Fusión de Programas Sociales: Reorganización sin rumbo

lunes, 5 de febrero de 2007

El gobierno anuncia la fusión de los programas sociales. Según ha resaltado el propio Presidente, la principal virtud de la medida sería ahorrarle plata al Estado, afirmando - ¿será verdad? no hay evidencia alguna – que se ahorrarían de 100 a 200 millones de soles. Curiosamente, respecto de esta medida ni el presidente García ni sus ministros han dicho nada respecto de lo más importante: como avanzar hacia el objetivo de aliviar y reducir la pobreza, que es la razón de ser de estos programas sociales.

Así, una pregunta elemental en relación a esta medida que no ha sido contestada es: ¿a qué se dedicarán los 200, 100, 50 o 20 millones de soles que se ahorrarán? ¿En aviones de guerra o en salud, educación y cuidado para los niños? ¿En mantener exoneraciones tributarias a quienes ganan en la bolsa de valores, o en promover a los campesinos mejorar sus productividad y sus ingresos?

El mensaje presidencial de ahorro de recursos está vinculado a la idea de eficiencia. La eficiencia es un concepto que relaciona los recursos que se utilizan (máquinas, personas, materiales, usualmente expresados en dinero) con lo que se producen con esos recursos. Pero la eficiencia siempre se puede ver de estas dos maneras, que según la teoría económica son equivalentes: 1. Ser eficiente es utilizar los menores recursos posibles para lograr un determinado objetivo; 2: Ser eficiente es lograr lo máximo posible con los recursos que se tienen.

La idea común es ambas miradas es producir lo más posible con los menores recursos posibles. Lograr lo más con lo menos. Lo cierto, sin embargo, es que aunque las dos miradas pueden en cierto sentido ser lo mismo, muchas veces son muy distintas. Porque es muy diferente si la idea de fusionar programas sociales es que estos mantengan los pobres resultados, coberturas y beneficios que tienen hoy, y el estado se ahorre veinte millones de soles de ahorro (el mismo objetivo con menos recursos), o si la idea es que los programas sociales sean más eficaces y puedan llegar a más peruanos pobres y darles una ayuda mucho más importante (los mismos recursos logrando mayores resultados). Análogamente, es muy distinto si queremos que el deporte peruano siga como está pero gastando menos en él, o queremos llegar al próximo mundial; si queremos que las pistas y carreteras sigan llenas de huecos ahorrándonos plata hoy mal gastada o si queremos que estén mejor mantenidas.

No sólo las dos cosas son muy distintas, sino que tienen implicancias y efectos muy distintos sobre otros efectos de la política. El énfasis en el ahorro de recursos resalta y se vincula con la idea de que no es necesario gastar más en los programas sociales y de lucha contra la pobreza, y más bien de que necesitamos un estado austero limitado, de corta mirada y estrechos objetivos: será el crecimiento económico por sí solo el que logre el desarrollo y la reducción de la pobreza, el mercado lo resolverá. Si la fusión de los programas tuviera como objetivo avanzar más en reducir la pobreza, la idea de hacer más eficaz la acción del estado tendría que ir acompañada de una discusión acerca del necesario aumento del presupuesto público destinado a este fin, de las estrategias necesarias a aplicar y de cómo orientar hacia este objetivo el propio crecimiento económico y la acción de los distintos agentes sociales.

El anuncio presidencial privilegia una de estas miradas la del ahorro de recursos. Esto se debe a su relación privilegiada con una tecnocracia........., y sobretodo a que hasta el momento el gobierno no tiene claro hacia donde orientar los programas sociales y qué estrategia seguir con ellos. En efecto, hay poca estructuración de una política social y de lucha contra la pobreza. La estrategia social consiste de varias iniciativas en distintos frentes, sin una coordinación importante. El “Comité Interministerial de Asuntos Sociales” no funciona y el “Comando Conjunto” de Lucha contra la Pobreza se ha ido diluyendo, careciendo de un mandato claro y de un responsable político de alto nivel.

Los ministerios más propiamente “sociales”, a saber salud y MIMDES, son los que menos iniciativa política tienen. Las principales iniciativas políticas en el área social provienen de otros ministerios o actores: “Agua para todos” en el Ministerio de Vivienda con Hernán Garrido-Lecca Y “Sierra exportadora” con un organismo especial encabezado por Gastón Benza. Claramente, hay la estrategia de otorgar un rol fundamental en las políticas sociales a los empresarios. Tanto la historia empresarial de Garrido-Lecca y de Benza, como el propio diseño de sus programas, que operan fundamentalmente mediante empresas privadas, tienen este sentido. Hay una evidente desconfianza del gobierno en el aparato estatal, el funcionariado público y las ONGs y organizaciones sociales, como posibles actores fundamentales de una política asocial.

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