Esta semana se ha firmado un TLC con China. Este Tratado tiene un punto favorable: favorece que los agroexportadoras, en especial los grandes empresarios, vendan más productos a China. También es bueno diversificar relacione comerciales. Pero el TLC con China tiene tres grandes problemas.
La expansión comercial de los productos chinos ha hecho que muchas fábricas en diversos países se vean amenazadas con la quiebra, lo que ha llevado a que esos países reaccionen estableciendo barreras protegiendo su industria. El caso paradigmático es el de la ropa, en el que a pesar de un convenio mundial suscrito una década atrás obliga a EEUU y Europa abrir sus mercados a los textiles chinos, estos dos gobiernos han mantenido un control muy estricto al ingreso de ropa china. En el Perú, el ingreso de ropa, plásticos y otros productos chinos ha tenido un terrible efecto sobre la industria local, debido a que nuestro gobierno no la ha defendido. Facilitar la entrada al Perú de productos industriales de un país como China que tiene un mucho mayor avance en este aspecto, es un gran golpe a nuestra industria.
El haber firmado este TLC en medio de una gran crisis internacional es otra insensatez. En este momento, los distintos países del mundo están protegiendo sus mercados y dando apoyos especiales a sus industrias, en muchos casos por encima de las reglas internacionales de comercio. Pero este gobierno de Alan García va en dirección contraria. Lo hace, además, cuando China y la industria mundial tienen grandes excedentes de producción, que van a vender por el mundo a precios aún más bajos. ¿Cuándo la crisis industrial es mayor y nuestros productores de ropa y alzado ya están afectados, cuando ya ha habido miles de despidos, es acaso momento para darles un nuevo golpe?
Finalmente, la presencia china en la minería está apenas empezando pero no ha sido buena. Shougang, la empresa china que compró la mina de Marcona, primero incumplió los compromisos de inversión gracias a los cuales ganó la privatización, y ha utilizado las services para negar derechos laborales. En un caso más reciente, el de la mina Majaz, los chinos siguen adelante con la usurpación de tierras comunales y un proyecto que generaría enorme daño ambiental. El TLC con China otorga derechos y beneficios especiales a los inversionistas chinos, que dificultan fiscalizar y sancionar a sus empresas abusivas. Estos beneficios y ventajas, además, no son recíprocos – los peruanos no tendrán los mismos derechos en China. La ley del embudo para los peruanos.
Persistir en el neoliberalismo es mala receta, y peor en medio de una crisis enorme. Una vez más, el empecinamiento de Alan García nos mete en problemas crecientes.
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