Redistribución Inteligente: ¿Algún candidato?

domingo, 30 de abril de 2006

Bajo el capitalismo moderno, todos los países necesitan un Estado que tenga un rol redistribuidor. Uno de los grandes problemas nacionales es que el Perú aún no lo consigue hacer bien.

La competencia económica produce ganadores y perdedores, generando desigualdad que luego se perpetúa a través de la herencia y la familia. Cuando la competencia es global, los ganadores son menos y los perdedores más.

Ganar y perder en la competencia económica no es principalmente un asunto de esfuerzo personal, sino que en mucho depende de los recursos con que cada uno cuenta: capital, educación, conexiones sociales y políticas, habilidades innatas. Por ello el resultado no es justo, del mismo modo que no sería justo un partido de fútbol entre jóvenes de 20 años y niños de 8 años. Lo más grave es que cuando hablamos de “perdedores” estamos hablando de pobres que se empobrecen aún más, de niños que tienen que dejar de ir al colegio por trabajar y de enfermos que carecerán del dinero para recuperar su salud. Hay por ello imperativos éticos para que la sociedad actúe corrigiendo injusticias, y lo hace principalmente mediante el rol redistribuidor del Estado.

Dos problemas fundamentales enfrenta el Estado que quiera cumplir esta labor. El primero es evitar que los programas sociales sirvan para perpetuar dictaduras, como sucede cuando se presenta estos programas como una dádiva del gobernante-caudillo de turno (Fujimori llevó esto al extremo). El segundo, es que esos recursos no promuevan corruptelas y comechados, sino más bien sean una palanca para el desarrollo personal, familiar y comunal. Es necesaria una fuerte redistribución, orientada a fortalecer la democracia, generando derechos sociales, y a promover el desarrollo, generando capacidades personales y comunales.

Pero la dificultad mayor es que redistribuir demanda afectar los intereses económicos de quienes concentran la riqueza. En nuestro país, todavía no logramos gobernantes que realmente quieran redistribuir algo más que migajas.

¿Cree usted que alguno de los candidatos presidenciales que han pasado a la segunda vuelta sería efectivamente redistribuidor? ¿Cree que alguno lo haría de manera inteligente? Estas son preguntas fundamentales para tomar la decisión de a quien otorgar nuestro voto.

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