Fotocheck: la crisis internacional y el Perú

miércoles, 29 de octubre de 2008


Está fuertaza. En el lado financiero, la desconfianza es total. No es para menos, ya que miles de millones de bonos hipotecarios triple A resultaron valer nada: una especie de CLAE multiplicado por un millón. La quiebra de instituciones financieras no ha terminado y el crédito está paralizado. Los bancos del centro (EEUU) absorben capitales de la periferia (países en desarrollo) para poder sostenerse.

Socialismo de los ricos. La estatización de Fannie Mae y Freddie Mac es la más grande de la historia, apropiándose el gobierno EEUU de activos por 6´´000,000´000,000 de dólares. Siguen más intervenciones. La cantidad de dinero que está metiendo el gobierno EE.UU para rescatar a sus financieras es impresionante.

La crisis no es sólo financiera. Las economías gringa y europea ya están en recesión, que se va agudizar y no será corta. La paralización de crédito y la crisis inmobiliaria han detenido la construcción y el conjunto de la economía. Los impactos recesivos de la crisis financiera están en plena fase de expansión.

Primer golpe en Perú. El BCR ha vendido 1,500 millones de dólares en diez días para evitar un alza del tipo de cambio. ¿Se trata de especulación interna o salida de capitales? Está por verse si este movimiento implicará un recorte del crédito interno y la magnitud de éste. También está por verse como reaccionará el BCR y cuanto golpeará nuestro crecimiento.

Segundo golpe en Perú. Los precios de los metales han caído fuertemente antes de esta última agudización de la crisis, y caerán más. El cobre que llegó a estar a 4 dólares la libra, ahora está en 3.25. ¿Cuánto más caerán los metales? Sólo el oro sube en vez de bajar, porque sirve como refugio de valor ante la desconfianza en los bancos.

Menos gasto público. La caída de precios internacionales se reflejará en menos impuesto a la renta (30%) y menos canon regional y municipal. Valdivieso tiene pretexto para recortar el gasto público, aunque igual podría responder con más impuestos a los más ricos. Consejo a los gobiernos regionales y locales con canon: mejor guarden pan para mayo y no se apuren en gastar.

Tercer golpe en Perú. La demanda por exportaciones no tradicionales va a bajar. El TLC entrará en vigencia en el peor momento: cuando EEUU no quiere comprar sino vender. Paradoja anti-García: venderemos más textiles a la Venezuela de Chávez que a los EEUU!

Precio de los alimentos y petróleo abajo. La tendencia a la baja de estos precios ayuda al gobierno en la lucha antiinflacionaria. Gracioso del Castillo: cuando los precios internacionales suben, la inflación es externa; cuando los precios internacionales bajan, la inflación cae gracias al gobierno.

Con la guardia baja. Es verdad que tenemos muchas Reservas Internacionales, lo que nos ayuda. Pero la hiper-acelerada con apertura del gobierno ha llevado a un déficit externo que venía creciendo muy rápidamente. Por su imprudencia podemos irnos de narices.

¿Una nueva economía mundial? No, no es el fin del neoliberalismo. Es como la crisis de los Savings & Loans cuando Reagan. Solo es el fin de una burbuja financiera gigantesca, que requerirá una regulación financiera básica para estos intermediarios de bonos y titulizaciones que trabajaban sin supervisión prudencial. La siguiente década todavía veremos TLCs, movimientos de capitales y FMI.

La crisis internacional y el Perú

sábado, 25 de octubre de 2008

Hay en estos momentos una crisis financiera internacional muy fuerte. La desconfianza en los bancos de inversión es total. No es para menos, ya que miles de millones de bonos hipotecarios triple A resultaron valer nada: una especie de CLAE multiplicado por un millón. La quiebra de instituciones financieras no ha terminado y el crédito está paralizado.

La alternativa que ha presentado Bush es el Socialismo de los ricos. Es decir, esa política por la cual cuando hay ganancias, se las quedan los grandes capitalistas, cuando hay pérdidas, las cubren los contribuyentes. La cantidad de dinero que está metiendo el gobierno EE.UU para rescatar a sus financieras es impresionante: con los 700 mil millones que propone adicionar ahora, superará los 1,5 millones de millones de dólares, o sea cómo cien veces toda la deuda pública externa peruana o doscientas veces todo el gasto social que hace el Estado anualmente.

Las economías gringa y europea ya están en recesión, la que se va agudizar y no será corta, debido a la paralización de crédito y la crisis inmobiliaria. Los impactos recesivos de la crisis financiera están en plena fase de expansión, y van a golpear también a las economías de China e India.

Un primer golpe sobre el Perú han sido los 1,500 millones de dólares que el BCR ha vendido en diez días para evitar un alza del tipo de cambio. Es muy probable que esto implique un corte del crédito debido a que en el último año éste se ha sustentado en préstamos del exterior.

Un segundo golpe en Perú se sentirá a través de los precios de los metales. Estos ya han caído fuertemente antes de esta última agudización de la crisis, y caerán más. El cobre que llegó a estar a 4 dólares la libra, ahora está cerca de 3. ¿Cuánto más caerán los precios de los metales? No se sabe con exactitud. Sólo el oro sube en vez de bajar, porque sirve como refugio de valor ante la desconfianza en los bancos.

La caída de precios internacionales de los metales se reflejará en menos impuesto a la renta (30%) y menos canon minero. Al mismo tiempo, el ministro Valdivieso recorta el gasto público, aunque igual se podría responder con más impuestos a los más ricos. Un consejo a los gobiernos regionales y locales con canon: mejor guarden pan para mayo y no se apuren en gastar.

Un tercer golpe para el Perú es que la demanda por exportaciones no tradicionales, como confecciones, espárragos o alcachofas, va a bajar. El TLC entrará en vigencia en el peor momento: cuando EEUU no quiere comprar sino vender.

Pero no todo es malo: los precios de los alimentos y del petróleo se vienen abajo, ayudando al gobierno en la lucha antiinflacionaria. También tenemos muchas Reservas Internacionales, lo que nos ayuda. Pero el gobierno ha tenido una política de hiper-acelerada económica, con mayor apertura a las importaciones, que ha llevado a un déficit externo creciendo muy rápidamente. Por su imprudencia podemos irnos de narices.

La política del gobierno ha sido como la de un chofer de ómnibus interprovincial que, justo cuando se acerca al Pasamayo, empieza a acelerar y a recalentar sus frenos. Ahora ya estamos en el Pasamayo. Ojalá no nos estrelle.

Ajuste estilo FMI

martes, 21 de octubre de 2008

Tenemos un nuevo ministro de economía, que aplica una nueva política. Bueno, nueva, que digamos nueva, no. Distinta a la de Carranza, sin duda. Pero la política de ajuste macroeconómico que está empezando a aplicar el ministro Luis Valdivieso es de lo más viejo y probado que hay.
Hace 30 años, cuando yo aún ni era estudiante de economía, la entonces funcionaria del FMI que venía al Perú a imponer sus políticas, Linda Koenig, planteaba las mismas políticas de ajuste. Hoy, “otra vuelta la burra al trigo”, como decía mi mamá.

Los funcionarios del FMI funcionan como doctores que tienen una sola receta: ajuste neoliberal. Ellos no creen que - igual que la gente- cada país tiene características propias y puede tener distintos problemas. Por eso, para los del FMI no hace falta auscultar el paciente: basta copiar siempre la misma receta. Ya Joseph Stiglitz reveló años atrás el bochornoso incidente en el cual una misión del FMI fue descubierta haciendo “copy-paste” del informe de un país para presentarlo a otro.

El FMI es hoy un organismo en crisis y desprestigiado por el total fracaso de sus políticas, en especial por la crisis que provocó en Argentina el 2000. Valdivieso es además un funcionario que no ha tenido ningún análisis o estudio de la economía peruana en 30 años. ¿Sin saber lo que pasa en el Perú, qué otra cosa iba a hacer Valdivieso sino repetir la misma vieja y desprestigiada política del ajuste neoliberal del FMI?

SI, HAY PROBLEMAS A LA VISTA
Pero aún quien propone siempre las mismas recetas, tendrá algunos aciertos. Como un reloj parado, que da la hora exacta dos veces al día. En este caso, Valdivieso tiene razón en la necesidad de reducir el ritmo de crecimiento de la demanda. Un par de datos lo muestran.
El más resaltado ha sido la inflación: cuando la demanda crece más que la oferta, los precios tienden a subir. La inflación ha saltado a 7%, si consideramos como se debe los precios de todo el país y no sólo de Lima. Más del doble de la meta tope del BCR. Y si bien la inflación importada ha sido alta, los productos nacionales también han subido, y siguen en alza a pesar de que los precios internacionales empiezan a caer.

El otro indicador es el de las importaciones. En este caso, si la demanda aumenta más que la producción nacional, se compra más del exterior. En el primer semestre de este año las importaciones han aumentado la friolera de 59%, cinco veces más que nuestra producción (PBI), y se proyecta que en el año alcancen US$ 27 mil millones de dólares.

Nuestro equilibrio con el exterior no está aún en estado crítico, gracias a exportaciones sustentadas en precios de los metales excepcionalmente altos. Pero si combinamos el acelerado crecimiento de las importaciones con la caída de precios de los metales que se ha iniciado el mes pasado, los problemas están a la vista.

Valdivieso también tiene razón en resaltar la responsabilidad en el sobrecalentamiento económico del Banco Central de Reserva, que favoreció un enorme crecimiento del crédito (de ocho mil millones de dólares en el último año) y no ha sabido controlarlo hasta la fecha. Las respuestas de Julio Velarde, Presidente del BCR, echándole toda la culpa a la inflación externa y proponiendo que combatamos la inflación sembrando verduras en las azoteas, son realmente ridículas.

Ojalá Valdivieso, o al menos Lourdes Flores, jefa del partido al que pertenece Velarde, puedan hacerlo entrar en razón y lo convenzan de regular un poco a los banqueros, en aras de defender la estabilidad macroeconómica. ¿O no hemos aprendido las lecciones de la reciente crisis norteamericana, provocada precisamente por haber dejado a los financistas sin control? ¿Hasta cuándo vamos a dejar que los bancos hagan lo que quieran, para que luego paguemos todos los peruanos los platos rotos?

EXCESO DE DEMANDA ¿DE QUIENES?
Desde luego, decir que los peruanos estamos consumiendo demasiado, en un país con más de 40% de pobreza, o que hay mucho gasto público cuando los hospitales se caen a pedazos y los caminos rurales son un desastre, parece absurdo. Es que, efectivamente, ni el gasto de la enorme mayoría de peruanos ni el gasto público son excesivos. Todo lo contrario, son deficitarios en relación a las necesidades.

Pero sí ha habido un crecimiento excesivamente rápido del gasto a nivel macroeconómico, es decir, de la suma de todos los peruanos. Lo que sucede es que, aunque la gran mayoría de los peruanos consume muy poco y el estado tiene bajos niveles de gasto e inversión social, por otro lado hay un grupo de peruanos y de empresas trasnacionales que concentran los ingresos y que gastan demasiado.

Recordemos que en la economía, no vale el “una persona un voto”. Lo que cuenta son los soles. Más soles tienes, más vales y más impacto tienes en la economía. Así, los 11 millones de peruanos pobres, que según las cifras oficiales en tres años han aumentado su consumo en 75 céntimos diarios, suman 3 mil millones de soles adicionales. Esto no es ni el 1% del PBI, mientras en ese periodo el PBI ha crecido 25%. Es decir, los pobres no han recibido ni la veinteava parte del crecimiento. Podemos asegurar que no es por ellos que el consumo ha crecido mucho.

Por otro lado, los dueños de una veintena de empresas mineras aumentaron sus ingresos en 25 mil millones de soles: 8 veces más. También AFPs, bancos y grandes empresas en general han tenido utilidades récord. Está a la vista que hay en Lima una clase alta que se ha enriquecido. ¿Quiénes entonces son entonces los que están gastando demasiado?

DISTINTAS RECETAS
La receta del ajuste neoliberal de Valdivieso es, sobre todo, ajustar al gasto público: menos gasto en educación y en inversiones regionales. Nada de ajustar a “los de arriba”, nada de cobrar más impuestos a los que concentran la riqueza. ¡Si hasta mantiene cientos de millones de soles en subsidios de combustibles a las empresas mineras!

Si se optara por una opción que redujera los ingresos de los de arriba, se podría al mismo tiempo reducir el acelerado crecimiento de la demanda macroeconómica, y mantener e incluso ampliar el gasto social y en inversión regional. De esa manera, además, se podría ir mejorando las posibilidades de crecimiento económico en el mediano plazo, con mejor infraestructura y una población más educada y saludable.

Pero ya sabemos que para Alan García, a bancos, trasnacionales y mineras no se les puede tocar ni con el pétalo de una rosa. Por eso es que tenemos al FMI de ministro de economía.
Publicado en CNR

FONIPREL: nuevo centralismo para el ajuste

domingo, 19 de octubre de 2008

Para justificar su recorte de 545 millones de soles de inversiones del presupuesto ordinario 2009 a los gobiernos regionales, el Ministro Luis Valdivieso y el Premier Jorge del Castillo han dicho que les darán recursos a las regiones mediante un nuevo mecanismo, llamado FONIPREL. Ellos dicen que es mejor porque el Fondo de Promoción a la Inversión Pública Regional y Local es un fondo concursable. La verdad es que solo es un nuevo centralismo, orientado en esta etapa a recortar el presupuesto otorgado a las regiones y reforzar el control político del alanismo.

Si queremos entender un fondo concursable como el FONIPREL, la clave está en cómo se concursa. El 60% del puntaje del concurso depende de que el proyecto sea calificado como “bueno” o “malo”, sin criterios objetivos de por medio. Quienes califican son los mismos funcionarios del Ministerio de Economía y Finanzas que dirigen el criticado SNIP – Sistema Nacional de Inversión Pública, ya prácticamente destrozado por el gobierno aprista.

¿Alguien puede creer que un grupo de funcionarios del Ministerio de Economía tiene la capacidad de saber si es mejor poner agua potable en el distrito de Santo Domingo, provincia de Morropón, Piura, que construir un colegio en Anta, Cusco? ¿O que esos funcionarios sentados en Lima pueden saber si construir un puente en un caserío de Aguaytía es necesario y si la forma de construirlo es la mejor? Es evidente que NO, contundentemente NO.

El SNIP, con todos sus problemas, tiene cierta lógica. Es un sistema, hay normas y criterios que lo ordenan y opera mediante oficinas descentralizadas o desconcentradas para la mayoría de proyectos pequeños y medianos. Pero, ¿tiene lógica plantear que la evaluación de proyectos de inversión, cientos o miles de ellos, los hagan íntegramente unos funcionarios del Ministerio de Economía, sentados en Lima? Como diría un antiguo jefe mío, “eso no tiene ni pies ni cabeza”.

El FONIPREL es tan absurdo, que no permite que se presenten proyectos de promoción y prevención de la salud ni proyectos relacionados a mejorar la gestión del medio ambiente. ¡Que sabrá el Ministerio de Economía de Desarrollo!

¿Cuál es, entonces, el verdadero sentido del FONIPREL? ¿Para qué quitan presupuesto ordinario a las regiones y se lo dan a esta nueva entidad? El FONIPREL le da al Ministerio de Economía mayor facilidad para recortar el presupuesto de gobiernos regionales y locales, echando mano del viejo pretexto de que los proyectos que presentan son malos y no tienen capacidad. Claro que será el Ministerio de Economía el “tremendo juez” que decidirá que proyecto es bueno y cuál es malo para los 1,900 distritos, 190 provincias y 26 regiones del país.

El FONIPREL tiene otro objetivo: presidente regional o alcalde que critique al gobierno, le cortarán los fondos. Adiós a la limitada autonomía existente. O si no, ¿por qué el gobierno no permite que sean las propias asociaciones de gobiernos regionales y municipios los que dirijan el FONIPREL?

Alan García dijo alguna vez que en política no hay que ser ingenuos. El FONIPREL es un engañamuchachos que busca esconder una nueva arremetida centralista.

Otra lucha contra la inflación es posible

Entre setiembre del 2007 y agosto del 2008, los precios han subido en Cusco en 12,5%, en Moyobamba 11,4%, en Huaraz 11,3%; en Chiclayo 10,3%, en Piura 8,4% y en Lima 6,3%. La inflación nacional ha saltado a 7%, si consideramos -como se debe- los precios de todo el país y no sólo los de Lima. Esa cifra duplica la meta tope de inflación fijada por el BCR.

Los más afectados por esta alza de precios han sido los trabajadores, cuyos sueldos y salarios siguen congelados; las familias pobres, que dedican la mayor parte de su presupuesto a alimentos que son los productos que más han subido; y las regiones del interior del país, donde la inflación ha sido mayor.

LAS CAUSAS DE LA INFLACION
La inflación es sobre todo un fenómeno macroeconómico. El problema no es el pollo; el alza de precios es generalizada, aunque algunos productos suban más que otros. Y las causas no son solamente externas, como dice el gobierno tratando de lavarse las manos, también la política económica actual es causante de la inflación.

La explicación más básica de una inflación como la que tenemos en el Perú de hoy, es que la demanda ha aumentado más que la oferta. Al mismo tiempo que hay mayor demanda por los diversos productos, la oferta no ha crecido al mismo ritmo, porque el gobierno no ha promocionado la agricultura.

Desde luego, decir que los peruanos estamos consumiendo demasiado, en un país con más de 40% de pobreza, o que hay mucho gasto público cuando los hospitales se caen a pedazos y los caminos rurales son un desastre, parece absurdo. Es que, efectivamente, ni el gasto de la enorme mayoría de peruanos ni el gasto público son excesivos. Todo lo contrario, son deficitarios en relación a las necesidades.

Lo que sucede es que, aunque la gran mayoría de los peruanos consume muy poco y el estado tiene bajos niveles de gasto e inversión social, por otro lado hay un grupo de peruanos y de empresas trasnacionales que concentran los ingresos y que gastan demasiado. Esto está generando la inflación.

Recordemos que en la economía, no vale el “una persona un voto”. Lo que cuenta son los soles. Más soles tienes, más vales y más impacto tienes en la economía. Así, los 11 millones de peruanos pobres, que según las cifras oficiales en tres años han aumentado su consumo en 75 céntimos diarios, suman 3 mil millones de soles adicionales. Esto no es ni el 1% del PBI, mientras en ese periodo el PBI ha crecido 25%. Es decir, los pobres no han recibido ni la veinteava parte del crecimiento. Podemos asegurar que no es por ellos que el consumo ha crecido mucho.

Por otro lado, los dueños de una veintena de empresas mineras aumentaron sus ingresos en 25 mil millones de soles: 8 veces más. También AFPs, bancos y grandes empresas en general han tenido utilidades récord.

DISTINTAS RECETAS
Frente a la inflación, la receta del ministro Valdivieso, siguiendo los tradicionales moldes del FMI es reducir el gasto público: menos gasto en educación, programas sociales e inversiones regionales. Nada de ajustar a “los de arriba”, nada de cobrar más impuestos a los que concentran la riqueza. ¡Si hasta mantiene cientos de millones de soles en subsidios de combustibles a las empresas mineras!

Dado el fuerte impacto de la inflación sobre los bolsillos populares, es necesario un plan alternativo al que está implementando el gobierno. Si se optara por una opción que redujera los ingresos de los de arriba, se podría al mismo tiempo reducir el acelerado crecimiento de la demanda macroeconómica que provoca inflación, y mantener e incluso ampliar el gasto social y en inversión regional. De esa manera, además, se podría ir mejorando las posibilidades de crecimiento económico en el mediano plazo, con mejor infraestructura y una población más educada y saludable.

Muchas otras políticas deben cambiarse en el Perú; las aquí propuestas solo contemplan aquellas relacionadas al objetivo de controlar la inflación.

En el terreno de la regulación de la moneda y el crédito, convendría reducir el acelerado crecimiento del crédito, mediante las siguientes medidas:
o Elevar los encajes a los préstamos que los bancos obtienen del exterior.
o Elevar las tasas de interés del BCR, hoy negativas en términos reales.
o Regular de manera más estricta los créditos de consumo (tarjetas de crédito, etc).

Por el lado del presupuesto público, se puede elevar el superávit fiscal para reducir la demanda agregada, pero sin los recortes al gasto social que va a hacer el gobierno, mediante:
o Un impuesto a las sobreganancias mineras y a las ganancias en bolsa de valores.
o Elevación de impuesto a la renta a los sectores de altos ingresos.
o Elevación de impuestos a productos de lujo (carros de lujo, yates, etc).
o Eliminación del subsidio a los combustibles que reciben las empresas mineras.
o Aumentar el gasto social, en infraestructura y en inversiones descentralizadas, financiado con estos ingresos adicionales, dentro de la mayor meta de superávit.

Esto debiera complementarse con políticas para sostener el crecimiento económico y reducir las presiones inflacionarias en el mediano plazo, como:
o Priorizar las inversiones públicas en infraestructura (carreteras y puertos).
o Asegurar un abastecimiento de energía (gas y electricidad) a precios competitivos.
o Priorizar las políticas de promoción agropecuaria, en particular hacia los pequeños productores y comunidades campesinas y nativas.
o Establecer una protección arancelaria adecuada para la industria nacional.

Finalmente, deben plantearse políticas sociales para defender a los pobres de la inflación y generar capital humano que sostenga un crecimiento futuro, tales como:

o Aumento del presupuesto de los programas sociales, para cubrir el alza de los precios y la ayuda adicional que debe darse a las familias.
o Avanzar hacia el aseguramiento universal en salud, para que las familias pobres no tengan que pagar cuando tienen un problema de salud.
o Aumento del salario mínimo.
o Reajuste de salarios mediante el restablecimiento de los derechos a la sindicalización y la negociación colectiva, negados en la práctica al permitirse los despidos de dirigentes y las services.

Con estas medidas se puede controlar la inflación, mantener el crecimiento y mejorar las condiciones de vida de los pobres. Es sólo cuestión de una decisión política de gobernar para las mayorías y no para el FMI.

Receta anti-crisis

viernes, 10 de octubre de 2008

El nuevo gabinete que se estrenará la próxima semana estará marcado por la crisis económica. Si bien empieza en medio de una crisis política causada por la corrupción, lo que tendrá efectos más fuertes y duraderos es la crisis financiera internacional.

A estas alturas, es evidente que fue un grave error el que cometió el Presidente García hace dos semanas cuando dijo, siguiendo como de costumbre a la mayoría de economistas de derecha, de que el país estaba “blindado frente a la crisis”. En el último mes, la bolsa de valores ha caído en % (sumando - % en el año), el BCR ha tenido que vender más de 3,000 millones de dólares e inyectar …al sistema financiero, el dólar ha subido hasta 3.10 y los afiliados a las AFPs- Fondo 3 han perdido % de su dinero. Y sólo estamos viendo el comienzo.

En el momento actual, la crisis financiera internacional puede entenderse como que estamos en medio de un terremoto: no sabemos si lo peor ya pasó o está por venir, ni sabemos si se acaba dentro de poco o demorará mucho, ni mucho menos sabemos cuántas casas y edificios se caerán. Mucho menos sabemos cómo será la posterior reconstrucción. Lo que sí sabemos es que no se trata de un temblorcito, de un susto sin mayores consecuencias: éste es un terremoto y de los fuertes.

Pero sí sabemos que hemos visto solamente los primeros impactos, los más rápidos y violentos, de la crisis, que son los financieros. A nivel internacional es claro que cuando menos por un par de años, el crecimiento económico se va detener, los precios de las materias primas van a estar bajos, los inversionistas van a estar nerviosos y poco dispuestos a arriesgar en países subdesarrollados, y la banca internacional y los Estados Unidos ya no tendrán el poderío de antes.

La responsabilidad del gobierno
En el Perú, esta crisis también se parece a un huracán, esos fuertísimos vientos y lluvias que asolan de vez en cuando partes del hemisferio norte. Las ciudades y regiones que cada cierto tiempo sufren huracanes tienen ventaja sobre quienes sufrimos terremotos: los huracanes se anuncian. A veces se van a otro lado, a veces son más fuertes o más débiles de lo pensado, pero hay alertas que permiten prepararse para su llegada.

Esta crisis internacional fue así. Recuerden que fue el año pasado que salieron a luz los primeros problemas y que la Fed, el banco central norteamericano, tomó las primeras medidas de respuesta. Pero aquí Luis Carranza (ex-ministro de economía y hoy consejero presidencial), Julio Velarde (Presidente del BCR) y Alan García insistieron en que no pasaba nada, y aplicaron políticas que nos han puesto en situación vulnerable.

La reducción de aranceles llevó a un crecimiento de las importaciones superior al 50% y aun déficit con el exterior (cuenta corriente) de 4% del PBI, que se registra a pesar de los altísimos precios de las materias primas. A su vez, Julio Velarde favoreció la entrada de capitales golondrinos, cuando desreguló a los bancos los que sacaron préstamos de corto plazo del exterior por 3 mil millones de dólares, que seguramente saldrán del país en los próximos meses.

Golpea duro. Especulacion AFPs.

Crisis internacional: en medio de un terremoto

La actual crisis financiera internacional es como un terremoto: sabemos que estamos en medio de él, pero no sabemos si está por terminar o si vendrá un remezón peor. Tampoco sabemos cuántas casas y edificios se caerán. Menos todavía podemos saber cómo se reconstruirá la ciudad después del sismo.

Pero de lo que no cabe duda es que estamos en medio de un terremoto. No es un temblorcito. No es algo que pasa sin más consecuencias que un ligero susto. No, es un terremoto y de los grandes.
Los expertos coinciden en que desde el crack de 1929, hace casi 80 años, el mundo no había vivido una crisis financiera de esta magnitud.Lo primero que sorprende, entonces, es que el Presidente de la República no se manifiesta al respecto. Sí, es verdad que está en medio de otro terremoto, causado por la revelación de una fuerte corrupción en su gobierno. El mismo Alan García se ha reunido con algunos de los corruptos más de una vez. Pero aún en esas condiciones es increíble que sobre la crisis internacional, dos semanas después de que esta se revelaran con toda su fuerza, y diez días después de que dijera la barbaridad de que esto no nos iba a afectar para nada, el Presidente García no diga ni pío sobre el tema y prefiera hacer declaraciones orientadas a mantener la impunidad en torno a la muerte de cuatro campesinos en Ayacucho y una señora embarazada a manos de una patrulla militar.
El terremoto internacional tiene muchas diferencias, pero algunos parecidos con la crisis de corrupción de Perú: personajes inescrupulosos, abuso total de los dineros del público, un estado permisivo y cómplice, desregulación y privatización. También algunas consecuencias de estas dos crisis son parecidas, como la confianza de la gente, que en ambos casos prácticamente ha desaparecido. La diferencia en este caso es que, en la crisis financiera, la gente tiene una salida, que es retirar su dinero de los bancos y financieras, aunque sea tras haber perdido 30% o 40% del mismo. En cambio, ante la pérdida de confianza en el gobierno poco es lo que podemos hacer de manera individual, y la búsqueda de opciones colectivas, es más lenta y difícil.

Recién estamos viendo las primeras consecuencias de la crisis internacional sobre nosotros: alza del dólar con sus duros efectos sobre quienes tienen deudas en esa moneda y caída de la bolsa de valores que afecta también a los afiliados a las AFPs. Otros efectos los veremos en los próximos meses, dependiendo de la reacción del gobierno. La caída del precio del cobre y otras materias primas reducirá los ingresos fiscales, pero el gasto público en educación, salud y carreteras sólo se afectará si predomina la clásica visión fondomonetarista del ajuste. El crédito posiblemente se haga más difícil de obtener y suban las tasas de interés, por lo que pagar deudas en la medida de lo posible es una medida prudente. El crecimiento económico se detendrá, y con ello el empleo. Pero recuerden que estamos en medio de un terremoto. No se puede saber cuánta más crisis tenemos por delante ni cómo se resolverán las cosas al final.

¿El fin del neoliberalismo?

domingo, 5 de octubre de 2008

Pocas veces en la historia quienes defienden la idea de que el “libre mercado” es el camino al progreso, se habrán visto más apabullados por la realidad que estas últimas semanas.

Primero acto: los grandes líderes de ese “libre mercado”, las grandes empresas financieras internacionales, han mostrado su enorme fragilidad. Quienes conocían mejor que nadie adónde invertir el dinero, ahora resulta que han perdido trillones. Disculpen el error: han hecho perder a quienes confiaron en ellos, a quienes les entregaron su plata para que se la administren, trillones. Y en varios casos, algunos de estos gerentes luego de perder billones, han recibido “paquetes de compensación” que dejan chicos a los 15 millones de dólares que Fujimori entregó a Montesinos como su “CTS”.

Segundo acto: estos financistas “libre mercado” corrieron a pedirle ayuda a Mr. Bush. Es decir, han corrido a pedir que el Estado haga precisamente lo que nos han dicho durante años que es muy malo: que el gobierno intervenga. Adiós ideologías, lo único que les importa ahora es que salven sus bolsillos.

Tercer acto: ese mismo Bush que bajo la bandera de la libertad de empresa se dedicó a rebajarle impuestos a los ricos para que hicieran más ganancias, que recortó la ayuda a los pobres porque decía que eso los “malacostumbraba” a andar pidiendo, que pregona por el mundo que lo mejor es el “libre mercado” de los TLC, gasta 300 mil millones de dólares en salvar a Fannie Mae, Freddie Mac y AIG y ahora se dispone a gastar otros 700 mil millones para seguir salvando a sus amigos, los que malversaron la plata de la gente.

¿Con qué cara nos van a hablar ahora del “libre mercado”? ¿Quién va a creerle una palabra a Bush, ahora que venga a la cumbre del APEC a promover la apertura de las economías, la libertad para sus capitales financieros y el predominio de sus trasnacionales como forma de integración mundial?

¿Que cambiará en la economía mundial?
Es indudable que habrá mayor regulación bancaria y financiera. Muchos de los “bancos de inversión” y ¨hedge funds” que hoy funcionan con enorme liberalidad, van a cerrar o estar severamente controlados. Al mismo tiempo que habrá mayores regulaciones nacionales, se abrirá un periodo de discusión y negociación para una nueva arquitectura financiera internacional., dado que la crisis rebasa fronteras y demanda respuestas a otro nivel. Si con la crisis asiática de 1997 cayeron las pretensiones del FMI de imponer la libre movilidad de capitales en el mundo pero los EE.UU y sus financieras siguieron promoviéndola, hoy ya esa alternativa está totalmente desprestigiada.

¿Implicará esta crisis que otras políticas del neoliberalismo se revertirán, y que pasaremos a ver más políticas industriales y sectoriales, más comercio justo y menos TLCs, mejor protección a los sindicatos y los derechos laborales, sistemas tributarios más justos, estados con mayor presencia social? La historia al respecto no está escrita aún. Cuánto se superen las reformas neoliberales dependerá de un complejo proceso en el que la batalla de las ideas y la organización política de las alternativas serán la clave.

Historia del Neoliberalismo
Desde los años 80, en casi toda América Latina y África, las misiones del FMI y el Banco Mundial obligaron a los países acogotados por la deuda externa a aplicar estas políticas.

En el Perú, las impuso Fujimori entre 1991 y 1992. Eliminó derechos laborales, hizo legal llevarse del país un millón de dólares en un maletín sin ninguna supervisión, desreguló a la inversión extranjera, legalizó la dolarización bancaria, desprotegió a la industria y al agro de la competencia extranjera abusiva, privatizó las empresas públicas y creó el sistema de AFPs, dando paso al predominio del “libre mercado”. El Director del FMI de entonces, Michel Camdessus, dijo que las políticas peruanas sonaban como “música celestial para sus oídos”

Cuando una década después se vieron los resultados de esas políticas, se encontró que el crecimiento económico era menor que antes de la crisis, que la distribución del ingreso había empeorado y que los gobiernos estaban más débiles y corruptos. Quienes han tenido más éxito en el mundo, como China e India en la última década, y antes Japón y Corea, no han dejado el desarrollo en manos del “libre mercado”, sino que han promovido industrias, apoyado su educación y favorecido una mejor distribución del ingreso.
www.actualidadeconomica-peru.com/anteriores/ae_2008/oct2008/art_01_oct_2008.pdf -

¿De verdad Alan García cre que la crisis no nos afectará?

viernes, 3 de octubre de 2008

Este jueves 2 de octubre, el Presidente García declaró que el Perú “está libre de la crisis financiera, inmobiliaria e hipotecaria….porque tiene una economía estructurada y sólida… y porque cuenta con un stock de divisas e inversiones comprometidas y crecientes”. Nada más falso.
De hecho, los efectos de la crisis internacional sobre la economía peruana ya se empezaron a sentir, sólo que todavía no llegan a los hogares. El cobre, que llegó a valer 4 dólares la onza, hoy solo vale 2.80. Las industrias de exportación empiezan a sentir la pegada de la menor demanda externa. El BCR ya ha tenido que sacar 2,700 millones de dólares de sus reservas, porque los capitales se están yendo del país.

Todavía no sabemos la magnitud de los efectos de esta crisis internacional sobre el Perú. Si estamos a mitad del terremoto, ¿cómo vamos a saber cuánto son los daños? Espérense unos meses a que termine este terremoto financiero internacional y allí podremos saber. Pero de que habrá efectos sobre el Perú, los habrá y no serán pequeños.

Sobretodo, porque la política económica de los dos primeros años de este gobierno nos ha puesto en una situación muy vulnerable. Dejó que las ganancias extraordinarias producidas por el boom de precios de las materias primas, como el cobre, se las llevaran mayoritariamente las empresas mineras y petroleras, en vez de aprovecharlas para lanzar las reformas requeridas en educación, salud, justicia y seguridad ciudadana. No ha ordenado la distribución del canon, multiplicando conflictos entre regiones y generando, en algunas provincias altamente favorecidas, booms artificiales que ahora se van a deshacer como burbujas en el aire. Con el TLC, nos ha enganchado a una economía en recesión y en declive. Favoreció que los bancos peruanos se endeudaran a corto plazo por 6 mil millones de dólares del exterior, lo que pone a nuestro sistema financiero y nuestra economía en situación muy vulnerable si esos capitales se van. Ha elevado el tope de inversiones de las AFPs al exterior, justamente cuando necesitamos preservar que los capitales se queden en el país.

Es verdad que por otro lado tenemos bastantes reservas internacionales. Ojalá sean suficientes para resistir los embates de la crisis internacional, pero eso no está para nada asegurado: el BCR ha perdido el 10% de sus reservas disponles (posición de cambio en menos de un mes, así que a este ritmo, no duramos un año. Este gobierno ha aplicado irresponsablemente políticas financieras de “libre mercado” similares a las que han incubado la crisis financiera internacional. Las palabras de Alan García de que todo está bien, son igualitas a las que dijo Bush unas semanas atrás. Hasta que todo su castillo de naipes se derrumbó.

Las políticas fondomonetaristas que está aplicando el ministro Valdivieso, proveniente del FMI, tampoco auguran nada bueno. El recorte del gasto público se está dando con toda fuerza, afectando el gasto social y las inversiones regionales. Mientras tanto, ningún ajuste sobre mineros que nadan en nuestro oro o financistas irresponsables.

Alan García es tan inconsistente, que hace pocos meses decía que todo el problema de la inflación era culpa de afuera, del exterior. Ahora resulta que lo que pasa afuera, no nos afecta para nada. ¿Cómo creerle?

Ojalá que las palabras de García sólo sean un poco de demagogia y de un engaña muchachos. Porque si de verdad cree lo que dice, y no está preparando a su gobierno para enfrentar la crisis, se nos va a venir muy fea la cosa.

¿De verdad Alan García cree que la crisis no nos afectará?

Este jueves 2 de octubre, el Presidente García declaró que el Perú “está libre de la crisis financiera, inmobiliaria e hipotecaria….porque tiene una economía estructurada y sólida… y porque cuenta con un stock de divisas e inversiones comprometidas y crecientes”. Nada más falso.

De hecho, los efectos de la crisis internacional sobre la economía peruana ya se empezaron a sentir, sólo que todavía no llegan a los hogares. El cobre, que llegó a valer 4 dólares la onza, hoy solo vale 2.80. Las industrias de exportación empiezan a sentir la pegada de la menor demanda externa. El BCR ya ha tenido que sacar 2,700 millones de dólares de sus reservas, porque los capitales se están yendo del país.

Todavía no sabemos la magnitud de los efectos de esta crisis internacional sobre el Perú. Si estamos a mitad del terremoto, ¿cómo vamos a saber cuánto son los daños? Espérense unos meses a que termine este terremoto financiero internacional y allí podremos saber. Pero de que habrá efectos sobre el Perú, los habrá y no serán pequeños.

Sobretodo, porque la política económica de los dos primeros años de este gobierno nos ha puesto en una situación muy vulnerable. Dejó que las ganancias extraordinarias producidas por el boom de precios de las materias primas, como el cobre, se las llevaran mayoritariamente las empresas mineras y petroleras, en vez de aprovecharlas para lanzar las reformas requeridas en educación, salud, justicia y seguridad ciudadana. No ha ordenado la distribución del canon, multiplicando conflictos entre regiones y generando, en algunas provincias altamente favorecidas, booms artificiales que ahora se van a deshacer como burbujas en el aire. Con el TLC, nos ha enganchado a una economía en recesión y en declive. Favoreció que los bancos peruanos se endeudaran a corto plazo por 6 mil millones de dólares del exterior, lo que pone a nuestro sistema financiero y nuestra economía en situación muy vulnerable si esos capitales se van. Ha elevado el tope de inversiones de las AFPs al exterior, justamente cuando necesitamos preservar que los capitales se queden en el país.

Es verdad que por otro lado tenemos bastantes reservas internacionales. Ojalá sean suficientes para resistir los embates de la crisis internacional, pero eso no está para nada asegurado: el BCR ha perdido el 10% de sus reservas disponles (posición de cambio en menos de un mes, así que a este ritmo, no duramos un año. Este gobierno ha aplicado irresponsablemente políticas financieras de “libre mercado” similares a las que han incubado la crisis financiera internacional. Las palabras de Alan García de que todo está bien, son igualitas a las que dijo Bush unas semanas atrás. Hasta que todo su castillo de naipes se derrumbó.

Las políticas fondomonetaristas que está aplicando el ministro Valdivieso, proveniente del FMI, tampoco auguran nada bueno. El recorte del gasto público se está dando con toda fuerza, afectando el gasto social y las inversiones regionales. Mientras tanto, ningún ajuste sobre mineros que nadan en nuestro oro o financistas irresponsables.

Alan García es tan inconsistente, que hace pocos meses decía que todo el problema de la inflación era culpa de afuera, del exterior. Ahora resulta que lo que pasa afuera, no nos afecta para nada. ¿Cómo creerle?

Ojalá que las palabras de García sólo sean un poco de demagogia y de un engaña muchachos. Porque si de verdad cree lo que dice, y no está preparando a su gobierno para enfrentar la crisis, se nos va a venir muy fea la cosa.
Publicado en CNR

Propuesta de plan antiinflacionario popular

jueves, 2 de octubre de 2008

Ante el aumento de la inflación y su impacto sobre los bolsillos populares, es necesario proponerse un plan alternativo al que está implementando el nuevo ministro del Alan García y el FMI Luis Valdivieso. Muchas otras políticas deben cambiarse en el Perú, éstas solo contemplan aquellas relacionadas al objetivo de controlar la inflación.

Las causas de la inflación son externas e internas, ambas. La inflación interna se debe al aumento excesivo de la demanda interna. El crecimiento de ingresos y consumo de los últimos años ha sido muy grande para los sectores de altos ingresos, y la mayor demanda de estos grupos está elevando los precios, afectando así a los trabajadores y sectores populares en general.

Por ello, hay que ajustar a los grandes capitales y los sectores de altos ingresos con un conjunto articulado de políticas. En el terreno de la regulación de la moneda y el crédito, convendría:
o Elevar los encajes a entrada de capitales (préstamos a la banca) del exterior.
o Elevar las tasas de interés del BCR, hoy negativas en términos reales.
o Regular de manera más estricta los créditos de consumo e hipotecarios en dólares.
Por el lado del presupuesto público, se puede elevar el superávit fiscal para reducir la demanda agregada, pero sin los recortes al gasto social que va a hacer el gobierno, mediante:
o Un impuesto a las sobreganancias mineras y ganancias en bolsa de valores.
o Elevación de impuesto a la renta a los sectores de altos ingresos.
o Elevación de impuestos a productos de lujo (carros de lujo, yates, etc).
o Eliminación del subsidio a los combustibles que reciben las empresas mineras.
o Aumentar el gasto social, en infraestructura y en inversiones descentralizadas, financiado con estos ingresos adicionales, dentro de la mayor meta de superávit.

Esto debiera complementarse con políticas para sostener el crecimiento económico y reducir las presiones inflacionarias en el mediano plazo, como:
o Priorizar las inversiones públicas en infraestructura (carreteras y puertos).
o Asegurar un abastecimiento de energía (gas y electricidad) a precios competitivos.
o Priorizar las políticas de promoción agropecuaria, en particular hacia los pequeños productores y comunidades campesinas y nativas.
o Establecer una protección arancelaria adecuada para la industria nacional.

Finalmente, deben plantearse políticas sociales para defender a los pobres de la inflación y generar capital humano que sostenga un crecimiento futuro, tales como:
o Aumento del presupuesto de los programas sociales, para cubrir el alza de los precios y la ayuda adicional que debe darse a las familias.
o Avanzar hacia el aseguramiento universal en salud, para que las familias pobres no tengan que pagar cuando tienen un problema de salud.
o Aumento del salario mínimo.
o Reajuste de salarios mediante el restablecimiento de los derechos a la sindicalización y la negociación colectiva, negados en la práctica al permitirse los despidos de dirigentes y las services.

Con estas medidas se puede controlar la inflación, mantener el crecimiento y mejorar las condiciones de vida de los pobres. Es sólo cuestión de una decisión política de gobernar para las mayorías y no para el FMI.