Las recientes movilizaciones de protesta en la selva primero, y en la sierra después, tienen como agenda inmediata el rechazo a la masiva ola de privatización de tierras y de explotación de petróleo, gas y metales en condiciones ambientales y sociales negativas.
Pero hay otro telón de fondo: la ausencia de políticas del Estado orientadas a promover el desarrollo económico y social de esas comunidades rurales. Una agenda mínima en el aspecto económico debe considerar un aumento significativo de los recursos presupuestales destinados a esas zonas, con el fin de:
1. Mejorar caminos rurales y otras vías de comunicación, abriendo y rehabilitando trochas y dándoles mantenimiento permanente, de manera que las familias puedan sacar sus productos, puedan ir a los mercados y ferias regionales a comprar insumos, y la asistencia a los colegios y centros de salud se facilite.
2. Construir infraestructura de riego, con pequeñas irrigaciones, represas y canales, y sistemas de riego tecnificado de bajo costo, que permitan tener agua controlada y segura, y producir varias cosechas al año mejorando la productividad.
3. Transferencia de tecnología aplicando la capacitación de campesino a campesino, con paquetes como el de Sierra Productiva y otros, que permiten mejorar la productividad agropecuaria y hacer productos semi-procesados.
4. Promover nuevas iniciativas de negocios, familiares y comunales en turismo ecológico y cultural, piscigranjas, artesanías, textiles y otros, y mejorar las condiciones de comercialización promoviendo la asociatividad.
5. Facilitar el crédito para que puedan desarrollarse nuevos emprendimientos y mejorar su producción.
6. Asegurar a las familias frente a riesgos como heladas, friajes, sequías y otros desastres naturales, así como ante enfermedades, para que no pierdan sus activos (semillas, vacas, otros animales, etc) cuando esto sucede.
7. Impulsar fuertemente la investigación de nuevas alternativas productivas, partiendo de registrar la biodiversidad y los conocimientos tradicionales.
Hacer esto realidad en forma eficaz requiere dar un nuevo impulso a la descentralización, hacia los gobiernos regionales y municipalidades, con asistencia técnica y apoyo del gobierno central y de la cooperación internacional.
Es posible una nueva política orientada al desarrollo rural, que tendría enormes efectos sobre la pobreza. Solo es cuestión de voluntad política, que este gobierno no tiene.
Publicado en la Coordinadora Nacional de Radios (CNR)
Descargar Audio: http://www.cnr.org.pe/aa/pluma.shtml?x=7032
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