"Mientras más mercado libre y menos Estado, mejor”, es la fe ciega que ha inspirado las políticas económicas durante 20 años en Estados Unidos y muchos otros países, incluido el Perú. Esta visión neoliberal ha generado mayor desigualdad en el mundo, ha creado un enorme problema ambiental y ha dejado más vulnerables a los trabajadores y a los pobres. En el Perú, el neoliberalismo logró cierto crecimiento económico, pichicateado en los últimos años por la mayor burbuja internacional de precios de los minerales que se haya visto en la historia. Pero la salud, la educación y la seguridad social no mejoraron, la exclusión y desigualdad se agravaron, y los problemas de contaminación ambiental se multiplicaron.
La crisis cuestiona frontalmente la ideología neoliberal
La crisis internacional ha echado por tierra esta idea de que mientras menos regulado esté el mercado y más chico sea el Estado, mejor. ¿Cómo puede hoy decirse que las empresas privadas operando en el “libre mercado” son muy eficientes, cuando los bancos y aseguradoras han perdido solo en Estados Unidos unos 3,6 trillones de dólares, 3,6 millones de millones de dólares, de dinero que el público les confió? ¿Cómo puede pensarse que el sistema de la propiedad privada desregulada es el mejor, cuando los accionistas dueños de Citigroup han perdido el 95% del valor de sus acciones – y hubieran quebrado si no fuera por el rescate gubernamental – mientras su gerentes se han pagado sueldos y bonificaciones de millones de dólares?
¿Cómo puede Jaime Cáceres Sayán, hasta hace poco presidente de la Confiep, seguir diciendo que la empresa privada libre es muy eficiente, cuando ING, dueña de la AFP Integra para la cual él trabaja, ha tenido que ser rescatada por el gobierno holandés con US$ 13,400 millones de dólares? ¿Y cuando los afiliados al Fondo 3 de las AFPs hemos perdido el 42% del valor de nuestro fondo durante el 2008, pero nos siguen cobrando las mismas elevadísimas comisiones? Cáceres Sayán defiende el libre mercado...a excepción de dejar en libertad a los que estamos en AFPs de salirnos de ese oligopolio.
Aunque la crisis internacional ha echado por tierra el neoliberalismo, eso no ha arredrado a algunos periodistas ideologizados como Juan Carlos Tafur. Ha argumentado que “la causa central de esta crisis es el monumental fracaso regulatorio antes que (…) atribuírselo al mercado”. Es justamente al revés: la crisis no se produjo porque hubiera demasiada regulación, sino porque esta fue muy poca, ¿o acaso los bancos norteamericanos daban préstamos hipotecarios subprime porque los obligaban? Pero Alan García sigue en la extrema derecha neoliberal
El modelo neoliberal sigue aplicándose en el Perú. Los TLCs con Estados Unidos, China y Chile nos amarran a este modelo dando total libertad a la inversión extranjera. El Perú no podrá impedir que empresas chilenas asuman el control de empresas privadas en puertos, aeropuertos u otros servicios estratégicos (lo que Chile sí puede hacer) y les da derechos especiales a sus empresas a reclamar ante tribunales internacionales. Con estos TLCs, estaremos obligados a permitir la libre salida de capitales, precisamente cuando se hace evidente que esta movilidad de capitales ha sido uno de los factores de desregulación financiera que ha provocado y profundizado la crisis internacional.
Pero el gobierno de García no solo nos amarra en la propuesta neoliberal con los TLCs.
También entrega servicios públicos críticos a empresas privadas en condiciones inadecuadas. El caso del proyecto Taboada es aleccionador. Según Brack Egg, esta obra nos costará US$ 150 millones de dólares al Estado, más otros 100 millones anuales a los usuarios. Se suponía que era para que no se siga contaminando el mar de Lima con los desagües, pero ni la Dirección General de Salud Ambiental ni el ministro del Medio Ambiente saben nada del tema. ¡Al ministro Brack ni siquiera le han querido dar el contrato por “razones de confidencialidad”! La forma de licitación escogida no establece las mejores condiciones para la segunda etapa que serviría para reutilizar las aguas tratadas. Ahora viene la privatización del puerto de Paita, donde nuevamente se entrega un monopolio bajo condiciones de altas tarifas, asegurando las ganancias a las empresas privadas y cargando todos los riesgos al Estado.
El fondo del asunto es que este gobierno sigue creyendo que mientras menos regulación y más ventajas a las grandes empresas, mejor, aunque se trate de un servicio público. No son los primeros casos de concesiones mal hechas en el Perú. Así sucedió con la mal llamada “Vía Expresa” del Callao, donde sin que se hayan hecho mejoras nos cobraron peaje durante años a beneficio de la empresa favorita de Alex Kouri. Así sucede con el gas, que al aprobarse la exportación para que haga negocio una gran empresa asesorada por PPK, ya no podrá abastecer el mercado interno provocando el alza de tarifas eléctricas.
Tampoco son estos los únicos problemas del “libre mercado” en el Perú. La resistencia de Alicorp, del Grupo Romero, que controla el 60% del mercado nacional de aceites, a rebajar sus precios a pesar de la caída de los precios internacionales, es también reveladora. En nuestro país, no son pocos los casos en los que el “libre mercado” resulta ser un mercado controlado por unos cuantos oligopolios, con el Estado apoyando ese control o haciéndose la vista gorda.
Un nuevo equilibrio
La realidad mundial ha demostrado que el neoliberalismo es una mala política para el desarrollo de las naciones y el bienestar de sus habitantes. La crisis ha revelado con toda su crudeza los grandes problemas del neoliberalismo. Un mayor equilibrio entre mercado y estado, entre ganancias privadas e interés público, entre lo económico y lo socioambiental, es necesario.Las recientes medidas de Barack Obama estableciendo impuestos a las sobreganancias petroleras, impulsando tecnología “verdes”, aumentando el gasto social y avanzando hacia un sistema de aseguramiento universal en salud, son un cambio – aún insuficiente– en este sentido.
En el Perú, sin embargo, todavía reina el neoliberalismo que ha llevado a este “capitalismo de amigotes”. En el que el “libre mercado” es en realidad un mercado dominado por oligopolios y se entregan concesiones monopólicas con grandes ventajas a las transnacionales a costa de los peruanos. Solo un gobierno comprometido con los peruanos y una ciudadanía activa podrán cambiar eso.
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