Como no ser de Oposición

viernes, 8 de julio de 2005

Trato de no ser de oposición; me esfuerzo por poner por delante las cosas positivas que las negativas y en enfatizar propuestas antes que realizar críticas. Pero la verdad es que el gobierno y los poderes fácticos me la han puesto difícil estos últimos meses.

Veamos la serie de desaciertos que dificultan mi afán constructivo. Comenzó con el pedido del gobierno de 140 millones de soles para el programa “Juntos”, sin que se supiera como iba a funcionar ni a quienes se iba a dar la ayuda, pero con un innegable tufillo electorero. Siguió con la aprobación de una ley que permite que a los corruptos se les considere los años que pasan bajo detención domiciliaria como si fuesen de cárcel. Se añadió una propuesta para que los partidos puedan tener financiamiento sin que se sepa la fuente, modificando la ley que los congresistas habían aprobado hace apenas dos años. Luego, hemos conocido que los estudios para la carretera transoceánica están mal hechos, que se van a hacer contratos sin el diseño definitivo, y que por la forma de contratación empresas extranjeras van a ganarse unos US$ 100 millones extras. Finalmente lo más grave, porque definirá nuestro futuro por décadas, es que se insiste con una propaganda pro-TLC “sí o sí” obviando los enormes costos que traerá y sin informar adecuadamente a la ciudadanía. La lista de desaciertos se alarga cada día, con una serie de medidas interesadas que uno no puede sino criticar.

Siendo estos los temas que dominan la agenda pública, ¿para qué hablar de propuestas interesantes sobre lo que podríamos hacer? ¿cómo dedicarle tiempo a hablar de la lucha contra la pobreza, el desarrollo rural, la reforma de la salud, los necesarios cambios institucionales o las estrategias para lograr una competitividad inclusiva? ¿de qué sirve hablar de cosas buenas que se podrían hacer si nuestros dirigentes políticos y empresariales no tienen interés?

Aunque nos guste discutir sobre las políticas necesarias para el desarrollo nacional, tal vez tan importante como identificar las buenas medidas sea evitar las malas políticas, que pueden estar ocasionadas por error o por intereses muy específicos que se imponen al interés nacional. Para ello, alzar la voz para criticar nos parece un deber.

¿Porqué predomina ahora la necesidad de la crítica?
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Es un resultado de los ritmos de la política en el ciclo electoral. En las épocas electorales, predominan las promesas, pero también empiezan a circular algunas ideas de reforma e iniciativas de cambio. Iniciado el gobierno, es el momento de la aplicación, y cuando las ideas de reforma tienen que precisarse y convertirse en medidas prácticas y cambios concretos. Este es el mejor tiempo mejor los debates más profundos y fructíferos. Cuando se acerca el final del gobierno es que las malas iniciativas abundan. En esta etapa los gobiernos ya se encuentran cansados y sin grandes perspectivas de reforma; mas bien están desesperados por hacer cosas que les ganen votos y buenos recuerdos, sin importarles mucho lo que pase después.

Ojalá la respuesta ciudadana pueda evitar las peores barrabasadas y haga que la discusión electoral que se viene esté concentrada en ideas de reforma y no en promesas demagógicas. El Perú lo necesita.

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