Publicado en Coordinadora Nacional de Radio el 01/02/2010
Un anunciado, desde meses atrás, Fenómeno El Niño, está causando estragos en la sierra sur. Cusco, Puno, Apurímac, y otras regiones, sufren lluvias torrenciales, que han causado decenas de muertos, el derrumbe de cientos de casas, carreteras y puentes inutilizados o destruidos, sembríos y animales perdidos. Pocos días antes, habíamos visto una noticia en primera plana: luego de 29 meses, se iniciaba la construcción de un nuevo hospital en Ica, donde un terremoto ocurrido hace 2 años y medio dejó sin casas y sin hospitales.
Esto sucede en el mismo país, que según la propaganda gubernamental, Avanza, y al decir de Alan García y sus ministros, es el al que mejor le va en Latinoamérica. ¡Si nuestro presidente ha llamado a apostarle a Chile a ver quién crece más!, aunque no ha tenido la mínima consideración de ir a visitar y ayudar en el terreno a los damnificados.
Como en otras oportunidades, la imprevisión del gobierno central es lo primero sobre lo que hay que llamar la atención. Que íbamos a tener, ese año, fenómenos atmosféricos inusuales, ya se sabía hace meses. Sabemos además que, debido al calentamiento global, los climas extremos van a ser más frecuentes y este tipo de lluvias intensas van a golpearnos más seguido. A pesar de eso, el gobierno no tuvo una postura fuerte en la Cumbre de Copenhague es sobre el tema, y carecemos de una estrategia para adaptarnos y prevenir mejor estos problemas.
Buena parte del problema de se debe al centralismo persistente. Con un gobierno que ha cortado el presupuesto a las municipalidades y que prefiere centralizar las obras mediante sus “Núcleos ejecutores” clientelistas, lo que prima es la ineficiencia y la corrupción. Por ejemplo, las intensas lluvias actuales han generado más derrumbes e inundaciones debido a la deforestación, ya que los bosques permiten captar mejor el agua que cae, retenerla y luego irla soltando de a pocos. Proyectos como el de la Municipalidad de Anta, en Cusco, que están reforestando sus laderas con 2 millones de árboles, permitirán reducir esos riesgos, aunque claro, para eso hace falta que los arbolitos crezcan.
Pero Alan García, en vez de promover estas experiencias descentralizadas, prefiere concentrarse en soltar al ladrón de Crousillat y en seguir con maniobras para lograr la impunidad para la corrupción del su gobierno, como el reciente nombramiento el ex - contralor Matute en cargo decorativo pero que le asegura su fidelidad.
Prevenir y actuar rápidamente frente a desastres como el de esta semana en el sur, exigen un gobierno que realmente se preocupe por los peruanos, y no sólo en los amarres que protegen al círculo de sinvergüenzas más un poco de circo, para las cámaras.
Enlace:
http://www.cnr.org.pe/nueva_web/pluma-y-oido.shtml?x=8288
Desastres y muertes en el país de las maravillas
martes, 2 de febrero de 2010
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