Ya no se llama “Plan Anti-crisis”, ahora se llama “Plan de estímulo económico” Carranza no quiso como entenado al hijo de Valdivieso, quiere el propio. Es claro que se trata de otro plan, y no de la “Primera Etapa” del anterior: el esquema es otro, diversas medidas tomadas no estaban en el anterior plan (rebaja de combustibles, aumento del drawback, fideicomisos regionales, Costa Verde, FOIRSUR, Fondo de Igualdad, reprogramación de deudas, garantías del Estado a empresas en Asociaciones Público-Privadas) y varias medidas del anterior plan quedan congeladas (aumento a programas sociales, apoyo a trabajadores en sectores afectados, proyectos con financiamiento externo, programas de vivienda). Un balance somero de cuánto se había avanzado con el Plan Anti-Crisis hasta ahora es: nada.
Se mantiene la improvisación y la incertidumbre. Más de la mitad de los 4,500 millones de soles anunciados, son unos “Fideicomisos regional” (sic con la inconsistencia gramatical) que “movilizarán” 2,600 millones de soles, y que nadie sabe en qué consisten y cómo funcionan. Mientras no haya un proyecto de crédito suplementario y una explicación clara, seguiremos sin saber cuánto de lo anunciado son recursos nuevos, y cuánto es pura propaganda. Lo presentado sigue sin ser un plan, sino sólo un listado de acciones,
¿Lograrán evitar la recesión? Imposible saber pero improbable. Por un lado, no se sabe realmente que harán de nuevo y con cuánta plata. Por otro lado, la capacidad de ejecución del gasto sigue siendo una interrogante. No sabemos, entonces, si el paquete de medidas del plan logrará evitar la recesión en el 2009.
Nada sobre el desequilibrio externo: habrá que enfrentarlo tarde o temprano. El nuevo Plan mantiene el autismo que la primera gestión de Carranza y la de Valdivieso han mantenido sobre el creciente desequilibrio externo. Las importaciones se han duplicado con este gobierno, y ante exportaciones en caída libre, la hemorragia de reservas internacionales es indetenible. Pero este “Plan” no alcanza a ver más allá de sus narices en el sector externo.
No hay ninguna transparencia, y el “comité de supervisión” está pintado en la pared. Sin metas, sin fechas de ejecución, sin responsables, no es posible supervisar nada.
Hay algunas buenas noticias, como la rebaja de los combustibles en “aproximadamente” 10%, el drawback aumentado a los exportadores no tradicionales, las compras a pymes y la refacción de colegios (anteriormente anunciadas).
El nuevo Plan mantiene un marcado sesgo pro-empresarial. Se aprobarán garantías especiales para las grandes empresas que entren en las “Asociaciones Público-Privadas”, convirtiéndolas así en negocios sin riesgo, asumiendo el riesgo el Estado. Los empresarios reciben 30 millones adicionales en subsidios (drawback), el nuevo “Fondo de Equidad” solo 100 millones. La mayor parte de los fondos es para empresas constructoras.
El nuevo Plan sigue siendo marcadamente centralista. En vez de aumentar el presupuesto de gobiernos regionales como les prometió Alan García, crean “fideicomisos” sin duda con el fin de controlar los fondos. A los municipios que se les cortó 400 millones de soles para programas sociales en el presupuesto 2009, ahora se les reponen 100 millones..pero es dinero que ya se les había prometido dárselos vía Foniprel ¡!
El empleo y los salarios están absolutamente ausentes. Ni una línea al respecto. Sólo se repite los 150 millones de soles para un programa de compras a pymes.
El nuevo Plan tiene muy poco para los sectores sociales. Han reinventado un “Fondo de Igualdad” que anteriormente diseño Carranza y que nunca funcionó. Se habla de una reforma de “Juntos” mezclándolo con empleo temporal y construcción de viviendas, que es como mezclar papas con camotes: para eso ya están los programas Construyendo Perú y Techo Propio. Sólo se ha precisado lo antes anunciado para infraestructura social, que sería para mantenimiento y refacción de colegios. Nada sobre salud, pensiones, grupos vulnerables, niños adultos mayores, programas alimentarios, comunidades, pueblos indígenas.
Todo lo social se concentra en programas controlados por apristas (Educación, Juntos, Trabajo, Vivienda) y nada para Mimdes y Salud. Tampoco hay nada sobre agricultura, y el anunciado “Sierra productora” del primer discurso, ya desapareció. ¿Dónde está Yehude y su gente? El balance político es claro: Yehude sigue cada vez con menos poder, Carranza es hombre de García.
Se mantiene la improvisación y la incertidumbre. Más de la mitad de los 4,500 millones de soles anunciados, son unos “Fideicomisos regional” (sic con la inconsistencia gramatical) que “movilizarán” 2,600 millones de soles, y que nadie sabe en qué consisten y cómo funcionan. Mientras no haya un proyecto de crédito suplementario y una explicación clara, seguiremos sin saber cuánto de lo anunciado son recursos nuevos, y cuánto es pura propaganda. Lo presentado sigue sin ser un plan, sino sólo un listado de acciones,
¿Lograrán evitar la recesión? Imposible saber pero improbable. Por un lado, no se sabe realmente que harán de nuevo y con cuánta plata. Por otro lado, la capacidad de ejecución del gasto sigue siendo una interrogante. No sabemos, entonces, si el paquete de medidas del plan logrará evitar la recesión en el 2009.
Nada sobre el desequilibrio externo: habrá que enfrentarlo tarde o temprano. El nuevo Plan mantiene el autismo que la primera gestión de Carranza y la de Valdivieso han mantenido sobre el creciente desequilibrio externo. Las importaciones se han duplicado con este gobierno, y ante exportaciones en caída libre, la hemorragia de reservas internacionales es indetenible. Pero este “Plan” no alcanza a ver más allá de sus narices en el sector externo.
No hay ninguna transparencia, y el “comité de supervisión” está pintado en la pared. Sin metas, sin fechas de ejecución, sin responsables, no es posible supervisar nada.
Hay algunas buenas noticias, como la rebaja de los combustibles en “aproximadamente” 10%, el drawback aumentado a los exportadores no tradicionales, las compras a pymes y la refacción de colegios (anteriormente anunciadas).
El nuevo Plan mantiene un marcado sesgo pro-empresarial. Se aprobarán garantías especiales para las grandes empresas que entren en las “Asociaciones Público-Privadas”, convirtiéndolas así en negocios sin riesgo, asumiendo el riesgo el Estado. Los empresarios reciben 30 millones adicionales en subsidios (drawback), el nuevo “Fondo de Equidad” solo 100 millones. La mayor parte de los fondos es para empresas constructoras.
El nuevo Plan sigue siendo marcadamente centralista. En vez de aumentar el presupuesto de gobiernos regionales como les prometió Alan García, crean “fideicomisos” sin duda con el fin de controlar los fondos. A los municipios que se les cortó 400 millones de soles para programas sociales en el presupuesto 2009, ahora se les reponen 100 millones..pero es dinero que ya se les había prometido dárselos vía Foniprel ¡!
El empleo y los salarios están absolutamente ausentes. Ni una línea al respecto. Sólo se repite los 150 millones de soles para un programa de compras a pymes.
El nuevo Plan tiene muy poco para los sectores sociales. Han reinventado un “Fondo de Igualdad” que anteriormente diseño Carranza y que nunca funcionó. Se habla de una reforma de “Juntos” mezclándolo con empleo temporal y construcción de viviendas, que es como mezclar papas con camotes: para eso ya están los programas Construyendo Perú y Techo Propio. Sólo se ha precisado lo antes anunciado para infraestructura social, que sería para mantenimiento y refacción de colegios. Nada sobre salud, pensiones, grupos vulnerables, niños adultos mayores, programas alimentarios, comunidades, pueblos indígenas.
Todo lo social se concentra en programas controlados por apristas (Educación, Juntos, Trabajo, Vivienda) y nada para Mimdes y Salud. Tampoco hay nada sobre agricultura, y el anunciado “Sierra productora” del primer discurso, ya desapareció. ¿Dónde está Yehude y su gente? El balance político es claro: Yehude sigue cada vez con menos poder, Carranza es hombre de García.
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