El nuevo gobierno ha tomado algunas medidas positivas en el terreno de la salud, como la ampliación de horarios y la compra de equipos (“shock de inversiones”), pero que se centran en los hospitales y no llegan a la red primaria de atención. En el terreno de los determinantes de la salud son importantes las iniciativas de “Agua para Todos” y el anuncio – aún con poca concreción – de priorizar la lucha contra la desnutrición infantil. Sin embargo estas iniciativas, siendo importantes, resultan muy insuficientes para afrontar la dramática crisis que afronta la salud pública en nuestro país.
Es particularmente preocupante la poca prioridad para la salud. El presupuesto para la salud del 2007 es apenas 0,01% del PBI más que este año, prácticamente nada y muy lejos de lo que los partidos políticos, incluyendo al aprista, suscribieron en el acuerdo de partidos políticos en salud, que implica un aumento de 3% del PBI en 5 años. Con el presupuesto aprobado, de acuerdo a la presentación del ministro ante la Comisión de Presupuesto del Congreso, la mitad de las brigadas itinerantes para atender a los poblados rurales que carecen de posta de salud no podría ser contratada, y sólo se podría comprar una tercera parte de los necesidades en insumos de planificación familiar y medicinas para malaria. Además existe una demanda acumulada de nombramiento de médicos, profesionales y técnicos del sector que implica un importante presupuesto adicional.
Al mismo tiempo, la ausencia de un Plan en salud es notoria. No hay visión estratégica ni planes para avanzar hacia el aseguramiento universal, incluyendo a nuevos grupos en el SIS y desarrollando la relación MINSA-EsSalud hacia un sistema integral. Tampoco hay una propuesta para impulsar de una manera efectiva la promoción de la salud, y ante problemas centrales como la contaminación en La Oroya, la acción del gobierno ha sido tardía y complaciente. Asimismo, los temas de interculturalidad, equidad de género y derechos se encuentran ausentes de la política de salud.
En el terreno de la descentralización, ha habido anuncios de la municipalización de los centros y puestos de salud, los que no fueron explicitados durante la campaña electoral y que además carecen de las formulaciones y sustentaciones técnicas necesarias, así como de un plan de aplicación, demostrando improvisación y falta de claridad al respecto. Hasta ahora no hay nada claro respecto de cómo se aplicaría el plan piloto anunciado en este terreno: ¿serán los centros de salud entregado a la municipalidades distritales o provinciales? ¿cómo establecimientos individuales o microrredes? ¿bajo consorcios de municipios o a cada municipio? ¿incluyendo a EsSalud o solo MINSA? ¿con qué mecanismos de participación ciudadana? ¿los CLAS desaparecerían? Todas estas son preguntas básicas que no tienen respuesta hasta el momento por parte del gobierno.
Por otro lado, el nuevo gobierno no ha tenido una política de promover la participación ciudadana en salud, la que es un gran ausente en las propuestas presentadas hasta el momento. Las instancias de concertación vigentes, como el Consejo Nacional de Salud, han recibido muy poca atención.
En resumen, a los cien días de iniciado el nuevo gobierno, en salud ha habido iniciativas aisladas dentro de un marco de poco presupuesto, inexistencia de un plan de gobierno y deficiencias en la conducción sectorial.
Es particularmente preocupante la poca prioridad para la salud. El presupuesto para la salud del 2007 es apenas 0,01% del PBI más que este año, prácticamente nada y muy lejos de lo que los partidos políticos, incluyendo al aprista, suscribieron en el acuerdo de partidos políticos en salud, que implica un aumento de 3% del PBI en 5 años. Con el presupuesto aprobado, de acuerdo a la presentación del ministro ante la Comisión de Presupuesto del Congreso, la mitad de las brigadas itinerantes para atender a los poblados rurales que carecen de posta de salud no podría ser contratada, y sólo se podría comprar una tercera parte de los necesidades en insumos de planificación familiar y medicinas para malaria. Además existe una demanda acumulada de nombramiento de médicos, profesionales y técnicos del sector que implica un importante presupuesto adicional.
Al mismo tiempo, la ausencia de un Plan en salud es notoria. No hay visión estratégica ni planes para avanzar hacia el aseguramiento universal, incluyendo a nuevos grupos en el SIS y desarrollando la relación MINSA-EsSalud hacia un sistema integral. Tampoco hay una propuesta para impulsar de una manera efectiva la promoción de la salud, y ante problemas centrales como la contaminación en La Oroya, la acción del gobierno ha sido tardía y complaciente. Asimismo, los temas de interculturalidad, equidad de género y derechos se encuentran ausentes de la política de salud.
En el terreno de la descentralización, ha habido anuncios de la municipalización de los centros y puestos de salud, los que no fueron explicitados durante la campaña electoral y que además carecen de las formulaciones y sustentaciones técnicas necesarias, así como de un plan de aplicación, demostrando improvisación y falta de claridad al respecto. Hasta ahora no hay nada claro respecto de cómo se aplicaría el plan piloto anunciado en este terreno: ¿serán los centros de salud entregado a la municipalidades distritales o provinciales? ¿cómo establecimientos individuales o microrredes? ¿bajo consorcios de municipios o a cada municipio? ¿incluyendo a EsSalud o solo MINSA? ¿con qué mecanismos de participación ciudadana? ¿los CLAS desaparecerían? Todas estas son preguntas básicas que no tienen respuesta hasta el momento por parte del gobierno.
Por otro lado, el nuevo gobierno no ha tenido una política de promover la participación ciudadana en salud, la que es un gran ausente en las propuestas presentadas hasta el momento. Las instancias de concertación vigentes, como el Consejo Nacional de Salud, han recibido muy poca atención.
En resumen, a los cien días de iniciado el nuevo gobierno, en salud ha habido iniciativas aisladas dentro de un marco de poco presupuesto, inexistencia de un plan de gobierno y deficiencias en la conducción sectorial.
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¿Se mantendrán estas tendencias durante los próximos dos años? El pronóstico es reservado. Todavía no se ha vivido ningún cambio en el gabinete como para saber si es que el presidente García tendrá agilidad para cambiar a los ministros que no desarrollan una gestión eficiente y de reformas, y si será capaz de hacer esos cambios nombrando a nuevos ministros que sí tengan esa capacidad técnica y política, y que además se le otorgue el respaldo necesario para que puedan cumplir una buena labor. Ojalá salud se constituyera en un tema central en la agenda presidencial y gubernamental, tenga la fuerza suficiente para lograr obtener recursos presupuestarios importantes y que las preocupaciones de salud públicas ocupen un lugar preeminente en las regulaciones económicas , sociales y ambientales. Pero hasta el momento hay pocos indicios de que ello vaya efectivamente a suceder.
¿Se mantendrán estas tendencias durante los próximos dos años? El pronóstico es reservado. Todavía no se ha vivido ningún cambio en el gabinete como para saber si es que el presidente García tendrá agilidad para cambiar a los ministros que no desarrollan una gestión eficiente y de reformas, y si será capaz de hacer esos cambios nombrando a nuevos ministros que sí tengan esa capacidad técnica y política, y que además se le otorgue el respaldo necesario para que puedan cumplir una buena labor. Ojalá salud se constituyera en un tema central en la agenda presidencial y gubernamental, tenga la fuerza suficiente para lograr obtener recursos presupuestarios importantes y que las preocupaciones de salud públicas ocupen un lugar preeminente en las regulaciones económicas , sociales y ambientales. Pero hasta el momento hay pocos indicios de que ello vaya efectivamente a suceder.
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