comunidades y el estado juntos podrían hacer con ese dinero: basta para pagar toda la carrera universitaria de los jóvenes en una buena institución educativa, para invertir en los sistemas de riego y capacitación campesina que la Federación Campesina del Cusco ha probado con éxito y que multiplica los ingresos campesinos por 4 y para resolver los problemas de falta de agua y electricidad en las zonas rurales y urbano-marginales. Mientras tanto, las sobreganancias mineras siguen acumulándose, mes tras mes y año tras año. Discutir en este contexto si la pobreza se redujo 5% o 1% centra en el debate en algo accesorio: si las sobreganancias mineras dejaran de concentrarse en unas pocas manos y fueran utilizadas para combatir la pobreza, podríamos realmente reducir la pobreza mucho más rápidamente.
Estas enormes ganancias mineras están generando conflictos muy intensos. El más notorio de ellos es el de la familia Tudela: la fortuna del padre (hoy anciano) supera los 60 millones de dólares, principalmente en acciones de una empresa minera, que los hijos no quieren compartir con la esposa de su padre. Algunos llamarían a eso el pecado de la avaricia. Paradójicamente, los millones de dólares que el anciano Tudela repartió como adelanto de herencia a sus hijos, sirven ahora para financiar abogados y campañas para despojarlo del resto (porque Francisco Tudela, el ex-vicepresidente del Fujimori re-reelecto con fraude, no tiene trabajo conocido).
La riqueza minera está siendo disputada por quienes ya tienen algún derecho a ella en virtud de las leyes existentes. Accionistas, trabajadores, gobiernos regionales, municipios cercanos a las minas, se pelean nos contra otros, y no faltan disputas al interior de cada uno de estos grupos. Pero la gran mayoría de peruanos está totalmente marginada de estos beneficios. Recientemente, con 5 meses de atraso, el banco Central de Resera ha reportado los datos de sueldos y salarios del 2007, y estos indican que tanto empleados como obreros no tuvieron aumentos reales durante el año pasado.
60 mil millones de soles de sobreganancias. Con la mitad, alcanza para invertir 15 mil soles en cada familia pobre peruana. 15 mil soles por familia. Dejemos a Alan García con su 5% de reducción de la pobreza: es una ridiculez en relación a lo que se podría haber logrado.
Esta cantidad es tan fabulosa que los conflictos por algunas pequeñas porciones de esa enorme torta se multiplican. Para que los lectores se hagan una idea, si el estado estableciera un impuesto extraordinario y se quedara con solo la mitad de esa suma, podría invertir en cada hogar pobre del país ¡15 mil soles¡ ¡más de 5 mil dólares para cada familia pobre peruana! Imagínense ustedes todo lo que las familias, sus comunidades y el estado juntos podrían hacer con ese dinero: basta para pagar toda la carrera universitaria de los jóvenes en una buena institución educativa, para invertir en los sistemas de riego y capacitación campesina que la Federación Campesina del Cusco ha probado con éxito y que multiplica los ingresos campesinos por 4 y para resolver los problemas de falta de agua y electricidad en las zonas rurales y urbano-marginales. Mientras tanto, las sobreganancias mineras siguen acumulándose, mes tras mes y año tras año. Discutir en este contexto si la pobreza se redujo 5% o 1% centra en el debate en algo accesorio: si las sobreganancias mineras dejaran de concentrarse en unas pocas manos y fueran utilizadas para combatir la pobreza, podríamos realmente reducir la pobreza mucho más rápidamente.
Estas enormes ganancias mineras están generando conflictos muy intensos. El más notorio de ellos es el de la familia Tudela: la fortuna del padre (hoy anciano) supera los 60 millones de dólares, principalmente en acciones de una empresa minera, que los hijos no quieren compartir con la esposa de su padre. Algunos llamarían a eso el pecado de la avaricia. Paradójicamente, los millones de dólares que el anciano Tudela repartió como adelanto de herencia a sus hijos, sirven ahora para financiar abogados y campañas para despojarlo del resto (porque Francisco Tudela, el ex-vicepresidente del Fujimori re-reelecto con fraude, no tiene trabajo conocido).
La riqueza minera está siendo disputada por quienes ya tienen algún derecho a ella en virtud de las leyes existentes. Accionistas, trabajadores, gobiernos regionales, municipios cercanos a las minas, se pelean nos contra otros, y no faltan disputas al interior de cada uno de estos grupos. Pero la gran mayoría de peruanos está totalmente marginada de estos beneficios. Recientemente, con 5 meses de atraso, el banco Central de Resera ha reportado los datos de sueldos y salarios del 2007, y estos indican que tanto empleados como obreros no tuvieron aumentos reales durante el año pasado.
60 mil millones de soles de sobreganancias. Con la mitad, alcanza para invertir 15 mil soles en cada familia pobre peruana. 15 mil soles por familia. Dejemos a Alan García con su 5% de reducción de la pobreza: es una ridiculez en relación a lo que se podría haber logrado.
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