Foncodes se constituyó en un organismo eficaz que promovía pequeñas obras en los poblados rurales más pobres, transfiriendo dinero a directivas comunales y ayudándolas con los aspectos técnicos. No ha hecho poca cosa: ha culminado más de 40 mil proyectos de aulas, centros de salud, canales de regadío y caminos rurales, con el apoyo de una docena de organismos internacionales.
Lamentablemente, el fujimorismo en su carrera re-reeleccionista convirtió a Foncodes en un aparato de propaganda y manipulación. Luego de una breve recuperación posterior, Foncodes solo ha ido declinando, y de haber ejecutado obras por 364 millones en el 2001, en los primeros siete meses de este año solo ha podido gastar 16 millones de soles.
Luego de haber estado cerrando Foncodes, hace unos meses el gobierno anunció su reactivación. Parecía una buena decisión: en el campo, donde la pobreza es más aguda, ésta no se ha reducido a pesar del crecimiento económico.
Pero ahora nombran a Carlos Arana como su director. Este personaje no tiene experiencia en programas sociales ni con comunidades campesinas y nativas, y tampoco tiene estudios con esta orientación. No tiene, por ello, las calificaciones para una mejora efectiva de la calidad de vida de los pobladores rurales. La experiencia que hemos leido que tiene es la de movilizar gente para los mítines en los que aparece Alan García. No hay que ser demasiado perspicaz para sospechar que esa es la razón por la que lo han nombrado, y que eso es lo que se espera de él.
Esto se suma a otro error de la política social: al gobierno no se le ocurrió mejor cosa, justo cuando los precios de los alimentos han subido, que pretender recortar el presupuesto del vaso de leche. Precisamente cuando hacía falta reforzar los programas sociales de lucha contra la pobreza en las ciudades, el gobierno camina en dirección contraria. Felizmente, la acción organizada de las madres hizo retroceder al gobierno en estas intenciones.
Lamentablemente, el fujimorismo en su carrera re-reeleccionista convirtió a Foncodes en un aparato de propaganda y manipulación. Luego de una breve recuperación posterior, Foncodes solo ha ido declinando, y de haber ejecutado obras por 364 millones en el 2001, en los primeros siete meses de este año solo ha podido gastar 16 millones de soles.
Luego de haber estado cerrando Foncodes, hace unos meses el gobierno anunció su reactivación. Parecía una buena decisión: en el campo, donde la pobreza es más aguda, ésta no se ha reducido a pesar del crecimiento económico.
Pero ahora nombran a Carlos Arana como su director. Este personaje no tiene experiencia en programas sociales ni con comunidades campesinas y nativas, y tampoco tiene estudios con esta orientación. No tiene, por ello, las calificaciones para una mejora efectiva de la calidad de vida de los pobladores rurales. La experiencia que hemos leido que tiene es la de movilizar gente para los mítines en los que aparece Alan García. No hay que ser demasiado perspicaz para sospechar que esa es la razón por la que lo han nombrado, y que eso es lo que se espera de él.
Esto se suma a otro error de la política social: al gobierno no se le ocurrió mejor cosa, justo cuando los precios de los alimentos han subido, que pretender recortar el presupuesto del vaso de leche. Precisamente cuando hacía falta reforzar los programas sociales de lucha contra la pobreza en las ciudades, el gobierno camina en dirección contraria. Felizmente, la acción organizada de las madres hizo retroceder al gobierno en estas intenciones.
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