Deficiencia inexcusable

domingo, 9 de agosto de 2009

Durante 3 años, el gobierno ha ninguneado a la política social. La salud pública está en tan mal estado que cientos mueren de frío en el sur. La crisis genera despidos masivos y empobrece a cientos de miles de agricultores, y no hay respuesta alguna. Ica y el sur esperan todavía por la reconstrucción. Los programas alimentarios, el vaso de leche y los comedores populares no han tenido una sola propuesta de mejora. La desnutrición crónica no disminuye y, en contradicción a lo que dice el gobierno, las propias encuestas del INEI muestran que el acceso al agua potable y el alfabetismo casi no han aumentado.

Toda la atención del gobierno ha estado centrada en atraer la inversión, sobre todo extranjera, dándole condiciones más y más favorables. Alan García cree en la teoría del “chorreo”, que los pobres esperen nomás que algún día les llegará el empleo que buscan, que se conformen con las migajitas que caen para algunos y que con esos centavos mejoren su vida. O, quién sabe, simplemente no le importan.

Política Social: Déficit del Gobierno
Desde luego que uno puede recordar iniciativas sociales del gobierno, revisando periódicos pasados. Como el anuncio del 28 de julio del 2006 de que se municipalizaría la salud, o la decisión de desaparecer Foncodes tomada año y medio atrás. Pero no solo hay anuncios que nunca se concretaron, como estos. También hay los programas chambones, como el de alfabetización, que Alan García insiste en defender cuando usa una metodología absolutamente ineficaz, o el de Sierra Exportadora, que tras su fracaso está tan escondido que nadie se acuerda de él. Pero muy poco, casi nada, puede uno recordar políticas sociales exitosas, bien pensadas, con estrategias claras, equipos técnicos sólidos y respaldo presupuestal y político.

Por esto creo que, en un análisis de la política social, no hay que darle importancia a esta idea de los Núcleos Ejecutores recientemente lanzada. Es, igual que otras, una idea apresurada, sin sustento técnico y precisión respecto de cómo debe hacerse, y sin profesionales que lo puedan llevar a cabo. Ni siquiera saben, García y Arana, las evaluaciones que se hicieron en el pasado y las reformas que se promovieron. Podrá ser una forma burda de repartir plata a dirigencias que buscan cooptar a su partido, pero nada más.

Debo confesar que esta dejadez y torpeza del gobierno alanista en lo social me sorprendió a inicios de su gobierno. No esperaba de Alan García otra cosa que la traición de su promesa de revisar el TLC línea por línea y renegociarlo a favor de los agricultores, pero sí pensé que tendría más iniciativa social. Total, hasta un gobierno de derecha puede ser innovador en lo social; no redistribuye mucho, pero puede mejorar la eficacia de lo existente. De esa manera, además, se ganaría algo de apoyo popular.

Pero no. Resultó que Alan García tenía una ceguera ideológica completa, una fe absoluta en las trasnacionales y los monopolios como los únicos agentes de progreso. El problema es que la crisis económica contradice cada día su visión, a pesar de lo cual él se aferra tercamente a su ideología: esperemos dice, la crisis pasará y regresaremos al paraíso del crecimiento económico, aunque para la enorme mayoría los beneficios de ese crecimiento hayan sido pocos o nulos.

Repaso Necesario
Valga la oportunidad para recordarle a Alan García la importancia de la política social y algunas de sus leyes fundamentales. La educación, la salud y la seguridad social son componentes esenciales de la calidad de vida. El progreso en ellos no deviene naturalmente del crecimiento económico y menos de uno con alta concentración de la riqueza; se necesita una acción pública fuerte y coherente. Cuando un país tiene sus sectores sociales bien parados, hay una defensa social frente a las crisis económicas: las familias tienen dónde guarecerse cuando llueve.

Una política social fuerte y eficaz es indispensable para la sobrevivencia y fortalecimiento de la democracia. Son un pilar básico de la legitimidad del Estado, que hace sentir a los ciudadanos que la democracia trabaja para ellos. Son un elemento fundamental para establecer condiciones de equidad mediante derechos sociales y redistribuir la riqueza creada.

Pero las políticas sociales exitosas no son improvisadas. La vinculación entre el aparato del estado y la sociedad es vital en ellas, pero para su eficacia hace falta liderazgo, planificación y gerencia. La participación ciudadana es importante en las políticas sociales, pero no reemplaza al conocimiento técnico y a la buena organización estatal; al revés, solo es útil cuando la complementa. La conducción política debe articular la organización estatal con la ciudadanía mediante mensajes claros y no lanzando ideas sin estrategia.

Lo único que a Alan le importa
Y bueno, como Alan cree que la economía es lo único que importa, acá una repasada de los efectos que la política social tiene sobre la economía.

La inversión social en capital humano es indispensable para que la economía pueda progresar en el largo plazo. Sin gente educada, el progreso tecnológico se hace muy lento, y para que nuestros niños aprendan, necesitan buena salud y nutrición.

El gasto social es también un componente importante de una política fiscal anticrisis, que estimula la demanda agregada de la misma forma que el gasto en infraestructura. Si se requiere, como ahora, un impulso fiscal fuerte, hacer efectivo el aseguramiento universal en salud y que la gente no tenga que pagar por exámenes y medicinas en los hospitales públicos, limpiar los pasivos ambientales y prevenir la contaminación, reforzar los wawawasis, mejorar y hacer universales los desayunos escolares, establecer buenas bibliotecas escolares y pagar maestros para que hagan actividades extracurriculares y ayuden a los alumnos con dificultad, hacer masivos programas como Sierra Productiva y otros orientados a aumentar la productividad e ingresos campesinos, son buenas formas de hacerlo.

Finalmente, no hay que olvidar que servicios sociales como la educación, la salud o el cuidado infantil son intensivos en empleo y tienen fuertes eslabonamientos internos. Son por eso también una alternativa al desempleo y la desarticulación productiva.

Otra Mirada
Se requiere otra mirada para el desarrollo. Una que dé más prioridad a mejorar la educación, la salud y la vida, y que equilibre mejor lo económico y lo social, potenciando ambos.

Hacerlo exige, por cierto, también considerar de otra manera a los actores del desarrollo: las grandes empresas privadas no son eficaces en lo social; hace falta un Estado más comprometido y que trabaje estrechamente con la población, con los promotores de salud, los maestros y las comunidades y pueblos indígenas. Ya va a llegar el día, ponte el sol.

Publicado en el diario La República
http://www.larepublica.pe/archive/all/larepublica/20090809/20/pagina/14

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