El Mundo regula, Alan privatiza. La crisis ha llevado, en todo los países desarrollados, a mayor regulación. Los bancos están más controlados y algunos incluso nacionalizados. Obama cierra los escapes de los paraísos fiscales. Mientras tanto, Alan García siguen en la ruta neoliberal de desarmar al Estado y darle todo el poder a las grandes empresas: privatización de Paita y otros puertos, TLCs que permiten a los inversionistas reclamar ante tribunales internacionales, Doe Run que sigue haciendo de las suyas, etcétera, etcétera. El colmo: MIVIVIENDA se prepara a “titulizar” hipotecas, exactamente el mismo proceso que permitió el empaquetamiento de hipotecas impagables en Bonos AAA y engañar a medio mundo por 8 trillones de dólares, generando así la crisis actual. ¿Es que los señores del gobierno no leen los periódicos?
Los metales no eran lo que parecían. En su primera gestión, Luis Carranza afirmó que el Perú crecería 10 años seguidos a 10% anual porque el precio de los metales seguiría alto por una década. Pocos meses después, esos precios se derrumbaron, y con ellos los ingresos fiscales y el canon que reciben muchas regiones y municipios. El riesgo de confiar en la venta de nuestros recursos naturales se ha hecho evidente. Las excepcionales condiciones económicas de las que gozó el actual gobierno entre el 2006 y el 2008 no regresarán. Pero el gobierno sigue inmutable en esta estrategia, como lo muestra la defensa de los decretos legislativos que permiten la apropiación de territorios indígenas por trasnacionales petroleras.
Los trabajadores y lo social siguen abajo. Cuando la economía crecía, los salarios de los trabajadores no aumentaban. La productividad aumentó 25%, y los salarios nada. Ahora que hay crisis, un aumento de salarios permitiría que se recupere la demanda y las empresas tengan más mercado para sus productos. Pero Alan García con su pensamiento neoliberal ni siquiera permite que el salario mínimo recupere lo que perdió por la inflación. Y para reactivar la economía, pues que los trabajadores gasten sus ahorros de la CTS, pero ningún aumento salarial. Mientras tanto, decenas de miles de empleo en los sectores textiles, de agroexportación y minería, sin respuesta alguna del gobierno. Tremendo contraste no sólo con Estados Unidos y Europa, donde aumentan los beneficios del desempleo, sino también con países vecinos donde se aumenta el salario mínimo (Brasil, Bolivia) y se protege el empleo (México, Chile).
Lo social siempre la última rueda del coche. Cuando escucho la palabra crisis, lo primero que se me viene a la mente son los afectados por la crisis, la gente. Los que perderán el empleo. Quienes ya no podrán pagar las medicinas para curar a sus hijos. Los alpaqueros, que ya antes eran muy pobres y ahora no les pagan ni la mitad por su lana. Los que enfrentarán la decisión terrible de si deben sacar a sus hijos del colegio o la universidad, porque ya no pueden mantenerlos. Alan García en cambio piensa sólo en las empresas: no hay ninguna política frente a los problemas sociales de la crisis.
Los metales no eran lo que parecían. En su primera gestión, Luis Carranza afirmó que el Perú crecería 10 años seguidos a 10% anual porque el precio de los metales seguiría alto por una década. Pocos meses después, esos precios se derrumbaron, y con ellos los ingresos fiscales y el canon que reciben muchas regiones y municipios. El riesgo de confiar en la venta de nuestros recursos naturales se ha hecho evidente. Las excepcionales condiciones económicas de las que gozó el actual gobierno entre el 2006 y el 2008 no regresarán. Pero el gobierno sigue inmutable en esta estrategia, como lo muestra la defensa de los decretos legislativos que permiten la apropiación de territorios indígenas por trasnacionales petroleras.
Los trabajadores y lo social siguen abajo. Cuando la economía crecía, los salarios de los trabajadores no aumentaban. La productividad aumentó 25%, y los salarios nada. Ahora que hay crisis, un aumento de salarios permitiría que se recupere la demanda y las empresas tengan más mercado para sus productos. Pero Alan García con su pensamiento neoliberal ni siquiera permite que el salario mínimo recupere lo que perdió por la inflación. Y para reactivar la economía, pues que los trabajadores gasten sus ahorros de la CTS, pero ningún aumento salarial. Mientras tanto, decenas de miles de empleo en los sectores textiles, de agroexportación y minería, sin respuesta alguna del gobierno. Tremendo contraste no sólo con Estados Unidos y Europa, donde aumentan los beneficios del desempleo, sino también con países vecinos donde se aumenta el salario mínimo (Brasil, Bolivia) y se protege el empleo (México, Chile).
Lo social siempre la última rueda del coche. Cuando escucho la palabra crisis, lo primero que se me viene a la mente son los afectados por la crisis, la gente. Los que perderán el empleo. Quienes ya no podrán pagar las medicinas para curar a sus hijos. Los alpaqueros, que ya antes eran muy pobres y ahora no les pagan ni la mitad por su lana. Los que enfrentarán la decisión terrible de si deben sacar a sus hijos del colegio o la universidad, porque ya no pueden mantenerlos. Alan García en cambio piensa sólo en las empresas: no hay ninguna política frente a los problemas sociales de la crisis.
Descargar audio:
0 comentarios:
Publicar un comentario