La Huelga Minera

viernes, 2 de noviembre de 2007

La Federación de Trabajadores Mineros inicia una huelga nacional el lunes 5 de noviembre próximo. Más allá de los reclamos específicos, las coordenadas de esta huelga la ubican en el centro de dos debates políticos nacionales. El primero son las demandas por una mejor distribución de las extraordinarias ganancias que están teniendo la empresas mineras debido a los altos precios de los metales en el mercado mundial. El segundo es la necesidad de reestablecer derechos laborales básicos, violentados por el abuso que significa el sistema de services, el despido de sindicalistas y los bajos salarios pagados.

Buena parte de los reclamos que sustenta la huelga minera están orientados, precisamente, a que los trabajadores mineros reciban una mayor parte de la renta minera. Los mecanismos son varios, destacando la distribución de utilidades a los trabajadores y la defensa de un régimen especial de jubilación para los trabajadores mineros. Dado que las empresas mineras generan pocos empleos, sus costos laborales son una pequeña proporción de sus costos totales, y pueden dar fuertes beneficios a los trabajadores sin que ello melle de manera importante sus ganancias. Al mismo tiempo, no debe olvidarse que la minería depende principalmente de la riqueza del recurso natural, que pertenece a toda la nación, por lo que el principal espacio hacia el que debe distribuirse mejor las ganancias extraordinarias de las empresas mineras es hacia la sociedad en su conjunto, y en particular hacia las regiones y provincias de nuestra serranía, donde esos recursos se encuentran. Por ello, la demanda común de una mejor distribución, compartida por trabajadores mineros, y por campesinos y pobladores, debe llevar a redoblar esfuerzos por mejorar las conexiones y alianzas entre ambos grupos.

Por otro lado, sin embargo, la huelga minera exige que se acabe el sistema de las services y se respeten los derechos laborales. En este sentido, comparten una demanda con el conjunto de trabajadores peruanos, y en particular con el movimiento sindical. No es sólo en la minería donde este sistema de services y despido de sindicalistas ha frenado enormemente la capacidad de los trabajadores de organizarse y defender derecho básicos y buscar mejores condiciones salariales, de trabajo y de seguridad y salud. También en los textiles, la agroindustria y diversos otros sectores, ha habido estos abusos, que el propio Alan García denunciara durante su campaña electoral y prometiera acabar con ellos. Recientemente, hemos visto a la ministra de Trabajo Susana Pinilla, en una actuación a saludar, fiscalizando e insistiendo en el respeto a los derechos básicos en la empresa Textil San Sebastián, aunque todavía no logra que efectivamente se repongan a los trabajadores y dirigentes despedidos. La huelga minera se justifica en este demanda por la lenidad del gobierno que sigue permitiendo situaciones completamente abusivas contra los trabajadores.
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Según un artículo reciente del Presidente García, los trabajadores mineros con esta medida de huelga serían unos perros del hortelano, que no comen ni dejan comer. En realidad, el problema está en la enorme injusticia de como se apropian de la riqueza minera quienes, en alianza con el gobierno, se apropian de recursos naturales que pertenecen a todos los peruanos. Y en la enorme injusticia de reglas laborales que impiden derechos laborales básicos. No hay que olvidar que es gracias al trabajo y esfuerzo de los trabajadores que las empresas mineras pueden terminar haciendo sus enormes ganancias. Los trabajadores no solo no son el perro del hortelano, son un componente esencial en la extracción del recurso y generación de las ganancias. Hacerles un espacio en la mesa con reglas más justa para su contratación, debe ser parte de nuevas reglas nacionales que repartan mejor la riqueza y aseguren los derechos laborales fundamentales para todos los peruanos.

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