Los primeros días de gestión de Yehude Simon han estado marcados, entre otras cosas, por un pleito con el Ministro de Economía Luis Valdivieso en torno al presupuesto. Yehude Simon quiere que no se corte el presupuesto (¿nada o no tanto? No sabemos), defendiendo el presupuesto de los gobiernos regionales. La desafortunada frase de “prefiero más inflación a recesión” apunta en ese sentido. Valdivieso, como se sabe, le ha pegado un hachazo al presupuesto público, desde agosto.
El primer round ha terminado 1-1. Los gobiernos regionales han conseguido que no les recorten el presupuesto este año, que ya estaba aprobado, Pero no se ha asegurado nada para el próximo. Al mismo tiempo, Valdivieso no ha soltado nada para los médicos, y el ministro Oscar Ugarte ha dicho que va apagarles sus Aetas reasignando presupuesto, seguramente el presupuesto de inversiones que Garrido-Lecca fue incapaz de gastar. Seguramente este partido no terminará rápidamente, sino que se irá desenvolviendo a lo largo de toda la gestión de Yehude Simon en el premierato.
¿Pero quién tiene razón? La tiene Yehude. La crisis internacional ya está golpeando a nuestro país, que sufre alza de tasas de interés, recorte de créditos, menores exportaciones, pérdida de empleos en la industria textil. Nos agarra mal parados, por el elevado déficit externo (en cuenta corriente) que generó el neoliberalismo extremo de Alan García y Luis Carranza. Si el Ministerio de Economía reduce los gastos, va agravar la recesión y va a agravar los problemas sociales: Justamente cuando hay crisis es cuando la acción social del Estado debe reforzarse, no reducirse. Pero Valdivieso reacciona como buen empleado del FMI: recortando el gasto público ante la caída de ingresos fiscales.
En realidad, Yehude tiene la razón a medias. En el lado del presupuesto público, si bien hay fondos ahorrados a los que se puede echar mano, mucho mejor sería que el gasto se sostenga en base a impuestos a las sobreganancias que las empresas mineras y de otros sectores han logrado en los años anteriores. Eso, a su vez, reducirá la salida de capitales que realizan esas empresas cuando se llevan sus utilidades al exterior. Por el lado del desequilibrio externo, debemos reducir importaciones y proteger el mercado interno para nuestra industria y agricultura, elevando los aranceles, lo que a su vez también dará mayores ingresos al fisco para mantener el gasto social.
El problema es que la receta a medias permitirá que la crisis no nos golpee tanto en el corto plazo, pero mantiene un creciente desequilibrio externo que terminará pasándonos la factura en unos meses. Mejor actuar ahora. Primer Ministro Simon: incluya a Valdivieso entre los ministros que deben irse en pocos meses.
El primer round ha terminado 1-1. Los gobiernos regionales han conseguido que no les recorten el presupuesto este año, que ya estaba aprobado, Pero no se ha asegurado nada para el próximo. Al mismo tiempo, Valdivieso no ha soltado nada para los médicos, y el ministro Oscar Ugarte ha dicho que va apagarles sus Aetas reasignando presupuesto, seguramente el presupuesto de inversiones que Garrido-Lecca fue incapaz de gastar. Seguramente este partido no terminará rápidamente, sino que se irá desenvolviendo a lo largo de toda la gestión de Yehude Simon en el premierato.
¿Pero quién tiene razón? La tiene Yehude. La crisis internacional ya está golpeando a nuestro país, que sufre alza de tasas de interés, recorte de créditos, menores exportaciones, pérdida de empleos en la industria textil. Nos agarra mal parados, por el elevado déficit externo (en cuenta corriente) que generó el neoliberalismo extremo de Alan García y Luis Carranza. Si el Ministerio de Economía reduce los gastos, va agravar la recesión y va a agravar los problemas sociales: Justamente cuando hay crisis es cuando la acción social del Estado debe reforzarse, no reducirse. Pero Valdivieso reacciona como buen empleado del FMI: recortando el gasto público ante la caída de ingresos fiscales.
En realidad, Yehude tiene la razón a medias. En el lado del presupuesto público, si bien hay fondos ahorrados a los que se puede echar mano, mucho mejor sería que el gasto se sostenga en base a impuestos a las sobreganancias que las empresas mineras y de otros sectores han logrado en los años anteriores. Eso, a su vez, reducirá la salida de capitales que realizan esas empresas cuando se llevan sus utilidades al exterior. Por el lado del desequilibrio externo, debemos reducir importaciones y proteger el mercado interno para nuestra industria y agricultura, elevando los aranceles, lo que a su vez también dará mayores ingresos al fisco para mantener el gasto social.
El problema es que la receta a medias permitirá que la crisis no nos golpee tanto en el corto plazo, pero mantiene un creciente desequilibrio externo que terminará pasándonos la factura en unos meses. Mejor actuar ahora. Primer Ministro Simon: incluya a Valdivieso entre los ministros que deben irse en pocos meses.
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