En su mensaje de 28 de julio, el Presidente García ha dicho que, como los gobiernos regionales y municipios no ejecutan el gasto público y hacen obras, habrá que dárselas a la población para que núcleos ejecutores juveniles” las hagan. Habiendo llegado a ser director de Foncodes luego de haber hecho algunos estudios sobre el tema, y conociendo por eso de cerca la experiencia de los Núcleos Ejecutores que inventó esa institución, vale la pena esclarecer porqué y hasta qué punto fueron exitosos.
No puedo dejar pasar, sin embargo, la premisa falsa del mensaje presidencial: los datos muestran que, en el primer semestre de este año, los municipios han sido mejores ejecutores del gasto público que el gobierno central que dirige Alan García y su gabinete. Que mire la viga en el ojo propio antes de ver la paja en ajeno, y que en consecuencia si piensa acelerar el gasto, quite presupuesto a sus ministros ineficientes y no a los alcaldes eficaces.
Recordemos primero las características de los Núcleos Ejecutores de Foncodes. La comunidad elegía en asamblea que obra realizar, de una lista posible y elegía a 4 directivos que conformaban el Núcleo Ejecutor. No se necesitaba para ello tener proyectos definitivos ni pasar por el SNIP, como ahora exige el MEF a los municipios para incluir obras en su presupuesto participativo; los estudios los contrataba y financiaba Foncodes. Luego de ello, elaborado el proyecto y su presupuesto, el Núcleo Ejecutor recibía los fondos para llevar a cabo la obra y hacer las compras. El equipo técnico de Foncodes, desconcentrado en todas las regiones, cumplía funciones claves: seleccionaba a los profesionales que debían hacer los estudios y presupuesto de las obras, a los técnicos que debían dirigirlas, y a los profesionales que las supervisaban.
El sistema funcionaba. Puedo decir con orgullo compartido con los trabajadores de Foncodes entre otros logros que, cuando se nos encargó reconstruir más de cien colegios y centros de salud rurales destruidos por el terremoto que en junio del 2001 asoló el sur del país, en menos de 8 meses estaban todos listos. Lástima que, en una de las malas decisiones de este gobierno, se decidiera desactivar Foncodes, para luego revivirlo a medias.
Por cierto, este sistema sólo operaba en zonas rurales. No era por capricho: es allí donde las instituciones públicas están menos presentes y donde la organización comunitaria, históricamente, funciona mejor. Pero como se ve, no es cuestión solamente de darle plata a las comunidades como anuncia el Presidente García. Se necesita el apoyo técnico de una institución que opere profesionalmente, y eso es lo que se ha perdido y el Presidente García parece olvidar.
Existe además el riesgo de que, al estilo fujimorista, eso sirva como un gigantesco esquema de clientelismo político: “solo hago tu obra si votas por mí en las próximas elecciones”. Fujimori logró así respaldo político para por otro lado embolsarse miles de millones de privatizaciones en sus bolsillos y de sus familiares. La apresurada juramentación de 100 Núcleos Ejecutores en Lima, un día de haberse anunciado la idea al país y sin que medie ninguna convocatoria pública o norma legal al respecto, son muy indicativos de que ese clientelismo está de regreso, hoy hacia quienes tienen el carné de la estrella aprista. El Presidente ha dicho que el pueblo será el fiscalizador, pero ¿cómo podemos fiscalizar si no sabemos a quiénes se ha entregado dinero, cuánto se les ha dado y para qué? Al día de hoy, la hoja web de Foncodes no dice nada de estos 100 Núcleos Ejecutores, absolutamente NADA.
Por otro lado, el Perú de hoy no es el del año 2000. Ha habido un fortalecimiento de los municipios y del presupuesto participativo, que permite que las comunidades rurales prioricen sus obras considerando no solamente su realidad aislada, sino también las sinergias que pueden hacer en su distrito en el marco de plantes de desarrollo concertados. De esta manera, además, se reducen los riesgos de un clientelismo corrupto. En ese sentido, entre los cambios que introdujimos en Foncodes en el 2001 estuvo la priorización participativa distrital de las obras y el modificar los Núcleos Ejecutores incluyendo en ellos a representantes de los municipios, De ese manera se mejoró la transparencia y la capacidad de gestión, y promovió la articulación entre municipios y comunidades. En contraste, ni un municipio estuvo presente en la juramentación de Núcleos Ejecutores en Palacio de Gobierno este 29 de julio.
Si de verdad se quiere fomentar las obras públicas y el desarrollo rural, el camino no es hacer las cosas “a las patadas”, amenazando a los municipios con quitarles presupuesto para dárselos a Núcleos Ejecutores sin el mínimo de transparencia. Este camino, iniciado por Alan García, solo va a acentuar las divisiones y los conflictos. Por el contrario, lo que hay que hacer es facilitar a los municipios la ejecución de obras dándoles presupuesto y quitándoles trabas innecesarias, fortalecer los procesos participativos, y establecer una institución que de asistencia técnica y fortalezca las capacidades de los municipios rurales. En este esquema, nuevas formas de ejecutar las obras, con mayor flexibilidad y cogestión entre municipio y comunidad, lo que podrían llamarse Núcleos Ejecutores mixtos, pueden tener un rol que jugar
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