Me asaltaron el martes pasado, cuando estaba manejando mi carro a las 7 pm en medio de un tráfico imposible. Estaba frente a la UNI en la Avenida Túpac Amaru cuando tres sujetos rodearon mi carro, arrebataron mi celular, trataron de abrir la puerta para sacarme a la fuerza, rompieron el vidrio del copiloto y finalmente, ante mi resistencia, se retiraron tranquilamente y sin apuro.
Ese fue el peor momento de la jornada, pero no fue el único momento malo. Las obras del llamado “metropolitano” hacen que los túneles debajo de la Plaza 2 de mayo y la Plaza Unión estén cerrados, y que todo el tramo de Caquetá y la Túpac Amaru estén también en obras. Es por eso que el tráfico frente a la UNI estaba totalmente parado en 3 filas de carros, y que los choros están ahí haciendo su agosto.
Había salido de Jesús María una hora antes. Es decir, para recorrer esos 3 kilómetros hasta la UNI demoré una hora. 60 minutos. En otras oportunidades, lo había hecho en 15. Me imagino el tremendo problema que eso significa para quienes tienen que trasladarse todos los días a su trabajo o centro de estudios y ahora demoran media hora más. Me imagino cuántas amistades y familiares se visitan menos.
Había sido una hora no solamente de stress y demora, también de respirar humos negros y contaminación. Pensaba por eso nuevamente en las revisiones técnicas, aquellas que hace un monopolio privado, Lidercon, al que estamos obligados los limeños a pagarles tarifas elevadas por un servicio que se ha demostrado no controla nada y es corrupto. La contaminación sigue igual, pero ahora tenemos que pagar o vernos sujetos a multas.
El martes pasado, entre las y 7 de la noche, terminé de convencerme que la gestión del alcalde Castañeda no es mala: es pésima. Nada ha hecho por los dos problemas principales de la ciudad de Lima: la seguridad ciudadana y el transporte. Perdón, si ha hecho, pero para empeorar las cosas: hoy tenemos una revisión técnica con un monopolio sinvergüenza y años con unas obras inconclusas que dificultan el tránsito.
Menos mal que ya sólo debemos sufrir a este alcalde un añito más. Que se vaya, que se vaaaya.
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